Catorce años de TLCAN y la crisis de la tortilla (anotado)

El próximo enero del 2008, se liberará totalmente el comercio agropecuario entre México, Estados Unidos y Canadá, al concluir el periodo de transición del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN). Todos los productos provenientes de Estados Unidos y la mayoría de los de Canadá1 podrán entrar al país sin ningún tipo de protección, ni condicionamiento. Lo mismo debe ocurrir con las exportaciones de México hacia los otros dos países.

El TLCAN, firmado entre Estados Unidos, Canadá y México, inició su operación
el 1 de enero de 1994. El acuerdo agrícola ¾ Capítulo VII ¾ promueve la
liberalización total del comercio del sector agropecuario y forestal en la región. Entre
todos los acuerdos comerciales internacionales, los compromisos para la agricultura, establecidos en
el TLCAN entre México y Estados Unidos son los más radicales, pues incluyen la liberalización
de todo el comercio agrícola y agroalimentario en un plazo máximo de 14 años.

El TLCAN es el primer Tratado que asocia como iguales a dos países desarrollados y a uno subdesarrollado.
El sector agrícola de México presenta grandes asimetrías económicas, tecnológicas,
de factores de producción y de políticas agrícolas y recursos de apoyo a la agricultura,
frente a sus homólogos de Estados Unidos y Canadá.

Los compromisos del capítulo agrícola en el TLCAN son determinantes para
México pues aún antes de su firma se destinaban el 75.4% de las exportaciones sectoriales
a Estados Unidos y provenían de este país el 69% de las importaciones2.
Estados Unidos importó casi todos los productos que México destinó a la exportación
y aportó más de tres cuartos de las importaciones mexicanas. El comercio exterior de
México ha estado fuertemente orientado hacia Estados Unidos. En contraparte México proveía
sólo el 12% de las importaciones agrícolas de Estados Unidos y compraba el equivalente
al 7% de sus exportaciones. Las exportaciones agrícolas de Canadá a México representan
el 28% de sus exportaciones totales y las exportaciones de México a Canadá representan
el 8% de las importaciones canadienses.

En México la negociación del TLCAN se dio sin considerar a la sociedad civil. La incorporación
del sector agropecuario y forestal fue uno de los temas más polémicos debido a las profundas
asimetrías entre la agricultura mexicana y la de Estados Unidos y Canadá.

Desde 1989, México había iniciado un proceso de modernización de la agricultura "a
golpes de mercado". La apertura comercial, el retiro del Estado de la mayoría de las actividades
económicas, la reducción de los subsidios, la privatización o eliminación
de la mayoría de las empresas estatales, fueron los objetivos que orientaron la política
agrícola. Todas las reformas neoliberales impulsadas desembocaron en el TLCAN, puesto en operación
a partir de 1994. El Tratado se convirtió en "el candado que cierra la puerta e impide
dar marcha atrás a las reformas"3. Separar los efectos
de las reformas de los efectos del Tratado es prácticamente imposible.

Estados Unidos promovió el TLCAN como una medida de seguridad en sus relaciones con México
y Canadá para reforzar la estabilidad económica en ambos países y garantizar la
permanencia de las reformas de políticas y comercio logradas desde mediados de los ochenta4.
Según la primera evaluación del USDA (Departamento de agricultura de Estados Unidos según
sus siglos en inglés), uno de los principales logros del Tratado fue impedir a México
la tentación de recurrir a políticas proteccionistas durante la crisis de 19955.

El Tratado garantizó que las drásticas reformas estructurales impulsadas en la agricultura
se mantuvieran durante los catorce años de su vigencia y se consolidarán como políticas
agrícolas institucionales, a pesar de sus efectos devastadores para los productores, principalmente
para los campesinos.

México es un ejemplo histórico de los efectos que causa la liberalización agrícola
a ultranza, en un mercado agrícola internacional organizado a partir de la protección
estatal y los subsidios, en donde los precios se igualan sin importar las diferencias en costos de
producción, rendimientos o subsidios a la agricultura y dan rentas extraordinarias a quienes
pueden producir al menor costo.

Los efectos del Acuerdo Agrícola del TLCAN: 1994-2006

1. Comercio exterior y crecimiento económico

Los diseñadores de las políticas neoliberales parten del supuesto de que el aumento
del comercio internacional provoca un mayor desarrollo económico y que la apertura comercial
resulta en ganancias para todos los actores si se especializan en las áreas en las que tienen
ventajas comparativas6. Sin embargo las profundas asimetrías
de la agricultura mexicana frente a la de Estados Unidos y la de Canadá provocan que en términos
generales los principales sectores productivos ¾ granos básicos y oleaginosas, ganado,
con excepción de aves, y forestal ¾ no tengan ninguna ventaja frente a los de sus competidores.

La mayoría de los productos agropecuarios fueron liberalizados en el año 2003, pero
los productos "sensibles" ¾ que en el caso de México son el maíz, frijol
y leche en polvo descremada ¾ cuentan con una protección "extraordinaria" hasta
el 2007. Sin embargo, como veremos posteriormente el gobierno mexicano decidió favorecer a los
importadores y en muchos años no utilizó la protección a la que tienen derecho
estos tres productos. También deberán abrirse las importaciones de azúcar y alta
fructosa de maíz, que fueron objeto de una controversia comercial en el panel de la Organización
Mundial del Comercio (OMC) y las de pierna y muslo de pollo, que obtuvieron una salvaguarda especial
entre 2003 y 2007.

Estados Unidos deberá permitir las importaciones de brócoli, pepinos, espárragos,
melón, sandía, azúcar y jugo de naranja que todavía cuentan con protecciones.
El azúcar tuvo una negociación final a partir de los acuerdos paralelos, que eliminó las
ventajas para las exportaciones de México a Estados Unidos.

Al terminar el periodo de transición también termina el plazo para establecer salvaguardas
bilaterales, que operarían cuando una de las partes pudiera probar que las importaciones de
otra de las partes causan un perjuicio a la industria nacional7.

Desde el 2003 se venció la posibilidad de utilizar salvaguardas especiales con las que contaban
algunos productos agropecuarios. Las salvaguardas operaban cuando las importaciones rebasaban las cuotas
definidas y permitían aplicar el arancel existente antes del TLCAN8.
México tenía salvaguardas especiales para las importaciones de cerdos vivos, carne de
puerco, jamones, manteca, tocinos, aves, pastas de pavo y pollo, huevo, productos de papa, manzanas
frescas, extracto de café y jugo de naranja. Estados Unidos podía aplicar salvaguardas
especiales para productos hortícolas sobre bases estacionales.

El comercio exterior agropecuario ha crecido cerca de tres veces a partir de la apertura comercial.
Debido a que México había iniciado un proceso unilateral de apertura del sector agropecuario
desde mediados de los años 809, entre 1993 y 2002 las importaciones
crecieron a una mayor velocidad que las exportaciones, (con una tasa media de crecimiento anual de
7.3%, contra 4.4%) y fue sólo a partir del 2003, al cumplirse el periodo de desgravación
de diez años, que las exportaciones mexicanas aumentaron cerrando la brecha. Desde el TLCAN
México se ha convertido en el tercer mercado para los productos agropecuarios de Estados Unidos.

La balanza comercial agropecuaria y alimentaria han sido deficitarias en todos los años del
TLCAN, excepto en 1995, cuando la agropecuaria tuvo un saldo positivo gracias a que la devaluación
del peso y la recesión funcionaron como el mejor arancel. Las importaciones disminuyeron y pasaron
de 3 mil millones de dólares en 1994, a 2.5 mil millones en 1995. El superávit duró mientras
la inflación alcanzó a la devaluación y para 1996 la balanza agropecuaria volvió a
ser deficitaria.

Entre 2001 y 2004 el déficit comercial agropecuario promedió alrededor de mil millones
de dólares anuales. Sin embargo, para el 2005 hubo una reducción significativa del déficit
(-385 millones de dólares), que disminuyó aún más para 2006. En el TLCAN
las asimetrías del sector agropecuario mexicano permitían un plazo más largo de
desgravación para algunos productos sensibles, sin embargo el gobierno eliminó unilateralmente
esta protección y abrió el sector más rápido que los otros dos países.
Por esta razón, entre 2004 y 2006 el déficit agropecuario empieza a reducirse al crecer
más las exportaciones (36.4%) que las importaciones (16.3%) pues habían aumentado durante
los años previos. La balanza agropecuaria se acerca en este último año a un equilibrio
precario.

El déficit de la balanza alimentaria durante los años del TLCAN promedia los 1,300 millones
de dólares y desde el 2001 se mantiene entre los 2,000 y 2,500 millones de dólares. En
2003 el déficit alimentario alcanzó los 2,700 millones de dólares. A partir del
2004, al finalizar el periodo de transición para la mayoría de los productos, el déficit
empezó a reducirse como resultado de la apertura del mercado de Estados Unidos y Canadá a
las exportaciones mexicanas. El valor de las exportaciones aumentó en 70%, mientras las importaciones
crecieron en 42.5% entre 2003 y 2006.

Sin embargo, el crecimiento del comercio exterior agropecuario no ha significado un mayor crecimiento
del sector como lo planteaban los neoliberales. Entre 1989 y 1993, el sector creció a una tasa
promedio anual mayor que durante el periodo TLCAN (2.5% anual, contra 1.9%).

En ambos periodos el sector agropecuario creció por abajo del conjunto de la economía,
(3.1 y 2% respectivamente) pero la brecha se amplió a partir de 1996. El sector agropecuario
redujo su participación dentro del Producto Interno Bruto (pib) total de 5.8% en 1993, a 5%
trece años después.

La población ocupada en el sector primario10 se
redujo drásticamente, al pasar de 8.2 millones de personas en 1991, a 6.1 millones en el 2006,
acorde con la intención de los diseñadores de las políticas neoliberales quienes
pensaban que el desarrollo del país pasaba por la reducción de la población dedicada
a las actividades económicas del sector agropecuario y forestal. La población ocupada
en el sector primario representaba el 26.8% de la población ocupada total en 1991, pero se redujo
a representar sólo el 14.6% en el 200611.

Según una evaluación encargada por el gobierno12,
entre 1992 y 2002 hubo un vaciamiento de la población que depende de las actividades agrícolas.
El número de hogares agrícolas disminuyó de 2.3 millones en 1992 a 575 mil en
el 2002, y los que tienen ingresos mixtos pasaron de 1.5 millones a 900 mil en el mismo período.

La incapacidad de México para competir con Estados Unidos en el sector agroalimentario ha provocado
la recurrente migración de los trabajadores del campo y amenaza con extinguir la generación
de reemplazo de los actuales campesinos.

Intercambio comercial agropecuario y soberanía alimentaria

El TLCAN se firmó buscando aprovechar las oportunidades del comercio internacional
en los productos agropecuarios con ventajas comparativas para mejorar la balanza comercial deficitaria
durante los últimos años. Estados Unidos y Canadá son dos de los mayores y más
eficientes exportadores de granos en el mundo, mientras México es un exportador competitivo
de productos hortofrutícolas. Sin embargo, esto no implica una complementariedad entre los sectores
de la región. Para México la negociación implicaba un cambio en el patrón
de cultivos.

Del total de la superficie nacional sólo un 12.3% se dedica a la agricultura,
alrededor de un 54% se orienta a la producción ganadera y un 26% a la producción forestal.
71% de la superficie dedicada a la agricultura se destina al cultivo de granos básicos y oleaginosas.
En términos generales México no tiene ventajas comparativas con la producción
ganadera, con la de granos básicos y oleaginosas, ni con la producción forestal de Estados
Unidos. Las frutas, las hortalizas y los productos tropicales como la piña, la caña de
azúcar, el café, son los únicos que pueden tener alguna ventaja, sin embargo las
frutas únicamente absorben el 6% de la superficie dedicada a la agricultura y las hortalizas
el 3%.

Los granos básicos y oleaginosas son los principales cultivos de la mayoría
de los productores ¾ 3.1 millones, de los cuales 85% son campesinos con parcelas menores a cinco
hectáreas13¾ mientras que sólo se dedican
a la producción de hortalizas y frutas cerca de 500 mil productores, principalmente medianos
y grandes productores pues los elevados costos de inversión no la hace factible para los campesinos.

El comercio agroalimentario de México con Estados Unidos se fundamenta en la importación
de alimentos básicos—maíz, soya, arroz, trigo, sorgo, leche, aceites y grasas, carnes
de bovino, porcino y pollo—a cambio de la exportación de jitomate, pimiento, frutas y hortalizas,
ganado vacuno para engorda, camarón, pero sobre todo cerveza y tequila.

En el 2006, cuatro productos representaron el 73% de las exportaciones agropecuarias
de México: jitomate, legumbres y hortalizas, frutas frescas, y ganado vacuno en pie.

Las importaciones de productos básicos ¾ maíz, soya y oleaginosas,
sorgo, trigo, arroz y algodón representaron el 60% de las importaciones agropecuarias. Las importaciones
de maíz aumentaron exponencialmente a raíz del TLCAN.

En el caso de los alimentos, para el 2006, más de la mitad de las exportaciones
mexicanas están concentradas en cuatro productos: cerveza, tequila, camarón y conservas
de frutas y legumbres. La cerveza y el tequila representan el 26 y 10%. Para el 2006 las exportaciones
de cerveza alcanzaron los 1,138 millones de dólares. El azúcar y el jugo de naranja,
considerados como ganadores de la negociación del TLCAN perdieron importancia y redujeron su
participación en las exportaciones de 11.7 y 5.3% respectivamente a sólo 2 y 1% en el
2006.

Las importaciones principales son carnes de bovino, porcino y aves, leche en polvo, aceites
y grasas, cereales, malta y extracto de malta. A partir del TLCAN los productores de puerco de Estados
Unidos aumentaron su participación en el mercado mexicano en 130% y las importaciones de México
de carne de res y ternera se quintuplicaron.

Así mientras las exportaciones agropecuarias y alimentarias de México se concentran
en un reducido número de productos suntuarios para las élites de Estados Unidos, México
ha perdido la capacidad de alimentar a su población y aumentado su dependencia de las importaciones
de productos básicos.

Integración de mercados: concentración y desplazamientos

Uno de los efectos más evidentes del TLCAN fue la concentración e integración
regional de la producción y los mercados. En México, sin regulaciones estatales, ni protección,
muchas de las pequeñas unidades campesinas de producción sucumbieron frente a la competencia
con las exportaciones que inundaron el mercado doméstico. Los grandes productores, mejor dotados
de tierra, riego, insumos, y crédito, aprovecharon las ventajas de la apertura para modernizarse
y absorber una mayor proporción de los mercados internos.

El gobierno mexicano eliminó las empresas estatales de regulación que operaban
en el sector agropecuario. El vacío que dejó el Estado fue aprovechado por empresas trasnacionales
subsidiarias de firmas estadounidenses, muchas de las cuales se vincularon a partir de fusiones o compra
de acciones con las empresas mexicanas más fuertes. La integración del mercado norteamericano
a favor de las transnacionales es un hecho sin precedentes, que se llevó a cabo siguiendo distintos
patrones de acuerdo al tipo de producción, pero que en todos los casos significó una
transferencia de renta del sector campesino al sector empresarial, con la mediación del Estado.

Los productores de jitomate para exportación ubicados en Sinaloa, uno de los pocos
sectores exitosos en el TLCAN, formaron una región comercial con los productores de Florida,
Estados Unidos, pero además desplazaron a los pequeños productores familiares de los
estados del centro, que surtían el mercado interno que ellos ahora también controlan.

Los mercados de los granos básicos como el maíz, el trigo, el arroz, la
soya están controlados por muy pocas empresas transnacionales, subsidiarias de empresas estadounidenses,
que participan en ambos lados de la frontera. Además de incidir en la fijación de los
precios al productor y participar en las importaciones, pueden actuar como monopolios, tal como lo
hicieron durante la crisis de la tortilla del 2007.

Después de la crisis económica de 1995 a la que muy pocos ganaderos y avicultores
pequeños sobrevivieron, la producción doméstica de ganado vacuno y porcino, y
la de aves se modernizó concentrándose en un pequeño número de grandes
empresas, muchas de ellas transnacionales con base en Estados Unidos. El gobierno mexicano decidió apoyarlos
eliminando la protección a las importaciones de granos básicos que utilizan como insumos,
y apoyo la integración del mercado regional de Norteamérica.

Inversión extranjera directa

Uno de los principales compromisos del TLCAN fue el "trato nacional" a los
inversionistas extranjeros (Capítulo XI), que obligó a México a cambiar su legislación
sobre inversión. El TLCAN fortaleció los derechos de los inversionistas extranjeros para
retener las ganancias de sus inversiones iniciales.

Los diseñadores neoliberales de las políticas dieron a la inversión
extranjera directa el papel de motor del desarrollo económico, sin embargo y a pesar de las
reformas la inversión extranjera no llegó al campo. Según datos oficiales en 1994
la inversión extranjera directa en el sector agropecuario ascendía a 10.8 millones de
dólares, mientras que para el 2004 era de 16.3 millones14.
Al inicio del TLCAN el sector absorbiera únicamente el 0.1% de la inversión total y para
el 2004 absorbiera menos, 0.09%.

Una situación diferente ocurre en la rama de alimentos y bebidas, en donde el
TLCAN ha impulsado una mayor inversión extranjera directa, la mitad de la cual proviene de Estados
Unidos. En 2005 la inversión directa de Estados Unidos en las industrias de procesamiento de
alimentos alcanzó los 2.9 miles de millones de dólares, mientras que la inversión
mexicana en Estados Unidos fue de 1 mil millones de dólares15.

Aún más, las ventas de alimentos en México asociadas con la inversión
directa de Estados Unidos, ascendieron a 6 mil millones de dólares en el 2003, cifra mayor al
de las exportaciones de alimentos de Estados Unidos a México16.
Se venden en México las principales marcas de alimentos procesados de Estados Unidos.

En productos intermedios la inversión extranjera de Estados Unidos juega un papel importante
en la molienda de harina, el comercio de granos y el procesamiento de carne. Algunas pocas de las mayores
compañías mexicanas del sector agroalimentario, también han fortalecido su presencia
en el mercado de Estados Unidos, tal es el caso de Gruma, en el mercado de harina de maíz y
tortilla.

En el campo mexicano se ha fortalecido la presencia y participación en el mercado
interno de las principales empresas transnacionales de base estadounidense que absorben porciones importantes
de los mercados de maíz, soya, trigo, arroz, carne de ave y huevo y carne de puerco. El mercado
mundial agropecuario y alimentario es uno de los más concentrados, los procesos de integración
vertical y horizontal han tenido gran importancia a partir de la década de los ochenta.

Balance por productos: Granos básicos y oleaginosas

El TLCAN implicó sacrificar la producción de granos básicos, a cambio
del acceso a mercados para la producción de hortalizas y frutas tropicales. La producción
de granos básicos y oleaginosas y los productores que a ella se dedican son los perdedores netos
del capítulo agrícola del Tratado.

Entre 1991 y 2001, el número de productores de granos básicos se ha reducido en cerca
de un millón, al pasar de 4.1 millones de productores a 3.1 millones17.
Esto concuerda con la disminución de 852 mil hectáreas de superficie dedicada a su producción
entre 2000 y 200518.

México es considerado un país importador neto de alimentos. Más
de un 80% de las importaciones agropecuarias son de granos básicos, oleaginosas y productos
derivados. Las importaciones han aumentado consistentemente a partir del TLCAN y para 2006 se habían
más que duplicado. Anualmente México gasta en promedio más de cuatro mil millones
de dólares en importaciones de granos básicos y oleaginosas. México es el primer
mercado para las exportaciones de algodón y sorgo de Estados Unidos, el segundo mercado para
el maíz, después de Japón y el tercer mercado para el trigo y para la soya.

La apertura del mercado provocó que las importaciones de todos los granos básicos aumentaran
y compitieran por el mercado doméstico, presionando los precios a la baja. A partir de las reformas
(1989) los precios internos de los granos se han reducido en una banda del 50%.

El gobierno mexicano en el TLCAN se comprometió a liberalizar la mayoría
de los granos básicos y oleaginosas en un plazo no mayor de diez años, que se vencieron
en 2003. Únicamente el maíz y el frijol mantendrían una protección extraordinaria
hasta el 2007.

Para el arroz estableció sólo un 10% de arancel que se eliminaría
gradualmente hasta desaparecer en el 2003. Antes de la apertura cuatro de cada diez toneladas de arroz
era importado, pero en el 2006, siete de cada diez toneladas consumidas son importadas. La producción
se redujo casi a la mitad y la mayoría de los pequeños productores quebraron pues sus
los precios domésticos se redujeron en 55% entre 1989 y 2006.

En el Tratado se negoció la liberalización inmediata del arancel estacional de 15% que
mantenía el sorgo, principal alimento del ganado. La producción de sorgo tuvo una drástica
caída al eliminar su protección, pero a partir de 1997 inició su recuperación
y alcanzó los niveles previos a la apertura. El crecimiento de la ganadería ha sido cubierto
con importaciones. Actualmente un tercio del consumo nacional aparente proviene de importaciones. A
la par los precios del sorgo se redujeron en 57% entre 1989 y 2005. Para 2006 se recuperan ligeramente
empujados por el alza de los precios internacionales del maíz.

El trigo era el único producto que en cuanto rendimientos tenía niveles de competencia
con la producción de Estados Unidos. Contaba con protección a sus importaciones a partir
de un permiso previo, que al iniciar el TLCAN fue cambiado por un raquítico arancel del 15%, a
reducirse hasta el 2003. Las importaciones de trigo pasaron de absorber el 9% del consumo nacional antes
de la apertura comercial de 1989, a representar más de la mitad en el año 2006. La producción
de trigo dejó de ser rentable para muchos productores y se redujo en un 27%, al reducirse sus
precios en 48% presionados por las importaciones.

Maíz

El caso del maíz en el TLCAN es paradigmático, pues ilustra el comportamiento del gobierno
y de las empresas transnacionales que se han beneficiado con la liberalización.

El maíz es el cultivo más importante de México, en cuanto volumen
de producción, superficie sembrada, valor de la producción y número de productores.
En la negociación del TLCAN—con base en la teoría de las ventajas comparativas—el maíz
era uno de los principales problemas, pues no podía competir con la producción de Estados
Unidos y Canadá. Desde el enfoque de los diseñadores de las políticas la actividad
de 85% de los productores, con predios de menos de cinco hectáreas no sería competitiva;
4.7 millones de hectáreas deberían ser reconvertidas a otro cultivo y se dejarían
de producir 7.1 millones de toneladas de maíz en esa superficie. La pequeña producción
campesina de maíz debía desaparecer, a pesar de que aportaba más de la mitad de
la producción nacional, aunque destinaba la mitad de ella para autoconsumo.

La realidad fue diferente, las políticas diferenciadas para los granos básicos y oleaginosas
durante 1989 y 1993, provocaron la sustitución de cultivos a favor del maíz. Los otros
granos y las oleaginosas, habían sufrido un proceso de apertura y desregulación previo
a partir de 1989. La agricultura mexicana sufrió un fenómeno de maicificación
provocado por la desprotección de otros cultivos. La producción de maíz entre
1989 y 1993 aumentó en un 65%, al pasar de 11 millones de toneladas a 18.1 millones de toneladas.

El aumento del cultivo de maíz se dio en superficies de riego, en los estados del noroeste,
principalmente en Sinaloa, dedicadas tradicionalmente a cultivos comerciales muchos de ellos de exportación.
La superficie dedicada al maíz en superficies de temporal se mantuvo relativamente constante.

Sin el consenso de la sociedad civil, el gobierno mexicano acordó la liberalización
del maíz en el Tratado. Bajo sus supuestos, la apertura comercial forzaría la reconversión
de cultivos hacia productos con mayor competitividad en el mercado internacional.

En el TLCAN para el maíz se acordó una protección a través de aranceles-cuota,
por el plazo más largo de desgravación ¾ 15 años ¾ próximos
a vencerse en el 2008, que según los negociadores permitiría a los productores adecuarse
a una economía abierta19.

Durante el periodo TLCAN el aumento de la producción de maíz no ha registrado reducciones,
si no que por el contrario ha aumentado y actualmente sobrepasa los 20 millones de toneladas. Estos
indicadores sugieren que no existen otras alternativas de producción para los neomaiceros de
los años noventa.

Las importaciones de maíz en el periodo TLCAN

El maíz es el perdedor neto de la negociación del TLCAN en la agricultura. Después
de 14 años de operación la supuesta protección extraordinaria para el cultivo,
ha sido eliminada sistemáticamente desde 1996, (con excepción de 1994 y 1997), por decisión
unilateral del gobierno mexicano. Para la producción de maíz no ha existido periodo de
tránsito, sino que en los hechos se encuentra en el mercado abierto. Las importaciones de maíz
sistemáticamente han rebasado la cuota negociada y las excedentes no han pagado el arancel correspondiente.
Ello implicó la eliminación de la protección para alrededor de 3.2 millones de
productores ¾ la mayoría de los pequeños productores del país.

El aumento de las importaciones no respondió a una falta de producción o a precios internos
mayores a los internacionales. En varios años los precios pagados por el maíz importado
fueron más altos que los del maíz mexicano. El corazón del asunto se encuentra
en los programas de apoyo a las exportaciones agropecuarias que impulsa el gobierno de Estados Unidos
a través de la Commodity Credit Corporation (CCC)20,
a partir de los cuales los importadores de maíz obtienen créditos blandos a largos plazos
de recuperación. La importación de granos se convierte así en un negocio financiero21.

En sólo un año, entre 1995 y 1996 el consumo de maíz aumentó en 3 millones
de toneladas. Hasta 1990, en México estaba prohibido alimentar con maíz al ganado, por
ser el alimento básico para la población, pero a partir de las reformas esta prohibición
se eliminó y a partir de 1996, el sector ganadero es el principal destinatario de las importaciones
de maíz.

Los consumidores del grano22, establecieron las relaciones y
el poder político necesario para incidir en la política agrícola y comercial:
evitaron que se les cobraran los altos aranceles permitidos por el TLCAN y liberaron el mercado en
su beneficio. El gobierno mexicano realizó dumping en contra de los productores nacionales
de maíz al eliminar los aranceles que protegían su producción.

La política de asignación de cupos por arriba de los negociados en el TLCAN carga con
los costos del ajuste y liberalización del principal cultivo de México, a los campesinos,
para beneficiar a los importadores integrantes de eslabones secundarios de la cadena de producción,
entre los que se encuentran algunas de las mayores empresas transnacionales.

A partir de 1999, el gobierno mexicano eliminó la empresa estatal Conasupo (Compañía
Nacional de Subsistencias Populares), encargada de regular el mercado de los granos básicos
en apoyo a productores y consumidores. El maíz era el único producto que después
de la puesta en marcha del TLCAN seguía siendo comercializado por esta empresa. La desaparición
de Conasupo dejó a los productores en manos de un reducido número de grandes empresas
transnacionales, únicas compradoras de sus cosechas: Maseca, Minsa, Cargill, Arancia, y Archer
Daniels Midland (ADM). Estas empresas son también las principales importadoras y las principales
exportadoras de Estados Unidos. Cargill, ADM y Zen Noh controlan el 81% de las exportaciones de maíz
de Estados Unidos23. En los últimos años absorbieron
una buena proporción de los subsidios que otorga el gobierno mexicano para la comercialización
de excedentes de maíz. El mercado privado de maíz se consolida velozmente, a la par que
las transnacionales de los dos países fortalecen su integración, a costa de los productores.

Al eliminarse las restricciones, las exportaciones de Estados Unidos se incrementaron dramáticamente.
La mayoría de las exportaciones son de maíz amarillo, que se utiliza como forraje para
ganado. Las exportaciones de maíz blanco para consumo humano no son significativas e incluso
se redujeron a partir del año 2000. El amplio acceso al maíz de Estados Unidos redujo
los precios internos del maíz en un 59% entre 1991 y 2006, para permitir la expansión
de las industrias avícola y porcícola. Además las mayores dos compañías
mexicanas fabricantes de harina de maíz ¾ Maseca y Minsa ¾ se han posicionado
en el mercado mexicano y extranjero.

Para el año 2001, 189 empresas importaron 6.1 millones de toneladas de maíz24.
El sector pecuario absorbió el 47.1% del volumen; a su interior las empresas fabricantes de
alimentos balanceados para ganado, son quienes absorbieron un mayor porcentaje, mientras los engordadores únicamente
adquirieron el 4%. El sector almidonero absorbió el 31.2% de las importaciones, a su interior
destaca Arancia-Corn Products International como la primera empresa importadora de maíz; el
sector harinero adquirió el 11% de las importaciones y de estas Maseca absorbió la mayor
proporción. Diconsa la única filial del sistema Conasupo, absorbió el 3.7% de
las importaciones, en lugar de cumplir su función social de apoyar las compras directas a los
productores nacionales. A partir del año 2003, debido a la presión ejercida por las organizaciones
campesinas a través del Movimiento El Campo No Aguanta Más y de la opinión
pública, Diconsa dejó de importar maíz y únicamente se abasteció de
las cosechas nacionales, una vez comprobada su participación en la contaminación transgénica
del maíz nativo25.

La mitad de las importaciones récord del año 2001, las absorbieron nueve grandes empresas
de capital mexicano o estadounidense: Arancia-Corn Products International, Minsa, Maseca, Archer Daniels
Midland (ADM), Diconsa, Cargill, Bachoco, Pilgrims Pride y Purina. Varias de ellas están vinculadas
entre sí a través de asociaciones, o coinversiones en un proceso de concentración
e integración continua.

La distribución y el procesamiento primario de granos son los eslabones de la cadena de abasto
de alimentos mundial que se encuentran mas concentrados26. Operan
en México tres de los mayores carteles mundiales en el sector comercializador de granos básicos:
el formado por Cargill-Continental; el integrado por adm -Maseca y el formado por Minsa-Arancia-Corn
Products International. Diconsa importa muchas veces a través de ADM.

La crisis neoliberal de la tortilla

Al iniciar el año 2007, la tortilla registró una abrupta alza de precios (entre un 42
y un 67%) al pasar de 6 pesos, a un mínimo de 8.50 pesos, que desplomó el poder de compra
de los salarios. La crisis de la tortilla es la muestra del fracaso de las políticas neoliberales
para la agricultura y la alimentación, que han impulsado desde hace 25 años los sucesivos
gobiernos.

Para el caso del maíz en el modelo de sustitución de importaciones, el Estado había
impulsado una política agrícola que tendía hacia la autosuficiencia alimentaria.
Para ello había construido alrededor de los productos básicos un sistema de acopio y
compra a los productores, de transformación, comercialización y distribución de
productos básicos. El sistema Conasupo ¾ institución fundada desde el cardenismo
(1936-1941) para evitar el control monopólico y la especulación con los productos básicos ¾ tenía
entre sus funciones ser el único y posteriormente el principal importador y exportador de productos
básicos, en un sistema de economía cerrada, en donde la agricultura estaba protegida
por permisos previos de importación. También era su función manejar una reserva
reguladora que garantizaba el abasto de productos básicos para cerca de tres meses. Conasupo
funcionaba como el principal abastecedor de la industria de molinos y masa nixtamalizada para la fabricación
de tortillas. El esquema permitía asegurar el control del precio de la tortilla, elemento central
en un país con salarios muy bajos. En este sistema a los productores se les garantizaba un precio
de garantía y a los consumidores un precio máximo de venta, ambos precios se apoyaban
con subsidios.

Pero las políticas neoliberales que el TLCAN institucionaliza, modificaron de raíz las
funciones de regulación del Estado y eliminaron las instituciones que la hacían posible,
partiendo del supuesto de que el mercado se autoregula. Como parte de la negociación del TLCAN,
antes de su puesta en marcha, se eliminaron los precios de garantía y en 1999 Conasupo fue liquidada.
También en este año los consumidores pobres recibieron un duro golpe pues el subsidio
a la tortilla que llegaba a 1.2 millones de familias fue eliminado.

La escasez de maíz en los primeros meses del año 2007 fue producto de tres factores:

•  La especulación de los grandes monopolios que dominan actualmente el mercado del
maíz y la tortilla en México.

•  Los compromisos del TLCAN de abrir totalmente el sector agropecuario a las importaciones
de Estados Unidos partir del 1 de enero del 2008 y que para el 2007 han provocado el aumento de la
dependencia alimentaria de las importaciones de Estados Unidos.

•  El aumento de precios del maíz en el mercado internacional debido al aumento de
la demanda para producir etanol, pero que en una economía abierta tienen gran influencia en
el mercado doméstico.

El aumento de precios en México no fue por una falta de producción nacional, ya que
en el 2006 se produjeron 21.9 millones de toneladas que puede considerarse una producción récord.
También se importaron volúmenes récord de maíz—7.3 millones de toneladas
de maíz amarillo y 254 mil toneladas de maíz blanco, que llegan a 10.3 millones de toneladas
si se toman en cuenta las importaciones de maíz quebrado. En el año de crisis por desabasto
de maíz, las existencias de maíz alcanzaron los mayores volúmenes.

Las comercializadoras acapararon las cosechas del año 2006 y a principios del 2007, pretextando
escasez del grano en un momento de aumento de los precios internacionales y de bajos inventarios, elevaron
especulativamente los precios.

Las empresas obtuvieron ganancias extraordinarias, pues compraron el maíz de la cosecha otoño-invierno
2005-2006, que inicia en abril a los productores de Sinaloa y Tamaulipas en 1,450 pesos y a los productores
del ciclo primavera-verano 2006, que inicia en septiembre en 1,760 pesos, pero a finales de diciembre
lo podían vender entre 3,000 y 3,500 pesos, provocando que el precio de la tortilla se disparara.
Ni siquiera tuvieron que costear el pago de los costos financieros, ni de almacenamiento, ya que el
programa de subsidios para la comercialización de excedentes27,
operado por la Secretaría de Agricultura, es destinado casi exclusivamente a las grandes comercializadoras
como Cargill, Maseca, Minsa, Arancia, y les otorga subsidios para la pignoración, el almacenamiento,
las maniobras, fletes, cabotaje y exportación. Las organizaciones campesinas acusaron el uso
que de estos programas hicieron las comercializadoras para "secar" artificialmente el mercado.

Las organizaciones denunciaron que Cargill compró y almacenó 600 mil toneladas de maíz
de Sinaloa28. La Secretaría de Economía, la de
Agricultura y ASERCA, apoyaron para que 1.5 millones de toneladas de maíz de la cosecha de otoño-invierno
de Sinaloa se exportaran con subsidios a Estados Unidos, Centro y Sudamérica o se utilizaran
para el consumo de ganado por las grandes empresas como Bachoco en Sonora, también con subsidios,
lo que provocó una escasez artificial de maíz blanco para consumo humano.

En Estados Unidos al aumentar la demanda de maíz amarillo para la producción de etanol,
la superficie dedicada a la siembra de maíz blanco se redujo, las empresas transnacionales con
base en México aprovecharon la coyuntura para exportar maíz blanco a sus plantas de Estados
Unidos y Sudamérica. La estadística oficial únicamente registró la exportación
de 174,413 toneladas de maíz en el 200629, por lo que
queda la duda del destino de grandes volúmenes de maíz.

Durante el ciclo otoño-invierno 2006-2007, Cargill no acudió a comprar maíz en
Sinaloa como normalmente acostumbra, lo cual permite suponer que contaba con inventarios de maíz
en su poder.

El precio del maíz en el mercado mundial aumentó por el crecimiento de su demanda para
la elaboración de etanol, pero ese incremento no tuvo relación con el precio al que se
vendió en México.

La crisis de la tortilla benefició con una mayor proporción del mercado a las dos grandes
empresas productoras de harina de maíz: Maseca y Minsa. En México la tortilla se elabora
mediante dos métodos diferentes. El tradicional proceso de nixamalización absorbe la
mitad del mercado (51%) y es realizado por cerca de tres mil pequeños molineros, (muchos de
ellos actualmente clientes de Cargill). El restante 49% de las tortillas se fabrica con harina de maíz.
La industria de la harina de maíz es sumamente concentrada en México ya que sólo
cuatro empresas dominan el mercado, siendo el Grupo Industrial Maseca la número uno, con un
73% de participación de mercado, mientras Minsa, Agroinsa y Harimasa se dividen el resto. Las
tortillas fabricadas con harina de maíz se distribuyen principalmente en las grandes tiendas
de a utoservicio como Wal-Mart. La crisis de la tortilla ampliará la proporción del
mercado para las tortillas fabricadas con harina de maíz, pues las grandes empresas y cadenas
de distribución pueden reducir sus márgenes y venden la tortilla en un precio 30 % menor,
al precio máximo establecido de manera concertada entre el gobierno y los industriales.

Los productores pecuarios que utilizan como insumos el maíz y que se han beneficiado estos últimos
catorce años de la eliminación de la protección a los campesinos, se proponen
elevar los precios de la carne, la leche, el huevo y el pollo, todos ellos alimentos básicos,
debido al aumento de los costos del maíz.

El último año de vigencia del periodo de transición del TLCAN, las empresas
transnacionales que controlan el mercado de los productos básicos en México, muestran
su capacidad monopólica y actúan en contra de productores y consumidores.

La crisis de la tortilla muestra que uno de los supuestos básicos del TLCAN, el de beneficiar
a los consumidores, sin importar el sacrificio de los campesinos es una falacia macabra.

Notas

  1. El TLCAN está integrado por tres Tratados: el de Estados
    Unidos y Canadá; el de México y Estados Unidos; y el de Canadá y México.
    Canadá dejó fuera de los Tratados con Estados Unidos y México, los sectores de
    lácteos, aves y huevo que mantienen un sistema de administración de la oferta.
  2. Shwedel, Kenneth, "El tlc y el cambio estructural" en:
    Encinas, A, J. de la Fuente y H. Mackinlay, (coords.), La disputa por los mercados. TLC y sector agropecuario, México, editorial
    Diana, 1992.
  3. Luis Hernández, "TLC, Corte de caja", en Cuadernos
    del Ceccam No.7, México, 1996.
  4. USDA, ers, Leaders T., T. Craford y Link, J. Coord. NAFTA International
    Agriculture and Trade
    , op. cit., septiembre de 1997. p. 8.
  5. Ibíd.. p. 7.
  6. Alejandro Díaz Bautista, "El tlcan y el crecimiento
    económico de la frontera norte de México", en Revista Comercio exterior,
    Vol. 53, No. 12, México, diciembre 2003 p. 1090.
  7. Secofi, TLCAN, texto oficial, Capítulo VIII.
  8. Secofi, TLCAN, Texto oficial, Artículo 703.
  9. México ingresó al GATT en 1986. A partir de este
    momento cambió drásticamente su política de protección a los sectores productivos
    nacionales.
  10. Incluye agricultura, ganaderia, silvicultura, caza y pesca.
  11. Inegi, Anuario Estadístico de los Estados Unidos Mexicanos,
    2006. Hasta 2004 los datos se refieren a la población de 12 años o más y para
    el 2005 se refieren a la población de 14 años y más lo que impide la comparación
    en los años recientes.
  12. Romero José y Alicia Puyana, Diez años con
    el TLCAN, las experiencias del sector agropecuario mexicano
    , El Colegio de México. Pp
    227.
  13. Aserca, Número de productores de acuerdo al Procampo,
    2001.
  14. Los métodos para reportar IED en México han
    tenido variaciones lo que dificulta su comparación entre años, sin embargo y a pesar
    de sustanciales variaciones en el periodo 1994-2004, la IED nunca fue mayor a los 93 millones de dólares.
    Secretaría de Economía, Registro Nacional de Inversión Extranjera.
  15. Zahniser Steven, NAFTA at 13. Implementation nears completion, Economic
    Research Service, USDA, March 2007. p. 9.
  16. Ibid, p. 10.
  17. INEGI, Censo Agrícola y Ganadero, 1991 y Aserca, Procampo,
    2001.
  18. Sagarpa, las hectáreas sembradas con granos básicos
    y oelaginosas pasaron de 14.2 millones en el 2000 a 13.3 millones en el 2005.
  19. La protección a través de aranceles—cuota consiste
    en determinar una cuota de imortación que entrará al país libre de aranceles,
    pero cualquier volumen por arriba de la cuota está sujeto a aranceles altos. Para el maíz
    la cuota inicial estipulada para Estados Unidos fue de 2.5 millones de toneladas y para Canadá de
    50 mil toneladas. Estos volumenes aumentarían un 3% cada año. El arancel inicial fue
    de 215%, este arancel se reduciría gradualmente hasta llegar a cero en el año 2008.
  20. CCC Export Credit Guarantee Program (GSM-102) y CCC Intermediate
    Export Credit Guarantee Program (GSM-103).
  21. Ver: de Ita Ana, Schwentesiuss Ruta, ¿Cuánta
    liberalización aguanta la agricultura?. Impacto del tlcan en el sector agroalimentario, Cámara
    de Diputados, LXII Legislatura, Comisión de Agricultura, México, 2000.
  22. Del total de importaciones de maíz en 1996, al sector
    pecuario le correspondieron el 46%; a Conasupo 20%; a la industria harinera 16%; a la industria almidonera
    11por ciento; y a las empresas comercializadoras 7%. La Conasupo importó 1 millón 270
    mil toneladas durante este año.
  23. Ver: de Ita Ana, El control transnacional del mercado de maíz
    en México y su responsabilidad en la contaminación transgénica del maíz
    nativo" en RAPAL, UACH, Memoria del Foro, México, agosto 2002.
  24. Según la información del Comité de Cupos
    de Importación de Maíz, Aserca, Sagarpa.
  25. Ver, de Ita Ana, "Maíz transgénico en México:
    apagar el fuego con gasolina", en: Muñoz Julio, Alimentos trasngénicos,
    México, Siglo XXI editores, 2003.
  26. Ver: de Ita Ana, " El control transnacional del mercado
    de maíz en México y su responsabilidad en la contaminación transgénica
    del maíz nativo" en RAPAL, UACH, Memoria del Foro, México, agosto 2002.
  27. Programa de Apoyos Directos al Productor por Excedentes de
    Comercilización para Reconversión Productiva, Integración de Cadenas Agroalimentarias
    y Atención a Factores Críticos, que incluyen entre las modalidades de apoyo los subisidios
    para: acceso a granos forrajeros, cabotaje, pignoración, exportación, flete terrestre.
  28. Hernández Luis, Cargill "el maíz de sus
    tortillas", en La Jornada, 30 de enero, 2007.
  29. Datos de Sagarpa.

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