Migración y globalización

Con la crisis económica global, las premisas de la globalización están bajo la lupa. Las profundas contradicciones del modelo de "ventajas comparativas" y exportación como el motor de desarrollo han sido expuestos por una de las peores crisis de la historia que, según los expertos, todavía no ha tocado fondo.

Los hechos llevan a la necesidad de hacer un balance imparcial de este modelo de globalización. Entre las consecuencias por evaluar es la migración, y el estudio de caso obligatorio es México.

México es el primer ejemplo de un país pobre que se integrara con un país rico. Los promotores del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (en inglés, NAFTA) aseguraron que el resultado sería una proceso gradual de convergencia entre las dos economías y una disminución en la migración de México hacia los Estados Unidos.

Pasó todo lo contrario. Desde NAFTA el número de mexicanos buscando trabajo en EEUU se disparó. Ahora más de 10 millones migrantes—con y sin documentos—viven al otro lado de la frontera.

A pesar del marcado incremento en el comercio, el acuerdo comercial no generó los empleos previstos. Más importante, las importaciones de EEUU provocaron el desempleo de trabajadores del campo y de pequeñas y medianas empresas. Se calcula que unos dos millones de campesinos dejaron la producción agrícola. Muchos de ellos migraron.

Migración y movimiento de la fuerza laboral no formaron parte de NAFTA, asi que mientras el traslado transfronterizo de bienes se facilita, la respuesta al aumento en los flujos migratorios ha sido la criminalización de los y las migrantes y la construcción del infame muro fronterizo. Unos 5,000 migrantes han muerto en su intento de cruzar la frontera desde 1994.

En los primeros dos años del gobierno de Felipe Calderón, México se ha vuelto un "foco rojo" por ser un país expulsor de migrantes y por el trato a los migrantes centroamericanos en su frontera sur. Las organizaciones de migrantes mexicanos en EEUU acusan al gobierno de no defender los derechos de sus paisanos debido a su subordinación al gobierno estadounidense y el alto grado de dependencia económica hacia los EEUU. También critican la falta de programas de generación de trabajo digno.

En cuanto a su frontera sur, el relator en derechos humanos para la ONU, el mexicano Jorge Bustamante, concluye, "Hacemos a los centroamericanos violaciones de sus derechos humanos iguales o peores a los que les hacen a los mexicanos en Estados Unidos."

Bajo la globalización, el número de centroamericanos que migran a los EEUU sube año por año y sus economías dependen de las remesas que estos envían. Bustamante reporta que los migrantes son "torturados, vejados y extorsionados" por una "red criminal" integrada por miembros de las fuerzas armadas, la policía y funcionarios corruptos en su paso por el territorio mexicano.

Las violaciones de derechos humanos derivan de la adopción de un enfoque de control fronterizo en la política migratoria. El gobierno de Bush ha presionado al gobierno mexicano parar la transmigración de centroamericanos que van para los EEUU como parte de una estrategia más amplia de "empujar para afuera" su propio perímetro de seguridad—es decir, imponer su estrategia de seguridad nacional a sus socios norteamericanos.

Esta extensión de NAFTA hacia el área de seguridad está formalizado en la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN) y la Iniciativa Mérida—un paquete de ayuda militar/policiaco que incluye medidas fronterizas para controlar "el flujo de bienes y personas ilegales."

El ahora desacreditado modelo de globalización considera a los migrantes como una amenaza a la seguridad nacional, a la vez que sus políticas comerciales avientan a miles de personas a la travesía más peligrosa de sus vidas. Los millones de dólares destinados a detener y deportar a los migrantes deberían ser recanalizados a una estrategia regional para la generación de empleo digno. Asimismo, es hora de revisar los tratados de libre comercio que cierran empleos en los países de origen. Si no, la crisis de derechos humanos para los migrantes se profundizará con la crisis económica.

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