¿El fin, por fin, del embargo cubano?

Obama tiene una gran oportunidad de mostrar a América Latina y el mundo el "cambio"que prometió.

El presidente electo Barack Obama ha recibido miles de peticiones y sugerencias de grupos de ciudadanos que esperan ver distintos cambios en las políticas de EEUU. Muchas se contradicen entre sí, y el nuevo Gobierno tendrá que decidir a quién favorece y a quién deja desilusionado.

Entre las demandas, hay una en la que parece existir un consenso bastante amplio. Coinciden la Cámara de Comercio y los sindicatos, republicanos y demócratas, líderes de países latinoamericanos de izquierda y centros conservadores en Washington. Es la llamada de poner fin al bloqueo estadounidense contra Cuba. Para empezar, la mayoría de las voces están pidiendo que se levanten algunas de las restricciones y esa parece ser la postura que prefiere Obama. Sin embargo, el consenso va en el sentido de que después de 50 años el bloqueo no sirve los intereses de nadie. Año tras año, el bloqueo que prohíbe el comercio, el envío de dinero y hasta el derecho de los estadounidenses de viajar a la isla—con pocas excepciones— ha sido criticado por grupos de DDHH y centros progresistas como una violación de los principios internacionales de política exterior. En la ONU se ha votado 16 años consecutivos contra el bloqueo por un margen de 185 países contra 3 (EEUU, Israel y Palau) en esta última votación. La Unión Europea llevó una queja a la OMC, y hasta disidentes cubanos se han expresado en contra del bloqueo de EEUU a su país.

En una carta al nuevo presidente, enviada el 4 de diciembre, importantes agrupaciones exportadoras piden "el levantamiento total de todas las restricciones sobre el tránsito y el comercio con Cuba". Argumentan que las sanciones afectan más a los pobres, el comercio que Cuba ha desarrollado con el resto del mundo diluye el impacto político del bloqueo, y que simplemente la isla no presenta una amenaza a la seguridad nacional de EEUU. Sin embargo en 2004, y a contracorriente de la opinión internacional y de fuertes sectores nacionales, el gobierno de George W. Bush impuso mayores restricciones hacia Cuba, limitando los viajes aun en caso de la muerte de un familiar.

Los defensores de derechos civiles, que siempre han afirmado que las restricciones son una violación del derecho constitucional de libre tránsito de los estadounidenses, están pendientes de las acciones del nuevo gobierno. Obama, que primero se había expresado a favor de levantar el bloqueo, después se limitó a decir que es necesario eliminar las restricciones a las visitas y los envíos.

El bloqueo contra Cuba siempre ha sido una violación de las leyes internacionales, y un acto unilateral que constituye un insulto no solo a la población de la isla sino a toda la comunidad internacional. Toca los derechos de los estadounidense, la mayoría de los cuales, según las encuestas, está en contra de la medida. Existen evidencias de que hasta el gobierno de Bush empezó a entender que la medida no tenía futuro. El Washington Post ha reportado que la Secretaria de Estado Condoleezza Rice envió una delegación a la oficina de EEUU en La Habana para investigar la posibilidad de ampliar la presencia diplomática en el país.

El último núcleo de defensa de la fallida medida es la población cubana-americana, concentrada en el estado de Florida, e incluso entre esta población el apoyo al bloqueo está cada vez menos presente entre las nuevas generaciones. La última encuesta hecha por la Universidad de Florida por primera vez mostró que la mayoría de los cubanos encuestados están a favor de levantar el bloqueo y normalizar relaciones entre los dos países.

Obama tiene una gran oportunidad de mostrar a América Latina y el mundo el "cambio"que prometió. Al levantar el bloqueo contra Cuba, se conformaría por fin a las reglas internacionales, pondría final sufrimiento innecesario de miles de familias, y reconocería el fracaso de una política que más que aislar a Cuba acabó aislando a EEUU en la región.

Con un costo político tan bajo, sería una lástima enfrentar el reto con pasos tímidos y parciales. Levantar las restricciones solo para las familias cubano-americanas y no dejar que otros ciudadanos visiten Cuba no tiene sentido. El bloqueo ya ha sido modificado para acomodar a los intereses de las grandes empresas para exportar alimentos. Es tiempo de reconocer los derechos de todos.

TE RECOMENDAMOS