Los movimientos sociales en El Caribe

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Los movimientos sociales en El Caribe
Pedro Franco |
10 de julio de 2002
Nota del editor: Este articulo originalmente apareció en el
sitio web ALAI-América Latina en Movimiento ( www.alainet.org )
y aparece aquí por cortesía de la misma.

En el despunte del tercer milenio, el tema de los movimientos sociales ha mantenido y recobrado gran interés en América Latina, el Caribe y el mundo, pese a la llamada crisis de paradigmas suscitada bajo los augurios de un supuesto fin de la historia y de las ideologías.

Los más trascendentes acontecimientos que siguieron a la postguerra
(1945) legitimaron la afirmación de los movimientos sociales como
nuevos sujetos del acontecer político-social. La lucha por la completa
descolonización y la liberación nacional entró en
auge incontenible, mientras la emancipación y los derechos de la
mujer, contra la segregación racial, por los derechos civiles,
laborales y por la tierra encontraron unos nuevos parámetros de
redimensión.
Hacia una comprensión del Caribe
Desde fuera de nuestra zona geográfica, generalmente cuando se
habla del Caribe se obvia que somos un gran número de islas, de
las cuales algunos países son independientes mientras otros son
todavía posesiones coloniales. Y es que se ignoran muchas cosas
sobre nuestra tierra, en virtud de las fronteras que nos han mantenido
separados a nosotros mismos y las que nos distancian de los demás
países.
Esta situación ha sido aprovechada por las potencias coloniales
y neocoloniales para mantener su dominación, lo que se expresa
en las formas en que se producen los procesos autonómicos, a casi
200 años de la revolución haitiana: a inicios y mediados
del siglo XIX Haití y República Dominicana conquistan su
independencia, Puerto Rico lo intenta en Lares y junto con él Cuba,
pero, más afortunada, espera hasta la despedida de ese siglo para
culminar exitoso este proceso que deshace las ataduras de la opresión
nacional en 1959.
El ejemplo de Haití lleva a Francia a reformular su política
colonial en el Caribe al extremo que hasta el presente ha impedido que
los movimientos emancipadores se coronen con la victoria.
Inglaterra, por su parte, ha jugado con la llamada Comunidad de Naciones,
conforme a la cual unos 12 países se han declarado independientes,
pero reconocen a la Reina Isabel II como jefa de dicha comunidad, mientras
otros permanecen con su viejo estatus colonial.
Holanda mantiene una presencia colonial cada vez más buscando
el acercamiento a la visión inglesa, aunque limitada a una supuesta
autonomía, como sucede actualmente con Aruba, a la cual han querido
separar de sus islas hermanas de Curazao y Bonaire que en conjunto conforman
una nación que lucha por recuperar su dignidad, su idioma (el papiamentu)
e identidad nacional, en la lucha resuelta y creciente en pro de la independencia
total.
Solo en este contexto se pueden analizar los movimientos sociales que
en el presente se desarrollan en el Caribe, donde la lucha por la independencia
y la soberanía se mancomuna con las demandas económicas,
sociales y culturales de los pueblos.
Algunas precisiones
1. Varias islas son todavía posesiones coloniales. Ello pone en
el tapete la vigencia de la lucha política por la independencia
y la autodeterminación de las naciones caribeñas, esfuerzo
que, como lo ha demostrado la lucha de Vieques y la Telefónica
en Puerto Rico, debe ser abordado desde una perspectiva de movimiento
político-social. Es decir, la lucha económico-social o reivindicativa,
si se desarrolla consecuentemente, no puede estar desvinculada de la lucha
política por la autodeterminación nacional.
2. La problemática de la deuda externa, la continuidad de ese
endeudamiento y cómo limita la situación de la soberanía
de las naciones, en el marco del esquema neoliberal, se convierte en una
bandera del movimiento político avanzado y del movimiento social,
particularmente en los países “independientes”.
3. Uno de los movimientos más extendido en el Caribe es el ambientalista,
el cual tiene varias vertientes. Las costas sufren todo tipo de contaminación,
mientras las aguas del Caribe son un zafacón sin fondo de los desechos
de todas clases y puente para el tránsito de basuras y residuos,
incluyendo material atómico, lo que coloca la situación
y el movimiento ambiental en lugares prioritarios. Es necesario tomar
en cuenta también las catastróficas consecuencias que para
las islas representa el efecto invernadero y la gran deuda social y ecológica
acumulada por las potencias imperialistas en la región.
4. La situación de la población urbana, las deficiencias
del sistema urbano en cumplir su rol de organizar la vida urbana y resolver
a favor de los pobladores, situación de los servicios, la profundización
de la pobreza que en los países, particularmente en Haití
y en la República Dominicana, pone en el escenario los movimientos
sociales urbanos.
5. La no realización de una reforma agraria y la persistencia
de una importante población rural subraya la importancia del movimiento
campesino.
6. El movimiento sindical, muy maleado por las políticas estatales
y del empresariado, ha descuidado su rol en toda la región, pero
todavía persiste su espacio natural. Particularmente en los países
coloniales el movimiento sindical acusa un carácter progresista
e independentista, como se puede observar en Puerto Rico, Martinica, Curazao,
entre otros.
7. Es necesario reseñar la importancia del movimiento juvenil
en el Caribe, especialmente del movimiento estudiantil, del cual no solamente
surgieron los principales líderes de avanzada, sino que como tal
ha protagonizado importantísimos movimientos. En la lucha actual
por la independencia de Puerto Rico encontramos a la juventud estudiantil
desempeñando un papel protagónico, habiendo sido muchos
de ellos encarcelados y expulsados de la universidad por escenificar acciones
de desobediencia civil. La mujer caribeña ha jugado, igualmente,
un rol muy importante en las luchas libertarias, especialmente en la República
Dominicana, desde la lucha independentista (1844) hasta la lucha contra
la intervención norteamericana de 1965, en Puerto Rico, Nicaragua,
El Salvador y otros países.

Los movimientos sociales
Al igual que en otras regiones, en el Caribe nos encontramos con movimientos
sociales clasistas y policlasistas; políticos y reivindicativos;
sectoriales y territoriales (locales, regionales, nacionales, rurales
y urbanos).
Como hemos visto, en el Caribe desde hace más de 500 años
se ha venido sosteniendo una lucha y resistencia titánicas contra
la opresión social y política. La comunicación interna
fue obstaculizada conforme los intereses de las potencias coloniales,
estableciendo unas fronteras a veces imperceptibles pero que efectivamente
nos han separado impidiendo nuestra acción conjunta.
Las luchas protagonizadas por los movimientos sociales de hoy tienen
su referencia en la resistencia del pasado, “como el fruto en la
flor”.
Existen muchos ejemplos solidarios: Juan Pablo Duarte, organizador de
la lucha independentista dominicana buscó solidaridad en Curazao
y Saint Thomas. Patriotas puertorriqueños, cubanos y dominicanos
lucharon por constituir la Confederación Antillana, basándose
en el ejemplo legendario que encabezaron Bolívar y San Martín.
Betances, Hostos, Luperón y Martí sobresalen en estos empeños
libertarios caribeños, continuados desde el istmo por la titánica
lucha de Sandino y Farabundo Martí. El Caribe nunca ha dejado de
luchar.
Los movimientos sociales contemporáneos en el Caribe, al inicio
del tercer milenio, no olvidan ni relegan las banderas pendientes de las
luchas pasadas pero llenan su accionar de porvenir.
En la República Dominicana, tras el ajusticiamiento del tirano
Rafael L. Trujillo en 1961 la lucha política y social encuentra
un importante espacio, en virtud de los largos años carentes de
todo tipo de libertades. Se escribieron epopeyas de luchas políticas,
desde las guerrillas hasta las de resistencia a la intervención
norteamericana, como también las luchas sociales protagonizadas
por los trabajadores y la juventud urbana, fundamentalmente.
Movimientos en los años 80 y 90
Los efectos de las políticas neoliberales implementadas desde
inicios de los años 80 bajo el patrocinio de los EE.UU. y los países
industrializados se sintieron inmediatamente en los países caribeños,
especialmente en República Dominicana, en Haití y otras
islas. El endeudamiento del Caribe llegó en los 80 al 5% del de
América Latina. Importantes acontecimientos políticos se
producen en Haití donde las masas enfrentan y hacen huir a los
Duvalier; Grenada es intervenida por los Yanquis; Cuba sigue resistiendo
al imperialismo, mientras Puerto Rico sigue su titánica lucha en
pro de la independencia, al igual que otras islas y territorios bajo la
opresión imperiales de Inglaterra, Francia y Holanda.
Los ajustes económicos y el peso de la deuda externa pasaron a
jugar un papel clave. Profundizaron la pobreza y la marginalidad en una
situación donde la mayoría de la población había
sido empujada a concentrarse en las ciudades.
En estas circunstancias emergen todopoderosos los movimientos sociales
urbanos, lo que se evidencia con los movimientos en Haití, Jamaica,
República Dominicana (1983-84), Venezuela (1989), los cuales trascienden
las demandas del movimiento reivindicativo precedente (sindical y campesino)
de corte netamente economicista, y adquiere una connotación de
corte política y antiimperialista, en ocasiones.
Movimientos contemporáneos
En el presente vivimos en el Caribe inmersos en un cúmulo de problemas,
y éstos a su vez dan pie a una gran variedad de movimientos. En
los 60 y 70 los movimientos sociales, como ya hemos visto, fueron fundamentalmente
de corte político. Desde los 80 hasta la contemporaneidad que nos
impone el tercer milenio tenemos que afirmar que la lucha de los movimientos
sociales en nuestros países caribeños, sin desconocer las
luchas laborales y sociales, en lo fundamental ha sido una lucha política
por la independencia y la autodeterminación, en virtud de ser pisoteados
en nuestra dignidad por el imperialismo yanqui y el neocolonialismo de
las viejas potencias europeas.
Vista esta particularidad en la historicidad, es preciso analizar el
marco en que accionan los movimientos sociales de hoy.
Las políticas neoliberales impuestas en nuestros países,
los modelos de economías de servicios que prácticamente
obligan a descartar la posibilidad de desarrollo industrial autónomo,
adhiriendo nuevos hilos de la dependencia a través del turismo
y las zonas francas.
En este teatro neocolonial de la dominación debe analizarse el
papel que juega la política de libre comercio, la cual procura
derrumbar las fronteras y permitir el libre acceso de los productos extranjeros,
conforme a la visión de proclamar en el 2005 la llamada Área
de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
La política de los bloques comerciales representa una nueva redistribución
del mundo entre las potencias colonialistas: Asia para Japón, mientras
EE.UU y la Unión Europea luchan por repartirse a nuestro continente.
Es ahí donde se explica la creación del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN ), el Mercado Común
Centroamericano, el MERCOSUR y los afanes por imponer esta lógica
al CARICOM, mientras se avanzan otros niveles de coordinación,
que reintroducen la lógica imperial de la “coordinación”
de planes militares.
No obstante todos los niveles de integración desde arriba, subsiste
la misma situación de desconocimiento del derecho a la autodeterminación
de las naciones por las potencias, la polarización, la explotación,
la opresión y las desigualdades sociales que conllevan a la profundización
de la pobreza, mientras que el libre tránsito de las personas en
el Caribe es obstaculizado por las mismas potencias que promueven la globalización
como un supuesto estadio donde se verifique el tránsito “sin
necesidad de fronteras nacionales”, tránsito concebido de
norte a sur y reducido a las mercancías .

Los movimientos dominicanos
Queremos terminar estas líneas, significando que los movimientos
sociales tienen una historia en República Dominicana. Inicialmente
motorizado por el movimiento sindical el cual, en sus inicios en los años
40 y en los 60, estuvo alejado de las orientaciones economicistas, en
su núcleo más combativo, fue capaz de mancomunar lo político
y lo económico.
Para comprender el desarrollo de los movimientos sociales dominicanos
es preciso tener presente una serie de situaciones, como son las siguientes:
El surgimiento de las primeras organizaciones clasistas durante y en oposición
al régimen de Trujillo, la multiplicidad de éstas al ser
ajusticiado el sátrapa (1961); la intervención yanqui (1965)
y la activa participación de las masas en esa guerra patria; la
organización de los Comandos Constitucionalistas; la resistencia
organizada a la dictadura de los 12 años de Joaquín Balaguer
(1966 a 1978); el papel jugado por los Clubes Culturales, las organizaciones
estudiantiles, los Comités de Amas de Casa y el movimiento sindical
y gremial; la articulación del movimiento campesino, así
como los cambios en la orientación de estos últimos, que
se produce a partir de 1978 con el arribo del PRD al gobierno; la multidivisión
que se registra; la nueva modalidad en la orientación económica,
que se produce introduciendo una economía de servicios donde el
sector financiero desplaza a los sectores que sustentaron el anterior
modelo basado en la sustitución importaciones, con lo cual se sientan
las bases para la implementación del neoliberalismo.
Es así como, desde 1983, los pobladores de las ciudades de República
Dominicana pasan a constituirse en el sujeto popular de mayor presencia,
desplazando al protagonismo que anteriormente tuvieron los movimientos
obrero y campesino, cuyas bases fueron severamente estremecidas en lo
estructural y ético-moral, demostrándose sus debilidades
para resistir el modelo político neoliberal.
Algunos datos nos muestran cómo se produce esta emergencia del
movimiento de los pobladores dominicanos. En el período 1982 a
1983, el 72 por ciento de las luchas que fueron desarrolladas eran protagonizadas
por obreros y campesinos, mientras que ya en 1987 el 68 por ciento de
las mismas pasaron a ser desarrolladas por los pobladores de las ciudades,
según estudios realizados por el Centro de Estudios de la Educación.

Los movimientos urbanos no constituyen un fenómeno extraño
Al observar la emergencia de los pobladores urbanos en República
Dominicana cometeríamos un grave error si no observamos que éste
no es un fenómeno particular, sino que se verifica en toda nuestra
América Latina en la misma medida en que la mayoría de la
población se ha ido concentrando en las ciudades, a tales niveles
que el sistema urbano no es capaz de cumplir su rol de facilitar la vida
y los servicios urbanos, lo que da pie a la denominada crisis urbana y
a la participación de los movimientos sociales urbanos.
Esto se agrava en América Latina y el Caribe en virtud de que,
como resultado de las políticas neoliberales, se ha agravado la
situación para los sectores populares, al extremo que más
de 200 millones de personas viven en la pobreza, 20 millones carecen absolutamente
de vivienda, mientras predomina la urbanización informal, según
los propios organismos del sistema.
Los gobiernos siguen endeudando a los países, pagando unos altos
servicios por concepto de la deuda, adhiriéndose a un proceso de
“integración” imperial impuesto por la OMC, y en nuestro
caso particular tratando de crear un Área de Libre Comercio de
las Américas (ALCA), que terminará anexando totalmente a
los países a EE.UU., para lo cual, ya de manera anticipada, se
está planteando también la sustitución de las monedas
nacionales por la norteamericana, lo que conducirá mañana,
seguramente, al cambio de las banderas de los países por la de
las estrellas del Tío Sam, logrando por la rendición y el
cansancio de muchos latinoamericanos y caribeños lo que no fue
posible lograr por medio de la guerra.
Pero los movimientos sociales, al igual que los que luchan desde los
territorios y posesiones coloniales como Puerto Rico, Curazao, Bonaire,
Aruba, Martinica, Guadalupe y tantas más, continúan la lucha
heroica, no solo por las reivindicaciones cotidianas, sino también
por la soberanía, la autodeterminación de los pueblos y
naciones, contra el neocolonialismo y el neoliberalismo ubicados al servicio
de las causas antipopulares en el presente.

El porvenir de nuestros pueblos
Los movimientos sociales contemporáneos señalan un lugar
para cada actor dentro del campo popular. Junto a los movimientos sociales
urbanos encontramos espacio al reposicionamiento del movimiento sindical
clasista, campesino, indígena, estudiantil, feminista, ecologista,
trabajadores de la cultura, ciudadanos, municipalistas, de liberación
nacional, lo que permite percibir en perspectiva verdaderos movimientos
político-sociales capaces de mancomunar las luchas inmediatas económico-
sociales con las tareas de abrir espacios de participación política
alternativa, en perspectiva de cristalizar las aspiraciones de contribuir
a edificar una sociedad verdaderamente humana, de justicia y participación.

El porvenir caribeño y latinoamericano se prefigura con la participación
decisiva de las mayorías excluidas de la toma de decisiones en
el ejercicio del poder político, exclusión que se extiende
en lo social y nacional.
Estos espacios van siendo conquistados día a día por los
movimientos sociales, amén de sus errores y limitaciones, de los
flujos y reflujos de la acción cotidiana, y de los retrocesos que
nos enseñan los procesos históricos.
Pedro Franco es dirigente del Consejo de Unidad Popular de República
Dominicana, organización integrante del Frente Continental de Organizaciones
Comunales. Este articulo originalmente apareció en el sitio web
ALAI-América Latina en Movimiento ( www.alainet.org )
y aparece aquí por cortesía de la misma.

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Publicado por el Programa
de las Américas del Interhemispheric Resource Center (IRC).
Cita recomendada:
Pedro Franco, “Los movimientos sociales en El Caribe,” Programa
de las Américas del IRC, (Silver City, NM: Interhemispheric Resource
Center, 10 de julio de 2002). Originalmente publicado por ALAI-América
Latina en Movimiento ( www.alainet.org ).
Locación en
el Internet de este articulo:
URL: http://www.americaspolicy.org/citizen-action/focus/020710caribe.html

 

 

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