Las maquiladoras, un síntoma del desarrollo dependiente de México

No hay error alguno en buscar la aceleración del desarrollo nacional incrementando la integración a la economía global. Más que la mayoría de los países en desarrollo, México tuvo tiempo más que suficiente para desarrollar una estrategia con la que se pudieran aprovechar las oportunidades de la globalización.

A más de 40 años de que el sector de las maquiladoras nació en México con el programa de Plantas Gemelas Juárez-El Paso en 1965, la de la maquilas sigue siendo en su mayor parte una industria de enclave carente de lazos productivos con la economía nacional. En lugar de dar forma al sector de la maquila con una política de desarrollo con visión de progreso que acrecentara los insumos de la industria y empleara las plantas ensambladoras de fuera como base para un sector industrial menos dependiente, México se ha contentado con el empleo a bajos salarios que la maquila proporciona.

Las crisis del consumo en Estados Unidos reverberan directamente a través de todo el sector maquilador mexicano, el cual inició el año 2008 empleando a 2.4 millones de trabajadores. César Castro, presidente del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora, predice ahora un crecimiento cero en las exportaciones de maquiladoras para 2008.

El pasado enero, Castro predecía que la tasa de crecimiento del 5-6% en 2007 se sostendría en 2008, pese a una economía estadounidense en estancamiento. Dados los despidos colectivos que se extienden por todo el país, es probable que a finales del año el crecimiento del sector maquilador se mida en números negativos.

De vuelta a casa

A medida que la economía estadounidense se estanca y la industria automotriz baja en picada, el sector de la maquila sufre los efectos. En Ciudad Juárez, 18,443 obreros ya perdieron sus empleos este año al haber cerrado o haberse mudado las plantas maquiladoras.

Otras decenas de miles de obreros de la maquila en esta ciudad fronteriza frente a El Paso han aceptado jornadas semanales más cortas, con salarios reducidos (llamadas "paros técnicos") para poder conservar sus trabajos. Entre las maquilas que han recurrido a convenios de trabajo de medio tiempo se encuentran Automotive Lighting, Lear, Raychem Packaging, Philips y Autoelectrónica de Juárez.

Mientras que se incrementan las exportaciones de maquilas a la Unión Europea—hasta 15 a 20% el año pasado, debido al atractivo tipo de cambio entre peso y euro—el mercado recesivo en Estados Unidos está infligiendo graves pérdidas en todo el territorio mexicano.

Hasta ahora las más duramente golpeadas—causando del 65% al 70% de los despidos—son las plantas ensambladoras de piezas automotrices, sobre todo las que exportan piezas para las marcas que devoran gasolina como las producidas por Ford y General Motors. Se espera que los sectores productores de partes para la industria farmacéutica, electrónica y de aviación puedan capear el temporal recesivo estadounidense, pero para casi todos los demás sectores, como el de suministros para la construcción, el proceso será doloroso.

En el pasado, los obreros de las maquiladoras abandonaban a menudo sus trabajos para emigrar a Estados Unidos. Ahora las campañas antiinmigrantes y los tiempos duros en EEUU—especialmente en industrias gravemente afectadas como la construcción, que da empleo a inmigrantes—han disuadido a los mexicanos de hacer el viaje al norte. Alan Tello, director del Centro de Información Económica y Social (CIES) en Chihuahua, calcula que el 80% de los obreros de la maquila despedidos en esa ciudad están regresando a sus comunidades de origen.

Jesús José Díaz Monarrez, secretario general de la Federación de Trabajadores del Norte, afiliada a la CTM, reconoció que en estos días, los obreros de la maquila despedidos tienen sólo, esencialmente, tres opciones: "ingresar a la economía subterránea o informal; volver a sus lugares de origen, o agravar el problema de seguridad pública."

En lugar de admitir que es hora de dejar atrás su estrategia de desarrollo dependiente, el gobierno mexicano viene trabajando con el sector de las maquiladoras para extenderla hacia el interior de la república, vendiendo áreas rurales sumidas en la pobreza como una "mini China". Después de la última recesión estadounidense en 2001-2002, cuando el empleo en las maquiladoras cayó 21% al reubicarse muchas de las plantas en China, México incrementó su promoción del México rural como una opción atractiva para negocios que buscaban pagar salarios por debajo de las tarifas vigentes en las ciudades fronterizas.

Algunos dueños de maquiladoras están de acuerdo: "No se tiene ni que llegar al sur de México para encontrarse en la ‘pequeña China’," comenta Doug Donahue, socio de una empresa inversora en maquiladoras con sede en San Antonio propietaria de una planta maquiladora en Durango; "Durango, San Luis Potosí y Zacatecas están todas a ocho horas de la frontera y todas ofrecen salarios muy competitivos que no le piden nada a China."

México también ha otorgado facilidades y exenciones fiscales extraordinarias al sector de las maquilas. El gobierno está exentando temporalmente a la mayor parte de la industria (hasta 2012) del pago del recientemente implantado Impuesto Empresarial de Tasa Única (IETU) mediante el llamado " decreto maquilador"; aún así, los industriales de las maquilas advierten que las plantas abandonarán en masa el país si no se les exenta de este impuesto en forma permanente.

Asimismo, el gobierno del Partido Acción Nacional (PAN) bajo el presidente Vicente Fox, accedió a la liberalización de las "reglas de origen" del TLCAN, permitiéndose así que un porcentaje aún mayor de insumos para las maquiladoras llegaran de fuera de América del Norte; es decir, ahora las maquiladoras pueden importar más insumos productivos de países ajenos al TLCAN, con lo que se reducen todavía más los vínculos con las economías internas de la región.

El sector de la maquila da cuenta del 84% de las manufacturas para exportación y del 49% de las importaciones del país (en forma de insumos para el producto ensamblado que se exporta). Cuando las maquiladoras sufren un duro golpe, toda la economía se estremece.

Ya desde ahora, antes de que lo peor haya sucedido, los pronósticos de crecimiento económico de México se calculan hacia abajo: han caído de 3.3% en 2007 a 1.9% en 2008.

La economía de México se tambalea ante la reversión del crecimiento, la caída en las remesas, la amenazadora crisis de tarjetas de crédito, una crisis energética cada vez más profunda, un sector maquilador extremadamente vulnerable y la violencia del narco en expansión continua.

Puede culparse a la economía estadounidense

Ciertamente puede culparse con toda razón a la economía estadounidense por la reciente caída de las remesas de inmigrantes y el mayor desempleo en las maquiladoras; e igualmente al mercado de drogas ilícitas, el lavado de dinero y el suministro ininterrumpido de armas que alimenta a las guerras del narco, todo ello problema existente en los Estados Unidos.

Pero el modelo de desarrollo mexicano—o la falta de él—debe volverse el núcleo para la reflexión acerca de los padecimientos económicos del país. México ha contado con más de cuatro décadas para construir un sector de exportaciones que fomente la industria endógena, sin embargo la industria en México se ha vuelto cada vez más una extensión de las empresas extranjeras, principalmente estadounidenses, y funciona como un enclave aislado casi carente de relaciones con otros sectores productivos.

La industria de la maquila, diseñada en un principio para dar empleo a la población migrante que se acumulaba en la frontera norte (gran parte de la cual había regresado de Estados Unidos al finalizar el programa Bracero de trabajadores huéspedes), fue en sus primeros años una aberración derivada de la economía de substitución de importaciones, de dirección estatal, de México. Pero a lo largo de los últimos 20 años las maquilas han pasado a ser el síntoma tangible de la política económica mexicana dependiente, una política implacablemente protectora de las empresas.

En todo el territorio mexicano, pero especialmente a lo largo de su frontera norte, los funcionarios gubernamentales y asociaciones empresariales se esmeran en restar importancia a los despidos de las maquiladoras. Pero tal como advierte al mismo gobierno el editorial del día 23 de junio del periódico de Ciudad Juárez El Diario: "Si no se dota a una comunidad de empleos, y por el contrario se empieza a perder plazas laborales, cualquier crisis—como la de violencia [del narco] que enfrenta el estado—se puede agravar, pues las regiones se vuelven más sensibles cuando además de otros problemas sociales surge el desempleo."

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