Recesión en EEUU y violencia relacionada con el narcotráfico, causas de la crisis del turismo mexicano

Al principio, una tonada sobre el Delta del Mississipi que se oyó sobre la playa iluminada por la luna de la Bahía de Zihuatanejo, México, pareció fuera de lugar. Pero la pieza de blues ejecutada por músicos estadunidenses en el Festival Internacional de Guitarra tocó una fibra en el pueblo mexicano. En estos días, muchos lugareños conocen muy bien el sentimiento del blues.

Paseando sobre el estrecho malecón de Zihuatanejo, el arpista José Luis Ramírez lamentaba la ausencia de turistas extranjeros a quienes ofrecer una serenata. Con semblante resignado, el vendedor de joyas Margarito Batalla seguía sentado sólo en su puesto de venta; y el comerciante en plata Rolando Pineda Fernández expresó el sentimiento de muchos en el sitio de recreo de la Costa del Pacífico: "Esperábamos más gente, pero no vinieron," se encogió de hombros. "¿Quién sabe qué pasaría?"

En 2008, Zihuatanejo y otros destinos turísticos están sufriendo una disminución del turismo internacional por múltiples razones: la recesión en EEUU, los altos costos de combustible, las cancelaciones de rutas aéreas, los nuevos requisitos para pasaportes estadunidenses, la narcoviolencia y la contaminación ambiental.

En México el turismo recoge al año alrededor de $83 mil millones de dólares y ayuda a sostener 2.4 millones de empleos, de acuerdo con la Secretaría de Turismo (Sectur). Los visitantes extranjeros aportan casi $13 mil millones de dólares de las ganancias turísticas, así que su disminución se traduce en penuria económica. El turismo genera más utilidades que la industria maquiladora de exportación o las remesas que los migrantes envían a casa desde Estados Unidos.

"Cuando hay una crisis como la que atravesamos ahora, pues se ve la debilidad y la vulnerabilidad de la economía mexicana", dice el analista político y ambiental de Zihuatanejo Silvestre Pacheco. "Lo que pasa en EEUU repercute de manera inmediata en nuestra economía."

En el estado sureño de Guerrero, que abarca los importantes destinos turísticos de Ixtapa-Zihuatanejo, Acapulco y Taxco, el turismo internacional decayó 55% de 2000 a 2007, según El Sur, diario de Acapulco, citando a la Confederación Nacional Turística.

Las estadísticas de la Secretaría del Estado para la Promoción del Turismo citados en los medios de comunicación locales reportan que el flujo de turistas extranjeros cayó de 515,771 durante los primeros cinco meses de 2007, a 401,753 para el mismo período de este 2008.

Según Pacheco, las localidades dependientes del turismo están en aprietos. Los planificadores financieros que lanzaron sitios de recreo como Ixtapa-Zihuatanejo en los 1990s esperaban que las inversiones desencadenaran el franco florecimiento de las economías locales y beneficiaran a otros sectores, hasta el de la agricultura, dijo, pero más de 30 años después, el modelo sigue estancado en el turismo. "La agricultura casi desapareció en esta zona. Los pueblos que antes eran autosuficientes se convirtieron en dependientes de las ciudades, y ese problema no se resuelve," dice Pacheco.

Aun en Guerrero, gobernado por el partido de centro-izquierda PRD, que se presentó como alternativa al largamente dominante PRI, los planes de desarrollo siguen centrándose en ampliar el turismo, igual que en los años del PRI.

Pese a las nubes en el horizonte, la Sectur ve la industria turística con optimismo. A principios de este año el organismo federal anunció que en realidad el turismo internacional se había elevado en toda la nación y que los turistas habían gastado más de 7% más durante los primeros tres meses de 2008 que en el mismo período de 2007. Pero las cifras engañan. Los precios de los productos básicos adquiridos por turistas, sobre todo alimentos, se han disparado durante el último año. Asimismo, comparar el primer trimestre de 2008 con los mismos tres meses de 2007 lleva a error porque la temporada de la Semana Santa más la Semana de Pascua—un período de turismo intenso en cualquier año—cayó en 2008 en su primer trimestre, pero ocurrió en el segundo trimestre de 2007.

Aunque la industria mexicana del turismo ha sido castigada por algún tiempo por circunstancias externas, las tendencias negativas se han agudizado en 2008. Peor aún, muchos dicen que un porcentaje cada vez mayor de los turistas extranjeros que llegan, resultan tacaños.

Tatiana Meneses, joven graduada universitaria que ayuda a manejar un restaurante familiar en Puerto Vallarta, está sorprendida ante la "evolución" del gasto turístico.

"Nunca antes he tenido la experiencia, por ejemplo, de ver turistas contar las monedas: … uno, dos, tres, cuatro", refirió. A últimas fechas, la muchacha acepta más órdenes de los platillos mas baratos del menú y "dos vasos de agua" de la que no es embotellada. Los altos costos indirectos, más la limitación de los clientes en su presupuesto, están apretando las clavijas a casino online la actividad restaurantera local, afirma Tatiana. "Muchísimos restaurantes están cerrando porque ya no pueden pagar la renta", añadió.

Las líneas aéreas estadunidenses, golpeadas por los mismos aumentos de precios de combustible que socavan los presupuestos vacacionales de los turistas, han elevado sus tarifas y cancelado rutas. En los últimos meses se han suspendido rutas aéreas como la línea directa Albuquerque-Puerto Vallarta y en algunos casos los precios del boletaje se han duplicado.

Las preocupaciones de seguridad pública

La escalada de la violencia y el crimen también obstaculizan el negocio del turismo en México. Es difícil medir los números precisos de los turistas alejados con este motivo, pero Marcelino Celestino Martínez, comerciante de ropa de playa en Acapulco, argumentó que los estallidos de violencia relacionada con el narco en la bulliciosa ciudad portuaria durante 2006 y 2007 han marcado cicatrices. El abandono de cabezas de víctimas en lugares públicos probablemente espantó a visitantes potenciales, especuló. "Cuando no estaba ese problema (la narcoviolencia), turismo venía, el extranjero venía, pero ahora se va a otro lado, Ixtapa-Zihuatanejo, Puerto Vallarta, Puerto Escondido," según Martínez.

Como en otras ciudades mexicanas, más de unos cuantos turistas nacionales y extranjeros han tenido encuentros desagradables con la policía en Acapulco. En la prensa local aparecen regularmente reportajes de policías del puerto que extorsionan a los turistas.

En Canadá, país del que tradicionalmente, en su invierno, viene una cantidad importante de turistas a Acapulco y otros destinos, hubo el año pasado llamados a boicotear a México por las sospechas de homicidio de un joven canadiense y el polémico arresto de una mujer canadiense en Jalisco.

Por si los narcos que arrojan granadas y funcionarios que extorsionan no fueran ya suficiente, el caótico tránsito de Acapulco convierte lo que para el peatón debería ser un simple paseo, en un desafío a la muerte. En las calles han sido atropellados turistas canadienses y estadunidenses mayores de edad.

La mala publicidad en Canadá viene en mal momento para México; al disfrutar de un mayor poder adquisitivo de su dólar, se esperaría que más canadienses se encontraran viajando a México.

A cinco horas de Acapulco por carretera, la Ciudad de México es promovida cada día más como sitio de interés y recreación seguro para los extranjeros. Sus funcionarios afirman que la notable ola de crímenes callejeros que asoló la ciudad en los años noventa ha amainado significativamente; pero la capital mexicana aún guarda peligros potenciales: en un plazo de tres días de visita en marzo pasado, a este autor lo acosó la policía citadina, le fueron robados $250 dólares de una habitación presuntamente segura, y le birló otros $120 dólares uno de esos ubicuos ladrones de un solo brazo llamados cajeros automáticos.

En ningún lugar de México la crisis de seguridad tiene mayor impacto en el turismo que en el norte, en la franja fronteriza con EEUU, una zona ensangrentada por las contiendas entre bandas de narcotraficantes. Según un reportaje de la agencia de noticias Reforma, los hoteles y otras fuentes de la industria turística mexicana estimaron que la región fronteriza pudo haber perdido 250,000 turistas, 6.3 millones de visitantes diurnos y más de $100 millones de dólares en 2007.

"Los turistas vienen asustados por los operativos militares, por los (policías) federales de los retenes y por las noticias que se dan", dijo Carlos Cruz, vocero de la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes.

En Ciudad Juárez, al otro lado de El Paso, Tejas, la crisis de seguridad se ha intensificado en 2008. Desde principios de año la guerra de los narcos ha arrasado prácticamente la industria turística en la ciudad fronteriza, que ya padecía los efectos de los forcejeos en los cruces fronterizos en los días inmediatos al 11 de septiembre de 2001.

Los tiroteos en bares y afuera en las calles principales han alejado a todos los que no sean los visitantes más intrépidos. Algunos negocios reportan pérdidas en ventas de hasta el 70% y han comenzado a despedir empleados. Los viajeros que se acercan a Ciudad Juárez desde el sur son cacheados en un retén militar antes de entrar a una ciudad en donde se ve claramente a militares y policías federales armados. Con todo, la violencia conectada al narco sigue.

Un informe de 2008 del Foro Económico Mundial clasificó a México en el número 122 en seguridad entre los destinos turísticos del mundo. Cerca del final de la lista, México quedó debajo de China, Kenia, Estados Unidos, Colombia y la India.

El gobierno y la respuesta popular

Aunque su tono en sus relaciones públicas sobre prospectos turísticos se mantiene positivo, el gobierno mexicano se da cuenta de la existencia de problemas graves en su larga historia de dependencia del turismo de Estados Unidos. Como un ajuste a las circunstancias, los promotores turísticos hacen propaganda a México en otras naciones en una campaña de reclutamiento de turistas en lugares no tradicionales como Rusia y China, y en América del Sur. Empero está por verse si el alza en los costos de combustible disminuirán la viabilidad de los mercados de largas distancias.

Funcionarios mexicanos de todas las tendencias políticas parecen querer transformar cada pedazo de tierra que encuentran en un gran parque temático para turistas aun teniendo frente a sí las señales negativas para la industria. Sitios antes considerados como ajenos a la ruta turística usual, como Morelia en Michoacán, ahora proyectan un barniz turístico. Para atraer el dólar, yen, rublo o peso turístico, los planificadores de la industria están labrando nuevos circuitos de viaje dedicados prácticamente a cada concepto vacacional imaginable: Pueblos Mágicos, La Ruta de los Dioses, El Corazón de México, y la Costa Verde son algunos de los itinerarios, aparentemente llenos de color, que hasta ahora han surgido.

"Estas son algunas de las medidas con que la Sectur considera nos colocaremos en un mejor nivel de competitividad en los principales mercados del mundo", declaró el Secretario de Turismo Rodolfo Elizondo.

Para impulsar el turismo, los gobiernos federal, estatales y locales gastan generosamente los dineros públicos. Por ejemplo, la Ciudad de México ofrece a los visitantes recorridos gratuitos en autobús turístico; en Aguascalientes, sitio de la Feria Nacional de San Marcos, el gobierno estatal gastó $30 millones de dólares el año pasado para remodelar las instalaciones de una tradicional feria mexicana que está alcanzando la intensidad del Carnaval de Brasil o el Mardi Gras en Nueva Orleans.

Los destinos turísticos se atrincheran y procuran sacar brillo a sus puntos fuertes. Los eventos y atracciones que ya existen como el inicio de la primavera para los estadunidenses en Acapulco o el Festival de Guitarra en Zihuatanejo adquieren importancia extraordinaria. En una temporada alta usualmente sin novedades, el festival de guitarra subió los niveles de ocupación hotelera unos cuantos puntos, opina el Director Municipal de Turismo de Zihuatanejo, Guillermo Catalán.

Otros experimentan con soluciones individuales. En la pequeña tienda de curiosidades que Maribel Cortez Ayala ayuda a su hermana a atender en Zihuatanejo, los clientes potenciales antes veían más artesanía indígena de Oaxaca a la venta, contó Maribel. Ahora es más probable que encuentren artículos hechos por la familia Cortez a partir de latas de Coca-Cola, bolsas de hojuelas de papa frita y papel de revistas. "Sale más barato hacerlos", comentó Maribel. "No necesitamos comprar mucho material, no tenemos que invertir tanto."

En el corto plazo, las comunidades turísticas mexicanas contarán más que nunca con el gasto que realicen este año sus turistas nacionales. Quedan dos temporadas, la actual de verano, y las festividades de Navidad y Año Nuevo, que podrían ser críticas para la sobrevivencia inmediata de mucha gente. Aunque la mayoría de los turistas mexicanos no gastan tanto como los extranjeros, sí proporcionan un ingreso vital para personas como la acapulqueña Marcelina Celestino Martínez: "De esas fechas vivimos pocos; (con) un poquito de lo que estamos ganando en vacaciones. Se van las vacaciones y no hay venta, y con ese dinero vivimos poco, pocos."

Los funcionarios mexicanos del turismo se manifiestan optimistas, pero los informes de los medios sobre los primeros días de la temporada de verano 2008 no auguran recuperación para la industria; múltiples fuentes señalan declives turísticos en los importantes destinos de Los Cabos, Loreto, Puerto Vallarta, Ixtapa-Zihuatanejo, Acapulco, Huatulco, Veracruz y Cancún.

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