Inmigrantes centroamericanos se unen al debate sobre la integración económica

Inmigrantes centroamericanos se unen al debate sobre
la integración económica
por Oscar Chacón
| 8 de agosto de 2003

 
El doce de mayo, en preparación para la cuarta ronda de negociaciones hacia un Tratado de Libre Comercio (TLC) Estados Unidos-Centroamérica, un gran contingente de la oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos y delegaciones más pequeñas de los Ministerios de Economía centroamericanos empezaron a llenar los salones de hoteles de la lujosa zona diez de la ciudad de Guatemala. En medio de recepciones y conferencias de prensa, discutieron los detalles de cómo allanarle el camino a los flujos de capital y bienes en la región.
El mismo día, llegó de Estados Unidos, una delegación
más pequeña de líderes inmigrantes centroamericanos con
el fin de presentar una visión muy distinta de la integración
regional.
La delegación de cinco personas provenientes de Houston, New York,
Chicago, y Miami, dio a conocer sus preocupaciones sobre el ritmo y contenido
de la propuesta del TLC Centroamericano. Su presencia en Guatemala, representó
un enorme paso en el proceso de participación política, la cual
es cada vez es mas profundo con respeto a las políticas que impactan
a sus comunidades, tanto en los E.U. como en sus países de origen.
A lo largo de las décadas pasadas, América se ha convertido
en un hemisferio de inmigrantes, los cuales son una clara manifestación
de los problemas de los modelos actuales de globalización, pero también
constituyen una fuerza potencialmente poderosa de reforma y alternativas.
Se estima que la población actual de centroamericanos en los EU
oscila entre 1.75 y 4 millones de personas. Sin duda, los flujos migratorios
constituyen uno de los elementos fundamentales de la relación económica
y social entre los Estados Unidos y Centroamérica. Estos inmigrantes
envían aproximadamente $5,500 millones a sus comunidades de origen
en forma de remesas familiares, las cuales se han convertido en la fuente
más grande de apoyo externo para la región.
Aunque han recibido poca atención por parte de quienes crean las
políticas en la región, e incluso de las expresiones organizadas
de la sociedad civil, las comunidades de inmigrantes centroamericanas han
acumulado un conjunto de experiencias inusuales y han desarrollado intereses
distintos y de mucha importancia para los procesos de integración económica
regional. Sus números cada día más grandes, son un testimonio
del fracaso de los modelos económicos actuales en lo referente a generar
oportunidades de vida digna y sustentable para la mayoría de centroamericanos.
Las perspectivas de estas comunidades en relación a los procesos de
integración regional van mas allá de las tradicionales posiciones
a favor o en contra de los TLC.
Para muchos inmigrantes centroamericanos que viven en los EU, las discusiones
actuales de integración regional parten de una concepción parcial,
en la que el enfoque es prácticamente exclusivo de los temas comercio
e inversión. Después de experimentar diez años bajo el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), muchas ciudades
mexicanas se encuentran inundadas de migrantes provenientes del campo. Por
otro lado, de tres a seis millones de mexicanos todavía viven en condiciones
de constante incertidumbre como inmigrantes indocumentados en los EU. Los
gobiernos de la región no han elaborado políticas integrales
para abordar estos niveles crecientes de migración, ni tampoco han
examinado la causa de raíz del fenómeno: la falta de oportunidad.
Esta falta de tratamiento de una de las consecuencias más prominentes
de la integración regional es muy costosa para los millones de inmigrantes
centroamericanos, quienes viven y laboran bajo condiciones precarias en los
EU. Todos los inmigrantes centroamericanos, incluso los indocumentados, pagan
impuestos. Su trabajo contribuyó al crecimiento sin precedentes de
la economía de los EU durante los años noventa. Sin embargo,
los centroamericanos indocumentados que radican en EU no cuentan con protecciones
laborales básicas, ni tampoco pueden viajar libremente a ver familiares
en sus países de origen. Cerca de 500 mil inmigrantes indocumentados
provenientes de Nicaragua, Honduras, y El Salvador, están actualmente
protegidos de la deportación y reciben permisos de empleo bajo programas
especiales de estatus de protección temporal (TPS, por sus signos en
ingles) para estos nacionales. Al igual que los indocumentados, estas personas
no pueden salir de los EU. La renovación anual de este programa está
sujeta a la discreción de la rama ejecutiva del gobierno estadounidense,
y no representa una solución adecuada de largo plazo para la relación
migratoria entre Centroamérica y los EU.
Los inmigrantes centroamericanos están empezando a organizarse con
el fin de pedir que tanto los gobiernos de sus países de origen como
el de su país de residencia consideren sus necesidades en el marco
de una re-formulación de la relación económica entre
los EU y Centroamérica.
La agenda que presentan ante las negociaciones del TLC es de múltiples
facetas. Primero, piden un nuevo régimen político y legal que
regule el movimiento de personas entre Centroamérica y los EU. Segundo,
como comunidades transnacionales que han sido y siguen siendo impactadas por
la implementación de un modelo económico orientado hacia las
exportaciones en Centroamérica, presentan una critica sustantiva del
TLC, así como principios básicos que deben de guiar el proceso.
La delegación de líderes inmigrantes centroamericanos hizo
público la siguiente proclamación el 12 de mayo en Guatemala:

"Hoy, los ministros de economía de la región Centroamericana
darán inicio a la cuarta ronda de negociaciones hacia un acuerdo de
libre comercio entre cinco países centroamericanos y los Estados Unidos.
El calendario de negociaciones pretende llegar a un acuerdo final para noviembre
de este año. Los gobiernos han prometido que la integración
económica traerá beneficios múltiples para la región.
Sin embargo, desde la perspectiva de los emigrantes centroamericanos, quienes
hoy por hoy representan la más importante fuente de ayuda externa para
América Central, el prospecto de un acuerdo comercial con los Estados
Unidos presenta una oportunidad importante de avanzar en muchos otros aspectos
de la cada vez más interrelacionada relación con los Estados
Unidos. En particular, para los emigrantes que vivimos en los Estados Unidos,
es muy preocupante que la relación migratoria entre nuestros países
y los Estados Unidos, no sea una parte integral de este proceso.
Un proceso de integración verdaderamente beneficioso entre los Estados
Unidos de América y la región centroamericana requeriría,
entre otras cosas, de un nuevo régimen legal que regule de una manera
justa, realista y de conveniencia mutua las relaciones migratorias entre los
países de América Central y los Estados Unidos. Dicho régimen
debería abordar y resolver satisfactoriamente lo siguiente:

La condición migratoria de todos los centroamericanos que residen
en los Estados Unidos pero que no son residentes permanentes o ciudadanos
de los Estados Unidos.
La situación de miles de peticiones familiares hoy pendientes,
presentadas por centroamericanos que son residentes permanentes o ciudadanos
de los Estados Unidos que desean tener a sus familiares con ellos al más
breve plazo posible.
Los flujos migratorios futuros entre América Central y los Estados
Unidos que sucederían en adición a lo implicado en el punto
anterior.

Como comunidades transnacionales con nuestras raíces en la región
centroamericana, también estamos muy preocupadas por los riesgos que
un tratado comercial y de inversión con los Estados Unidos podría
representar para el bienestar de la población centroamericana, si dichos
tratados conllevan únicamente a la profundización de las políticas
económicas ahora vigentes, las cuales han fallado en crear un ambiente
de oportunidad económica digna y justa para la mayoría de ciudadanos
centroamericanos. Precisamente estas condiciones han conllevado a los patrones
de emigración que hoy existen.
Específicamente, creemos que un acuerdo de integración regional
con los Estados Unidos tendría que incorporar los siguientes principios:

Que las políticas agrícolas apoyen y promuevan el sector
rural y que eviten el desplazamiento que ha sufrido los pequeños productores
en México después de casi diez años de NAFTA. En ausencia
de un plan integral de desarrollo, y sin un acuerdo adecuado para el libre
movimiento de la fuerza laboral, el futuro de las familias que podrían
ser desplazadas por los cambios en el campo es sumamente preocupante.
Que las políticas relacionadas a la provisión de servicios
garanticen la protección de los consumidores, el acceso y la calidad
de los servicios básicos. La tendencia en las negociaciones actuales
de CAFTA es de poner casi todos los servicios a competir en el mercado libre.
En la práctica, implicaría la privatización de servicios
como son: salud, agua, telecomunicaciones, etc. La decisión de privatizar
o no a un sector debe estar sujeta a un debate abierto y democrático
en cada país.
Que haya más transparencia en la negociación de los acuerdos
y en todos los aspectos de la administración publica. Hasta la fecha,
las negociaciones han sido poco transparentes y su calendario acelerado dificulta
una revisión democrática.
Que la integración regional incluye la promoción del desarrollo
integral (económico, político, social, cultural, etc.) participativo,
desde las bases. Sin gozar de la protección de los derechos básicos,
incluyendo los derechos laborales y el derecho a un medio ambiente sano, no
se puede crear una base para el desarrollo sostenible y digno.
Que las negociaciones se extiendan hasta que estos puntos se resuelven
por medio de un verdadero diálogo democrático entre los ciudadanos
de la región y sus gobiernos.

Manifestamos nuestra inquietud con el sistema actual de integración
económica que CAFTA se propone ampliar. Si el resultado de CAFTA fuese
una polarización aún más profunda entre ricos y pobres
en la región, esto podría conllevar a condiciones de inseguridad
e incluso violencia, lo cual sería una tragedia para la región.
Miembros de la Delegación:
Bernardo Villela, CONGUATE, Miami, Florida
Oscar Chacón, EnlacesAmérica, Chicago, IL
Marlon González, Agencia Guatemalteca para la Unidad y la Información
(GUIA), Miami, FL
Teodoro Aguiluz, Red Nacional Salvadoreña Americana (SANN), Houston,
TX
Pablo Gómez, Coalición Garífona, Bronx, NY

La iniciativa, por parte de lideres inmigrantes, de insertarse en foros
regionales de formulación de política como actores con sus propias
necesidades es un fenómeno nuevo, y resulta sumamente molesto para
gobiernos que no están acostumbrados a que estas comunidades les hagan
demandas.
Los inmigrantes han experimentado en carne propia los efectos devastadores
del modelo económico que se está implementando en la región
actualmente. Estas comunidades necesitan oportunidades para educarse sobre
los detalles específicos de estas políticas, así como
del conocimiento y destreza necesaria para su capacitación institucional.
Estas comunidades no necesitan ser convencidas de que el modelo actual de
desarrollo económico tiene fallas estructurales o de la inviabilidad
de largo plazo de tal modelo.
Mientras la delegación de líderes centroamericanos se preparaba
para regresar de Guatemala, los participantes empezaron a planificar el papel
que asumirán ante las próximas rondas de negociaciones, pero
el tiempo es corto, y el trabajo es de enormes proporciones.
Las actividades de capacitación sobre los aspectos básicos
a cerca del comercio y la integración han dado inicio recientemente.
Miembros de varias organizaciones y redes dirigidas por inmigrantes empezaron
hace poco a reunirse con regularidad para formular posiciones conjuntas con
respeto a temas de política. Y mientras se inician los esfuerzos de
educación publica, el proceso del TLC-Centroamérica avanza a
un ritmo sin precedentes, con las negociaciones del Área de Libre Comercio
de América (ALCA) más cerca que nunca.
Sin embargo, estos líderes inmigrantes mantienen su convicción:
las comunidades inmigrantes no pueden quedarse calladas mientras se desarrollen
estas políticas de integración regional. El TLC con Centroamérica
establecerá una base para negociaciones más amplias sobre ALCA.
Las comunidades migrantes ya tienen un peso económico muy relevante
en la región. Si logran desarrollar una fuerza política correspondiente,
quizá se podría concebir y promover un nuevo tipo de integración–uno
que incluya mecanismos para la migración segura y humana, la protección
de derechos humanos, salvaguardias medioambientales y la creación de
oportunidades dignas para poblaciones rurales y urbanas en toda la región.
Oscar Chacón < info@enlacesamerica.org >
es el Director de EnlacesAméricas y colaborador frecuente con el Programa
de las Américas.
 
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Cita recomendada:
Oscar Chacón, "Inmigrantes centroamericanos se unen al debate
sobre la integración económica" Programa de las Américas
(Silver City, NM: Interhemispheric Resource Center, 8 de agosto de 2003).
Ubicación
en Internet:
http://www.americaspolicy.org/citizen-action/focus/sp-0308cafta.html

 

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