Después de muerto, Pinochet sigue digitando la política chilena. Su deceso enfrenta de nuevo a dos porciones de la sociedad chilena, a quienes festejan y a aquellos que muestran pesar. Esta división no es nueva en un país marcado por la desigualdad, el sufrimiento, los crímenes y los bajos salarios instaurados en su dictadura de 17 años. Es otro efecto del

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