Nixon y Echeverría, almas afines

Con este ensayo, el IRC Programa de Las Américas presenta una
nueva serie mensual, en colaboración con el National Security Archive
(NSA) en Washington, DC. Según Kate Doyle, la Directora del Proyecto
México del NSA, "El objetivo principal del proyecto es cuestionar
los mitos de la política exterior, en ambos lados de la frontera."
Doyle analiza los archivos recién abiertos en EE.UU y México
de casi cuatro décadas, para descubrir nuevas evidencias y llevar a
la luz pública las historias ocultas de la relación bilateral.
Los resultados nos permite separar el discurso formal de los motivos reales,
y proporcionan elementos para reconsruir la diplomacia binacional a base de
los intereses compsrtidos, la transparencia y la participación ciudadana.
Los documentos originales y los ensayos previos se encuentran en: www.nsarchive.org/mexico.
Esperamos sus comentarios en: <americas@irc-online.org>

 

Archivos abiertos

Los presidentes Richard Nixon y Luis Echeverría se reunieron dos
veces en junio de 1972 en Washington. El tema central de sus conversaciones:
el peligro del comunismo para América Latina, representado por Fidel
Castro en primer lugar, y por el socialismo de Salvador Allende en Chile,
en segundo. Para entonces, el presidente mexicano ya buscaba convertirse en
el líder del Tercer Mundo y en público defendía a Castro
y sobre todo a Allende. Todo lo que dijeron quedó registrado en las
grabadoras colocadas en la Casa Blanca. El contenido de esas grabaciones apenas
se está dando a conocer.

 

¿De qué hablan los presidentes a puerta cerrada? Si se trata
de Richard Milhouse Nixon y de Luis Echeverría, los dos presidentes
gozaron hablando… de ellos mismos. Ambos fueron líderes poderosos
con egos similares y, de acuerdo con grabaciones de dos encuentros que sostuvieron
en la Casa Blanca, en junio de 1972, cada uno vio en el otro un alma afín.

Esas conversaciones, así como las ideas que tenía Nixon en
privado sobre México y su presidente, ideas que compartió con
sus ayudantes y visitantes, antes y después de sus encuentros con Echeverría,
fueron grabadas mediante cinco pequeños dispositivos escondidos en
la silla del presidente estadunidense, y dos más empotrados en una
chimenea que estaba cerca.

Los micrófonos, con los dispositivos colocados en otras oficinas
clave y en los teléfonos de la Casa Blanca, habían sido instalados
por técnicos del Servicio Secreto, en 1971. Estaban allí por
sugerencia del presidente Lyndon Johnson, quien grabó sus llamadas
telefónicas cuando ocupó la Casa Blanca, para tener un registro
exacto de los actos de la Presidencia que los historiadores pudieran usar
después.

Nixon dejó la Presidencia en 1974, pero su obsesión por las
cosas secretas impidió que las cintas se hicieran públicas;
luchó toda su vida para mantener bajo control las 3 mil 700 horas grabadas
durante su mandato; no fue sino hasta 1999 cuando los Archivos Nacionales
comenzaron a hacerlas públicas, de manera cronológica.

Archivos Abiertos escuchó cada conversación en la que se
mencionaba a México o a su presidente. En total, partes de 169 cintas.
La pieza central son las reuniones que tuvieron Nixon y Echeverría,
el 15 y 16 de junio de 1972.

 

Echeverría y Cuba

Nixon y Echeverría tenían una visión común
y algunos problemas comunes. Los dos se consideraban verdaderos líderes
mundiales, no meramente jefes de Estado. Cuando se reunieron, Nixon acababa
de regresar de China y de la Unión Soviética, donde sostuvo
conversaciones cruciales con los líderes de ambos países, que
llevaron a la "apertura" de China y al primer acuerdo de desarme
entre estadunidenses y soviéticos. Echeverría, quien utilizó
la política exterior como usaría un actor el escenario, realizó
al comienzo de su mandato una gira por todo Estados Unidos, con escalas en
ciudades donde vivían grandes comunidades de mexicanos. Ya había
viajado por América Latina, donde se reunió con algunos jefes
de Estado, incluyendo el presidente de Chile, Salvador Allende. Luego también
fue a Pekín y a Moscú.

Ambos sostenían guerras secretas. En 1969, el gobierno de Nixon
comenzó un bombardeo encubierto contra Camboya, mientras Echeverría
llevaba a cabo la "guerra sucia" contra los movimientos subversivos.
Y cada uno enfrentaba el descontento popular: Por todo Estados Unidos las
protestas contra la guerra de Vietnam estaban en su punto más álgido,
y Echeverría enfrentaba las crecientes demandas de democracia y justicia.

Queda claro en las cintas que Nixon admiraba a Echeverría. En docenas
de las distintas conversaciones grabadas, mientras habla con sus ayudantes
en la Casa Blanca, Nixon describe a Echeverría como un hombre "tan
brillante, enérgico", "un tipo vigoroso", "un tipo
muy atractivo"; le dice al director de la CIA, Richard Helms, que "es
fuerte, quiere hacer las cosas correctamente en su país".

En las conversaciones que sostuvieron, con la ayuda de un traductor, los
dos presidentes nunca tocaron los temas bilaterales entre Estados Unidos y
México, como drogas, migración o comercio. Echeverría
se pasó la mayor parte del tiempo discutiendo sobre la amenaza comunista
para la región. Latinoamérica enfrentaba un peligro inminente,
le dijo a Nixon, acosada por la pobreza y el desempleo y la propaganda de
la Unión Soviética, que mostraba a la Cuba de Fidel Castro como
la respuesta a los problemas del hemisferio. La solución, insistía,
era el capital privado. Por ello exhortaba a Nixon a que promoviera las inversiones
en México y en la región.

Echeverría: Dígale (dirigiéndose al traductor)
al señor presidente que en el discurso que voy a tener dentro de una
hora en el Congreso, ratifico mis tesis del Tercer Mundo frente a las potencias…

Nixon: (Interrumpiendo) La doctrina Echeverría. –Sí…
porque si en América Latina yo no tomo la bandera nos la quita Castro
Ruz. Estoy perfectamente consciente de eso… Dígale que nosotros lo
sentimos en México -que yo lo sentí en Chile, que se siente
en Centroamérica, que se siente entre los grupos juveniles, entre los
intelectuales– que Cuba es una base soviética en todos sentidos, militar
e ideológica, que la tenemos en las narices. Que el doctor Castro y
Cuba son instrumentos de penetración en los propios Estados Unidos;
lo quieren ser en México, y en todos los países de América
Latina y que no cesan en eso en una u otra forma. Que evidentemente los grandes
subsidios que recibe y su gran complicidad, es para proyectarse en grupos
norteamericanos y grupos latinoamericanos. Y que si nosotros, concretamente
México, no adopta una postura progresista dentro de la libertad, con
la amistad con Estados Unidos, esta corriente va a proliferar. Que yo lo siento
en América Latina como se siente en algunos grupos de Estados Unidos.

Que él (Castro) no ha tenido ningún escrúpulo en sacrificar
a su país y todas las libertades por ser un instrumento soviético;
que está realizando un gran viaje en estos momentos por muchos países
socialistas pequeños. Y que el gran problema para toda América
Latina es en este momento el crecimiento de la población, el desempleo
y las tensiones sociales que el comunismo internacional provoca. Que por tanto
es muy importante, yo creo, para mí es una cosa de gran preocupación
personal, que le quitemos la bandera con testimonios reales de cooperación
a nivel oficial y con la iniciativa privada y con la tecnología.

La arremetida de Cuba y la Unión Soviética no amenazaba sólo
la estabilidad de la región. Echeverría advertía a Nixon
que dicha arremetida también tenía efecto en las organizaciones
de izquierda dentro de Estados Unidos. Echeverría hizo saber a Nixon
que sus ayudantes habían obtenido información de inteligencia
sobre grupos de estadunidenses que tenían planeado protestar contra
el gobierno mexicano cuando visitara las ciudades estadunidenses.

Echeverría: (…) Eso de América Latina se refleja
dentro de Estados Unidos, en las minorías raciales, en las gentes de
origen mexicano, de origen puertorriqueño, en distintos grupos norteamericanos,
porque ganan terreno; o hay soluciones económicas equilibradas o ganan
terreno en América Latina y eso se refleja en Estados Unidos. Que claro
hay un gran éxito en las conferencias del Sr. Presidente Nixon en China
y en Rusia, pero todo lo que China y Rusia puedan hacer por causar problemas
lo van a hacer… que en América Latina, lo sentimos. Yo lo observé
en México, lo he observado en México, lo vi en Chile directamente,
y en cada país latinoamericano en una u otra forma.

Nixon: …primero, el análisis del presidente acerca de
los problemas del hemisferio es muy perceptivo. Y, segundo, aprecio el hecho
de que él esté al frente -hablando no sólo de su país,
el cual es su primera responsabilidad (…) -pero que esté encargándose
de hablar en nombre de todo el hemisferio. Porque México, como dijo
anteriormente, no solamente tiene frontera con Estados Unidos, sino con toda
Latinoamérica. Y México, además, pudiera decirse, es
el puente, el puente entre Estados Unidos y el resto de América Latina.
Creo que el hecho de que el presidente de México tenga el papel protagónico
al hablar sobre los problemas del hemisferio es algo muy constructivo. (…)

Echeverría: Dígale que ahora que venía para
acá, grupos de mexicanos hablaron conmigo de Angela Davis (conocida
activista afroamericana de la Universidad de California en Berkeley). Que
están enterados del propósito que había de una organización
que está manejando Ángela Davis ahora, de hacer una manifestación
en San Antonio para protestar por la existencia de presos políticos
en México, que son grupos muy comentados, quizá comentados por
Chile, quizá comentados por Cuba, o algunos grupos de los llamados
chicanos, que están en la Universidad de California en una íntima
relación. Echeverría: Dígale que, que tan luego como
hubo la idea de que ella fuera a San Antonio a una manifestación a
protestar por cosas internas de México dentro una tesis de "fuera
todos los presos políticos en todos los países", nosotros
los vimos en México. Que están en una intensa actividad, y que
esos fenómenos de América Latina se reflejan aquí en
los Estados Unidos.

 

La voz del hemisferio

Nixon le dijo a Echeverría que, en principio, estaba de acuerdo
en que era crucial incrementar las inversiones, pero explicó que antes
de que los empresarios estadunidenses se comprometieran en Latinoamérica,
necesitaban estar seguros de que esos países podría proteger
sus empresas privadas y asegurar la estabilidad: "Estabilidad sin miedo
a un golpe de Estado violento o de ser expropiados". Le pidió
a Echeverría que transmitiera ese mensaje a los líderes de la
región, y que advirtiera al resto de los terribles peligros que supondría
seguir el camino socialista de Chile. Y que dando a conocer las advertencias
sobre el peligro del comunismo y subrayando la importancia del capital privado,
Echeverría se convertiría en el líder más importante
del hemisferio.

Nixon: (…) creo que ayudaría mucho al presidente que
enfatizara, en sus declaraciones en América Latina, el hecho de que
allí se necesita que los gobiernos se responsabilicen con la estabilidad,
y que ofrezcan garantías de protección a las empresas privadas,
como hace su país. Ahora, éste es un asunto muy delicado. Yo
sí sé una cosa: Nadie en Estados Unidos quiere decir esto porque
entonces parece como si nosotros estuviéramos interviniendo en Latinoamérica
y tratando de decirle a ellos qué clase de gobierno deben tener. Por
otra parte, creo que si el presidente de México habla sobre estos asuntos,
(…) podría, simplemente decir que (…) encuentra una disponibilidad,
una voluntad de los empresarios privados estadunidenses en ir a Latinoamérica,
para hacer negocios en sociedad. Pero, por otra parte, los gobiernos de Latinoamérica
deben hacerse responsables de garantizar la estabilidad en sus países
para este tipo de inversión.

Por ejemplo, el presidente ha estado en Santiago. No conozco al presidente
Allende, y no lo juzgo, no sé cuáles puedan ser sus planes futuros
para Chile. Pero por otra parte, como bien sabe el presidente, en este momento
todo el capital extranjero está huyendo de Chile, tratando de salir.
Y no hay capital nuevo entrando. Ahora, esa es la opción que ellos
escogieron. Pero si el experimento chileno se llegara repetir con diversas
variantes en otros países de Latinoamérica, no hay ninguna posibilidad
de que las grandes corporaciones (…) pongan su dinero en ellos. Porque
hay otras partes en el mundo -por ejemplo, países como Indonesia, Tailandia,
en Asia, y países en África, incluso–, donde ellos piensan
que sus inversiones tendrán más posibilidades de sobrevivir.
Lo que estoy diciéndole al presidente no está dirigido a su
país. Estoy usando a su país como ejemplo; si más países
en Latinoamérica siguieran el ejemplo de México, creo que usted
vería un boom de las inversiones de Estados Unidos y de Europa y Japón
(…)

Pero quiero decirle al presidente que (…) puede contar conmigo para
exhortar a la comunidad de negocios estadunidense a que invierta en Latinoamérica.
Creo que es de vital importancia para Estados Unidos no permitir que la tragedia
cubana infecte al resto del Caribe y, eventualmente, al resto de Latinoamérica.
Y, francamente, para serle muy sincero, creo que sería muy perjudicial
para todos nosotros que el experimento chileno se esparciera por el resto
del continente. Sería un hemisferio muy enfermizo si esta fuera la
tendencia del futuro.

También me gustaría decirle otra cosa al presidente, sin
pisotear la actitud tradicional de México de mantener una política
independiente. Creo que es muy útil que México asuma un papel
protagónico en asuntos como estos en la OEA. No estoy pensando ahora
que México asuma el papel de agente de Estados Unidos. Pero creo que
México está en una posición ideal para hacer eso. De
lo contrario, el liderazgo sería asumido por líderes del continente
que no pueden hablar tan efectivamente como puede hacerlo el presidente de
México.

Echeverría: Dígale que yo pienso que así es
en realidad.

Nixon: En otras palabras, mejor que la voz de Latinoamérica
sea la voz de Echeverría, a que sea la de voz de Castro.

 

La triste realidad

Pero si a Nixon le caía bien Echeverría, el país al
que representaba le era indiferente. El presidente estadunidense se veía
como el protagonista de todos los grandes asuntos políticos del momento
y México no estaba entre ellos, como le dijo al jefe de su equipo,
H. R. Haldeman, después de su primer encuentro con Echeverría.

Nixon: Después de que usted ha sostenido dos cumbres, una
en Pekín y otra en Moscú, con temas de tan grande importancia,
es en verdad terriblemente difícil tratar con un país, incluso
tan importante como México. Y, honestamente, por eso mismo, se podría
decir lo mismo de los británicos, los franceses, los italianos, y los
alemanes. ¿Entiende lo que quiero decir? En la actualidad hay ciertos
países en el mundo que son importantes, y otros que no lo son.

A pesar de la petición de Echeverría de una "nueva sociedad
de los estadunidenses" con Latinoamérica, la política hacia
México y el hemisferio no cambió de forma perceptible durante
el gobierno de Nixon.

Finalmente, cualquier cosa que Nixon haya pensado sobre México y
su presidente, Echeverría duró más tiempo en el poder
que su colega, pues terminó su mandato en diciembre de 1976. El 17
de junio de 1972, un día después de que los dos mandatarios
se reunieron por segunda vez en la Casa Blanca, cinco ladrones fueron arrestados
mientras allanaban la sede del Comité Nacional Demócrata en
el edificio Watergate, en el centro de Washington.

Fue el principio del fin: las cintas que Nixon grababa en la Casa Blanca
sirvieron más tarde para sacarlo de la Presidencia: renunció,
deshonrado, el 9 de agosto de 1974.

TE RECOMENDAMOS