El rol de la observación electoral en la defensa del voto 2018

Cuando a principios de 2018 surgió la idea de crear una misión de observación electoral para vigilar las elecciones más grandes en la historia de México, había muchas razones para esperar lo peor. El país tiene una larga experiencia documentada de fraudes que han cambiado el curso de su historia, hasta llegar al punto actual de contar con un gobierno —y un sistema de partidos—desacreditado para la mayoría de la población, un modelo económico generador de desigualdad y pobreza y una violencia rampante. En el balance de estos comicios estuvo el futuro desde la perspectiva de un presente insoportable.

Para las élites en el poder —los grandes empresarios y los partidos tradicionales del PRI y PAN y sus respectivos partidos parásitos— la apuesta siempre ha sido mantenerse en el poder. En las elecciones presidenciales 2018, desde el año pasado se veía con fuerza la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, con un discurso contra “la mafia del poder” y la corrupción y una propuesta de combatir la pobreza ya no con promesas del libre mercado, sino con programas estatales de bienestar. En cuanto iba creciendo el apoyo a AMLO, se profundizaba la polarización política de clase en el país y comenzó una campaña de desprestigio desde las altas esferas del poder hasta las redes sociales.

Estaba en riesgo el ejercicio del voto libre en un momento crítico para el país. En este contexto, se creó la Red Universitaria y Ciudadana por la Democracia con el siguiente preámbulo: “Preocupados por el estado precario en que se encuentra la democracia mexicana y ante la crisis de credibilidad en que se encuentran las instituciones electorales en el país, un grupo de académicos, periodistas, activistas e integrantes de la comunidad cultural, en México y en el extranjero, hemos acordado conformar una Red Universitaria y Ciudadana por la Democracia (RUCD).” La nueva red presentó tres objetivos:

1) Movilizar una vasta red de observadores electorales ciudadanos, nacionales e internacionales

2) Denunciar frente a las instituciones electorales, en los organismos internacionales y con los medios de comunicación, las violaciones a la normatividad que se cometan durante el proceso electoral

3) Organizar y articular las diferentes iniciativas ciudadanas existentes

Al inicio, no era imaginable el tamaño de la labor que se tenía enfrente. Cientos de personas sin tintes partidistas acudieron a la convocatoria a la defensa del voto. La iniciativa de formar y desplegar brigadas de observadores electorales nacionales e internacionales prendió y de la meta de contar con 70 observadores nacionales y 30 “visitantes extranjeros” —todos debidamente registrados para llevar a cabo la observación electoral con el Instituto Nacional Electoral (INE)— el conjunto creció a 200 nacionales y 100 extranjeros. La misión de observación electoral de la RUCD llegó a ser la más grande en el país, superando en número de participantes y cobertura a la misión de la Organización de Estados Americanos.

Diálogos por la Democracia de la UNAM, que convocó en febrero el seminario que llevó a la formación de la Red, inició una serie de cursos de capacitación para observadores nacionales y creó una plataforma para denuncias desde la etapa pre-electoral. El Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria empezó la coordinación de la observación, apoyado por decenas de personas expertas en materia electoral desde las perspectivas organizativa, jurídica y técnica. El Programa de las Américas empezó el proceso de reclutamiento de observadores internacionales, paralelo a la organización de un gran contingente del Reino Unido.

Llegando a México, mujeres y hombres integrantes del grupo de observadores participaron en un curso de capacitación el 28 de junio, y el 29 se desplegaron a sus rutas, en brigadas formadas por un mínimo de dos extranjeros y dos mexicanas. La observación fue concentrada en los estados de México, Morelos, Puebla y la Ciudad de México. En total, se formaron 30 brigadas que cubrieron 10 casillas cada una. Además, se enviaron misiones especiales a los estados de Tlaxcala y Veracruz. Observadores nacionales vinculados con la Red también cubrieron y reportaron desde casi todos los estados de la república.

Voces desde la observación histórica 

El primero de julio, las brigadas salieron vestidas con casacas blancas con tablas, formatos y lápices. El día empezó antes de las 7 para documentar la apertura de las casillas, y para muchos terminó en las primeras horas del día siguiente. Cada brigada tuvo una experiencia diferente pero sus testimonios coinciden en varios puntos. Enseguida, sus voces:

Érica Guevara, franco-costarricense, docente investigadora de la Universidad de París 8, integrante del Observatorio Político de América Latina y del Caribe. Observadora en Ecatepec, Estado de México.

“Esta mañana en una casilla observamos a 150 metros de la casilla lo que se llama una ‘casa amiga’, donde veíamos miembros del PRI que estaban acarreando votantes hasta la casilla y seguramente intercambiando cosas. Esto lo vimos después en otra casilla, donde también se observaba prácticas de casa amiga, de compra de voto, de intercambio de votos por algo.”

Como miembro del Observatorio Político, Érica ha observado varias elecciones durante este año electoral en América Latina (Costa Rica, Colombia, Paraguay) y durante los años anteriores (El Salvador y Ecuador). Compartió su experiencia y su análisis desde una perspectiva comparativa.

Se ven cosas como, digamos, controles por los partidos, con doble listas. Se ven prácticas irregulares que yo no había observado en otras partes, de forma mucho más importante y mucho más obvia que lo que uno puede ver en otras partes, en otros países… “En cada país las prácticas son distintas en función de las reglas de cada uno.

Aquí lo que se observa mucho es que por parte de la organización todo parece estar muy bien. Están todos los materiales perfectos y está todo como parece planeado, pero a la hora de la práctica hay muchas maneras de darle vuelta a lo que está ocurriendo. Esto es lo que más me llama la atención acá.”

En Ecatepec, la brigada encontró situaciones difíciles y pudo constatar muchas irregularidades. Documentaron la instalación de una casilla en medio de un pasillo del mercado y policías abiertamente apoyando a los operadores del partido y recibieron advertencias de no meterse.

Arely Hernández, mexicana, bióloga del Instituto Politécnico Nacional, dijo:

“Yo creía que se iba a cometer fraude realmente y que se iban a dar eventos violentos donde estuvimos la brigada de Ecatepec porque crecí en este lugar y sí sabía que estas elecciones iban a ser más fuertes y que se daba nervosismo… Por los sexenios pasados sí me había dado cuenta de que había compra de votos, pero no a tal grado como lo vi en esta experiencia.

“Vimos que se estaba dando fraude. Lo más preocupante que nos topamos fue lo de las casas amigas… Finalmente, en el conteo de votos observamos que había muchas personas que, si bien no actuaban mal, estaban presionando y estuvimos preocupadas. Pero finalmente no pasó nada después de los resultados.”

“Me gustaría seguir participando activamente en estas cuestiones porque yo no creo que esto va a desaparecer el día a la mañana y no porque haya ganado el partido opositor a los que estaban comprando votos, desaparezca. Entonces es importante que todos sigamos aportando nuestros esfuerzos para proteger nuestra democracia.

Nuestras brigadas sí creo que favorecieron estas elecciones para que sean democráticas.

En nuestro caso se encontraban personas internacionales y nacionales y me di cuenta de que tenían experiencia y que nos favoreció a nosotras como nacionales. También la presencia de extranjeros ayuda a que se vea que los ojos están en todos lados del mundo y no nada más en México.”

 Samuel Pérez Álvarez, guatemalteco, economista y secretario general del Movimiento Semilla y observador en Ciudad Nezahualcóyotl, comentó que su experiencia en las elecciones mexicanas fueron una inspiración para su trabajo político en Guatemala:

“La cultura democrática, la alta confianza en canalizar las demandas ciudadanas por la vía política, a través de los partidos, es inusual en Guatemala, por lo que la defensa de los votos en México y la amplia participación, particularmente de nuevas generaciones, son muestras de la importancia de un sistema democrático consolidado como vía pacífica para la resolución de conflictos.”

Aude Blenet del Programa de las Américas, francesa, abogada, profesora invitada en el ITAM, observadora en Ecatepec:

“Vimos acarreo, casas amigas, grupos de personas intimidando, de forma totalmente descarada. Sufrimos también presión y amenazas como observadoras, lo cual me preocupó bastante.”

Por otro lado, para ella la experiencia de la observación ofreció un ejemplo de solidaridad:

“Fue emocionante estar junto con todas estas personas que vinieron desde el mundo entero a México para ayudar a que se respetara el voto del pueblo mexicano. Es una señal de que la solidaridad internacional se está profundizando de forma muy positiva y novedosa. El hecho de juntar una red de observadores desde abajo significa ya en sí mismo mucho en cuanto a cambios que estamos dando como sociedad civil del planeta.

Jim Mahon, profesor de Williams College en Massachusetts y observador en Teotihuacán:

“Lo más impactante fue el entusiasmo y la energía de toda la gente comprometida en la observación, y la participación de la juventud, su espíritu, queriendo asumir su deber de ciudadano o ciudadana, asegurando que las elecciones sean libres y justas y que no haya fraude.”

Jim participó en las elecciones de 2006 como observador. “La diferencia con el 2006 es el cambio masivo que se dio en la población, que decidió no acceder a las demandas de partidos que se querían apoderar de sus votos.”

Andrea Rodríguez, argentina, estudiante en Trabajo Social, militante de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular:

“México es un país muy importante para la región y sabíamos de las dificultades del contexto en el que se desarrollaba las elecciones, las posibilidades de fraude. Sabíamos que en el país se iba viviendo una situación de violencia y de persecución política y nosotros siempre le damos mucha importancia a la articulación con los movimientos populares de todos los países.”

“La impresión es que vivimos como grata sorpresa que, a pesar de algunas irregularidades, no hubo una voluntad política de desatar una violencia que pudiera anular la elección o generar un fraude masivo. Fue, por lo tanto, un momento de alegría y de alivio.”

“Es muy importante porque la realidad es que los pueblos de América Latina estamos atravesados por una misma historia en común, con una relación de subordinación en la división internacional del trabajo, en este mundo globalizado, e incluso hemos estados atravesados en la historia por momentos políticos bastante hermanados, parecidos. Pienso que sería interesante tener mejor integración, para pensar mejores condiciones como región.”

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