Caracas: Sexto Foro Social Mundial

La sexta edición del Foro Social Mundial (FSM) tuvo este año cuatro sedes distintas. En dos de ellas: Bamako, Malí, y Caracas, Venezuela, los encuentros ya se efectuaron. Los otros se realizarán próximamente en Bouznika, Marruecos, y en Karachi, Pakistán.

A diferencia de los foros anteriores, la reunión de Caracas tuvo un carácter más marcadamente político-estatal, es decir, estuvo centrada en el debate sobre las estrategias de poder, la naturaleza de los gobiernos de izquierda en América Latina, la resistencia al imperialismo y la integración regional.

Esto no quiere decir que las reflexiones sobre el estado actual de los movimientos feministas, indígenas, ambientalistas, por un software libre, de comercio justo, por una comunicación alternativa, contra la deuda externa, por la diversidad sexual o a favor de una economía popular estuvieran ausentes. Sin embargo, el sello específico del foro no estuvo marcado por sus reivindicaciones.

Como ha sucedido desde la cuarta edición del FSM, realizada en Mumbai, distintos puntos de vista sobre el futuro del foro se enfrentaron en esta ocasión. De un lado, aquellos que quieren conservarlo como espacio de encuentro e intercambio de ideas y experiencias; del otro, quienes desean centralizar su funcionamiento, dotarlo de un programa y convertirlo en instrumento de coordinación para acciones comunes.

Muchas de sus discusiones estuvieron atravesadas por cuatro elementos nodales: a) la compleja relación que se ha establecido en América Latina entre movimientos populares y gobiernos progresistas; b) la naturaleza del imperialismo estadunidense; c) el sentido y alcance de la transformación en marcha en Venezuela, y d) el optimismo por el triunfo de Evo Morales en Bolivia.

Los asistentes de otros países conocieron la experiencia bolivariana, pudieron ver cómo se organizan los barrios urbanos, escucharon la visión de Hugo Chávez sobre la lucha política en la región y vivieron de manera muy directa la confrontación que tiene ese país con Washington. No fueron pocos los delegados que se sorprendieron

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