30 mil salvadoreños huyen de la violencia a México en el último año

belen11-e1306086629888En El Salvador, la guerra civil de los años 80 causó un éxodo que dividió a cientos de familias. Treinta y seis años después los salvadoreños vuelven a vivir el éxodo, esta vez obligado por las pandillas y la situación de violencia que afecta a los países del Triángulo del Norte.

Alfonso (su nombre ha sido cambiado para proteger su verdadera identidad), es uno de estos salvadoreños. Salió de El Salvador en 2015 junto a su esposa, dos hijos y su hija. Ellos representan solo una de las familias de 30 mil salvadoreños que dejaron todo en su patria para salvar sus vidas por las constantes amenazas de muerte que recibían de parte de las pandillas.

Desde 2014 la ola migratoria causada por la violencia dio mucho de que hablar, sobre todo porque muchas la de las personas que intentaban salir del Triángulo del Norte eran menores de edad. Sin embargo, poco se ha hablado sobre las familias que han dejado su tierra y su país huyendo de la violencia, cifra que ya ha superado la alcanzada durante el periodo de la guerra civil en El Salvador.

Al igual que otros jóvenes, los hijos de Alfonso fueron los primeros en salir de El Salvador, antes de ser reclutados o asesinados por la pandilla.

“Las familias y sus jóvenes son un blanco en el país”, dijo Alfonso al ser entrevistado por representantes de la Agencia de la ONU para Refugiados (ACNUR). Si los jóvenes se rehúsan a ser parte de la pandilla, toda su familia puede ser asesinada.

Las cifras oficiales indican que durante los primeros seis meses del año, 3,058 personas han sido asesinadas en El Salvador. La cifra aumentó 7% en comparación con el mismo periodo del año pasado y según estos datos el 25% de todas las personas asesinadas son menores de 19 años.

Y es que aunque la familia logra sacar del país a sus hijos jóvenes que están en riesgo el problema no termina. Las maras continúan su acoso con los otros miembros que se quedan en el hogar. Por eso Alfonso decidió dejarlo todo para reunirse con sus hijos que ya estaban en tierra mexicana, antes que las maras cumplieron sus amenazas de matar o violar a su hija menor.

Según el testimonio de Alfonso, cuando los pandilleros se enteraron que él había mandado a sus hijos fuera del país buscaron asesinar a su hija menor. La persiguieron en la calle y en la escuela tuvieron que esconderla cuando los pandilleros llegaron para matarla.

En otros casos, quienes intentan escapar de las maras no lo logran. Las autoridades salvadoreñas no tienen una cifra de cuántas personas deportadas de Estados Unidos fueron asesinadas por las pandillas. Sin embargo, se sabe, por procesos de solicitudes de asilo que entre 2014 y 2015, 89 personas deportadas fueron asesinadas pocos días después de haber regresados a El Salvador.

Cada semana arriban al país seis vuelos con entre 50 y 145 personas deportadas de Estados Unidos y la mayor cantidad de deportaciones de salvadoreños se hacen desde México. Desde 2014, hasta la fecha, 22,317 salvadoreños han sido deportados del territorio mexicano; 4,100 son menores de edad que viajan solos.

El éxodo inicia en su tierra

Antes de tomar la decisión de dejar su tierra, las familias que huyen de la violencia inician su éxodo en su país. Durante este año, 751 familias han dejado sus hogares para buscar otras colonias donde estar lejos de las pandillas y la violencia.

Las extorsiones, el acoso de las pandillas, los homicidios de personas que se negaron a ser parte de las maras, y para proteger a los menores de edad son las causas más comunes para que las familias decidan dejar sus hogares. para proteger a los menores de edad.

El Fondo Social para la Vivienda, institución estatal, ha recibido denuncias y solicitudes de cambio de domicilio de familias en 20 municipios del país, todas estas relacionadas a la situación de seguridad y al problema de las pandillas. Entre 2015 y 2016, la institución ha registrado que al menos 30 familias abandonan sus hogares cada semana.

Según el Fondo, la mayoría de las casas que son abandonadas son tomadas por los pandilleros como casas “destroyer” y esto empeora la situación de inseguridad de las familias que deciden arriesgarse y quedarse en sus comunidades. Muchos de los dueños de estas viviendas se ven obligados a continuar pagando su cuota mensual para no perder el inmueble, pero por temor no hacen denuncias para que la policía recupere las viviendas.

México, una opción

La crisis humanitaria declarada por Estados Unidos debido a la ola migratoria que inició en 2014 es más crítica y grave en las proximidades de la frontera sur de México. De acuerdo a los datos de las autoridades mexicanas, las instituciones del estado procesan cientos de solicitudes de asilo de familias que huyen de El Salvador, Guatemala y Honduras por la violencia. La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) reportó 1,296 solicitudes de asilo en 2014 y la mayoría de los solicitantes son migrantes de Honduras y El Salvador.

Belen5-e1306086539833Algunas personas como Alfonso que buscaron ayuda en las instituciones de atención a refugiados en México, aseguraron que están conscientes de que no pueden obtener permisos legales o de residencia para vivir en Estados Unidos y es por eso que apuestan a luchar para quedarse en tierra mexicana.

Y es que las condiciones para los migrantes y las personas que huyen de la violencia en Centro América están cambiando desde la ola migratoria de 2014. El año pasado, El Salvador y México firmaron un acuerdo migratorio para que los salvadoreños pueden entrar y salir formalmente por la frontera sur, en los estados de Chiapas, Campeche, Tabasco y Quintana Roo.

Una vez cruzan la frontera sur, los migrantes pueden buscar las oficinas de COMAR para exponer su caso y solicitar asilo. Durante el proceso, las personas permanecen en un albergue y obtienen la respuesta de la institución sobre su solicitud de asilo 45 días después de haber iniciado el proceso.

De acuerdo a representantes de ACNUR en México las instituciones que velan por los derechos humanos de las personas que huyen de la violencia en sus países deben hacer más para proteger a los migrantes y refugiados, ya que estos continúan siendo víctimas de violaciones a sus derechos mientras recorren el camino para llegar a México o Estados Unidos.

“A medida que las vías seguras para buscar asilo disminuyen en la región, estas personas se convierten en víctimas de traficantes, o tratantes y se exponen a sufrir abusos en el camino, mientras que sus necesidades no encuentran una respuesta adecuada”, dijo Filippo Grandi, comisionado de la ONU para los refugiados.

Fotos: John Sevigny

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