Plan 3000<br> Resistencia y cambio social en el coraz&oacute;n del racismo

En plena ciudad blanca y racista, centro de la oligarquía agroexportadora, el Plan 3000 es una inmensa y pobre barriada de casi 300 mil habitantes, en su mayoría aymaras, quechuas y guaraníes; un micro-mundo integrado por las 36 etnias bolivianas. Una ciudad multicultural que resiste—en nombre de la igualdad—la cultura machista, prepotente y violenta de las elites locales.

Los vecinos de Plan 3000 en una manifestación en mayo de 2008. Foto: www.rpp.com.pe.

"A las 12 en la rotonda, donde está el mojón con la bandera boliviana", dijo Junior. "A la rotonda del Plan", digo al taxista. Luego de atravesar los ocho anillos de la ciudad, desde el casco viejo presidido por la elegante plaza 24 de Setiembre, la catedral y los edificios públicos de neta factura colonial, nos internamos en una zona casi descampada, de calles de tierra perforadas por máquinas que abren zanjas y remodelan caminos. Un sol de plomo castiga la rotonda, un círculo de quince metros de diámetro, suelo de tierra espolvoreada por el viento y media docena de palmeras enanas.

Alrededor giran micros, autobuses y coches haciendo sonar sus bocinas mientras las vendedoras del mercado vocean sus productos. Gruesas gotas de sudor resbalan por todo el cuerpo haciendo la espera interminable y asfixiante. Junior se acerca con una sonrisa, estira la mano con cortesía y decide caminar por el mercado para buscar una sombra donde conversar. Cruzamos la avenida Che Guevara y nos internamos en el laberinto de puestos saltando sobre enormes charcos.

Sobre un piso de tierra enlodada por aguas hediondas, encima de taburetes de madera y bajo techos de chapa y lona, se aglomeran puestos de verduras y frutas, pollos y carnes rojas, las infinitas variedades de cereales y papas andinas y un sinfín de alimentos manipulados por mujeres de polleras largas y gestos frugales. Se intercalan con puestos de ropa, equipos de audio, DVD, cuadernos y bolígrafos, adornos y jabones, y las músicas nacidas de los más increíbles mestizajes.

Es imposible no recordar la Ceja de El Alto, sobre La Paz, el centro de la ciudad más india y combativa de América Latina. Muchos dicen que el Plan 3000 es El Alto de Santa Cruz, pero desde dentro se aprecian tantas diferencias como similitudes. En todo caso, el Plan 3000 fue un bastión que los paramilitares cruceñistas no pudieron doblegar. En setiembre de 2008, se convirtió en nuevo símbolo de la resistencia popular latinoamericana.

Una Miami sin mar

Una calamidad de la naturaleza está en el origen del barrio más poblado y extenso de Santa Cruz. La riada del año 1983 del rio Piraí hizo que tres mil familias fueran trasladadas a una zona semiurbana lejana del centro de la ciudad, que de inmediato recibió el nombre de Plan 3000. Construyeron sus viviendas y sus calles, pero debían comprar el agua una o dos veces por semana a vendedores particulares. "Era un lugar abandonado, sembradíos, estancias de ganado, cañaverales", dice Junior Pérez, un joven ingeniero agrónomo activista en grupos juveniles del Plan.

Después empezaron a llegar migrantres de todo el país cuando, en 1985, el primer gobierno neoliberal del continente cerró las minas, la principal riqueza del país. Pero también llegaron afectados por las sequías, cambas pobres y collas nacidos en los más remotos rincones del país1. También fueron arribando al nuevo barrio gauraníes, chiquitanos y ayoreos, entre muchas otras etnias, del interior del departamento de Santa Cruz. "Esta es una zona multicultural", asegura Junior. "Pasamos de los 10 mil habitantes iniciales a unos 250 mil, sin servicios, sin alcantarillado ni pavimentación, mucha inundación. Ahora sufrimos la epidemia del dengue"2.

Sin embargo, los nuevos pobladores se insertaban en una sociedad "urbana feudal, estratificada, señorial y dominada por una economía de trueque"3. Santa Cruz es diferente. Fundada en 1561 por soldados españoles, tuvo dos características que labraron su identidad: un fuerte aislamiento geográfico y la ausencia de riquezas naturales. Eso la mantuvo como un enclave colonial con un orden social estratificado en el que las diferencias sociales –nacidas del color de la piel y no del tamaño del bolsillo- se concentraran en el nivel simbólico.

"La zona de residencia en relación con la cercanía a la plaza, la vestimenta y el estar eximido de trabajo o de tener que trabajar representaban en una ciudad, en la cual las diferencias económicas eran limitadas, puntos de vista determinantes para marcar la posición de cada uno dentro del orden social"4. En suma, una isla colonial y "civilizada" rodeada de "salvajes", tan lejos del Altiplano, que era el centro económico y político, como de Buenos Aires, capital del Virreinato del Rio de la Plata del que dependió desde 1776 . En la década de 1870, el movimiento político encabezado por Andrés Ibáñez, inspirado en la Revolución Francesa, funda el partido "Igualitarios" contra las estructuras estamentales de la ciudad.

Ibáñez proponía la abolición de la servidumbre de los indios y la distribución de las tierras no explotadas por los latifundistas. Aunque tuvo muchos seguidores fue atacado por la oligarquía local y perseguido por las autoridades centrales que lo ejecutaron en 1877. Hasta la Guerra del Chaco (1932-35) entre Bolivia y Paraguay, Santa Cruz permanece aislada del resto del país. Con la revolución de 1952 se reemplaza el orden estamental-feudal por el sistema electoral y se moderniza la región que registra un rápido crecimiento económico.

En 1950 Santa Cruz contaba con 41 mil habitantes; en 1998 supera el millón. Un 40% son collas que provienen del Altiplano y los valles; otro 40% son migrantes del interior del departamento; el resto son cambas, menonitas y japoneses. En 1952 Santa Cruz representaba el 3% del PBI de Bolivia; en 2004 supera ya el 30%, gracias a la exportación de gas a Brasil y Argentina y a la producción agropecuaria, con destaque de la ganadería y la soya. Aunque los rasgos materiales se han actualizado, las mentalidades evolucionan mucho más lentamente: una sociedad moderna coexiste con una mentalidad feudal.

Un buen ejemplo de esa mentalidad son los concursos de Miss Bolivia, uno de los orgullos de Santa Cruz. Las últimas doce ganadoras provienen de esa ciudad. Gabriela Oviedo, Miss Bolivia 2003, dijo que representa a "la otra Bolivia", la "no indígena", ya que en oriente son "blancos, altos y hablan inglés". Una estudiante de derecho de 23 años, dijo algo muy similar: "Los bolivianos vienen a Santa Cruz porque es una Miami para ellos"5.

La conclusión del sociólogo Andrés Waldmann, un alemán que vive hace más de diez años en Santa Cruz y escribió una tesis notable sobre la cultura de las elites, suena lapidaria: "Una sociedad pueblerina, estamental y homogénea, ha sido reemplazada por otra urbana, estructuralmente heterogénea, en la cual los contrastes entre el lujo y la miseria, entre el buen mantenimiento de instalaciones privadas y el ruinoso estado de las públicas, entre organización y caos, entre estructuras de vida premodernas y modernas coexisten de manera desarticulada"6.

A grandes rasgos puede afirmarse que en Santa Cruz se ha creado un polo de crecimiento capitalista moderno que se siente diferente y superior al occidente indio boliviano, al que considera un lastre para el país. Pero hay algo más: los cambas de Santa Cruz son hoy minoría en su propia ciudad, algo que puede deducirse del diseño urbano. La ciudad fue delineada a partir de una plaza central, a la que no podían ingresar los indios hasta hace apenas unos años, y un conjunto de anillos concéntricos. Los tres primeros anillos son la ciudad consolidada. El cuarto es una zona de transición; pero ya existen ocho anillos.

Además de ser menos, se sienten rodeados por indios, por collas a los que desprecian…y temen. La elite cruceña se apoderó ilegalmente de tierras destinadas a la reforma agraria de 1953; se estima que serían entre 30 y 50 millones de hectáreas. Esa es la base de su riqueza. Desde el golpe de Estado del general Hugo Bánzer en 1971, los golpistas partieron siempre de Santa Cruz, de donde surgieron también todos los ministros de Agricultura, hasta el día de hoy.

La demanda de autonomía tiene dos vertientes: por un lado, es un intento por controlar las riquezas hidrocarburíferas a través del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), motivo de enfrentamiento con el gobierno de Evo Morales. En segundo lugar, la autonomía es un intento por poner distancias con La Paz y el Altiplano, foco de las principales rebeliones desde la de Tupaj Katari en 1781. De alguna forma, es el modo de establecer un "cerco sanitario" que proteja los intereses de las elites locales.

Sobre este escenario contradictorio, se dibuja uno de los principales conflictos del continente: entre una elite rica, racista y excluyente, y una sociedad multicultural que está democratizando las relaciones sociales y culturales, e intenta revertir las desigualdades económicas.

Enfrentar el golpe cívico

Eduardo Loayza, director de Radio Integración, vive en el Plan 3000 desde hace 14 años. La emisora fue una donación del gobierno ante el monopolio mediático de la derecha y es administrada por once organizaciones sociales que gastan sólo mil dólares mensuales en mantenerla en el aire. "Hay cambios, hay más movimiento, más circulación, pero sobre todo la gente ha crecido en lo político. Esto era una bomba de tiempo que había que amortiguar para que no estallara. Pero al final llegó lo que tenía que llegar. La propia oligarquía lo hizo"7.

La discriminación hacia los collas fue creciendo de modo geométrico desde que Evo Morales llegó a la presidencia en enero de 2006. "Desde hace tres años hay agresiones contra manifestaciones y dirigentes, agresiones cobardes para intimidarnos, grupos de 20 con bates de beisbol", dice Junior. Sostiene que los jóvenes y los habitantes del barrio empezaron a defenderse, a partir de 2005, de los ataques de la Unión Juvenil Cruceñista (UJC), grupo civil de carácter paramilitar.

Con el tiempo, 2008 será considerado como un año de rupturas. Remmy González, ingeniero y ex viceministro de Desarrollo Rural y Agropecuario, nacido en La Paz pero emigrado a Santa Cruz hace décadas, cree que la ofensiva de la derecha cruceñista fue integral y abarcó todos los planos. "El año pasado decidieron afectar económicamente al gobierno de Evo aumentando la inflación en enero y febrero. La soya es el alimento principal para el ganado, fija los precios de las carnes, del aceite comestible y la leche, y con la especulación todo empezó a subir. Paralelamente reclamaban la autonomía"8.

González fue nombrado para bajar la inflación, lo que consiguió apoyándose en los pequeños y medianos productores que proveen la mayor parte de la canasta alimenticia. "Se creó EMAPA (Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos) que ha procesado su aceite, vendido su arroz, tiene ahora una fábrica de harina de trigo y decide sus precios en base a los costos de producción, y así y todo tiene ganancias. Pero no da para comprar toda la producción y sólo incide en el 20% de los alimentos. Pero si el 80% restante se pone de acuerdo, no hay forma de bajar los precios", dice Remmy.

EMAPA tendría que construir sus silos y plantas de procesamiento de aceite, una inversión que el Estado está ahora en condiciones de realizar. Pero no cuenta con personal especializado a nivel de gerencia. "En la empresa Aceite Fino el gerente gana 50 mil bolivianos; yo fui gerente de producción de EMAPA y mi sueldo era de 7.000 bolivianos. Si uno quiere profesionales de buen nivel es muy difícil. Y políticamente, la gente que ha llegado a ese nivel de conocimientos no quiere trabajar con este gobierno"9. Remmy sufre aún el acoso de sus vecinos por haber estado en un ministerio.

En el Plan 3000 los verdaderos enfrentamientos comenzaron el 4 de mayo de ese año decisivo. Ese día el Comité Pro Santa Cruz y la prefectura cruceña convocaron un referendo ilegal para la aprobación de un Estatuto Autonómico Departamental10. El Comité suele convocar "paros cívicos" en los que la Unión Juvenil Cruceñista asume funciones policiales, obliga a los comercios a cerrar, golpea a los que se niegan e impide con violencia que manifestantes populares lleguen hasta la plaza central. Suelen hacer pintadas con el lema "collas de mierda".

Ese día en el Plan se organizó una vigilia desde las cinco de la madrugada ante las amenazas de invasión que había hecho la UJC. Animados con música de protesta, una multitud estimada en 10 mil personas se concentró en la rotonda para impedir la devastación de los cruceñistas. Hasta ese momento los grupos de choque sólo se habían enfrentado a pequeños grupos o personas aisladas a las que invariablemente golpeaban y humillaban. Con la multitud aún no se habían atrevido.

La derecha separatista iba ganando terreno. El 15 de agosto, mientras dos tercios de los bolivianos confirmaban en referendo a Evo Morales en la presidencia, los miembros de la UJC golpearon brutalmente en el suelo al mismo comandante de la policía de Santa Cruiz mientras era filmado por la televisión. "En ese momento se supo la verdadaera dimensión de la “crisis estatal” en esos departamentos"11. A fines de agosto y principios de septiembre arreciaban los paros regionales en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, exigiendo la devolución del IDH ya que el gobierno había decidido financiar con ese dinero un bono para los jubilados.

Evo no pudo llegar a cinco de los nueve departamentos porque turbas de opositores bloquearon los aeropuertos. Entre el 9 y el 11 de setiembre parecía que la derecha estaba en condiciones de voltear al gobierno desde las calles: se tomaron instituciones, destruyeron oficinas estatales, ocuparon aeropuertos, persiguieron y dispararon contra opositores. En Santa Cruz fueron destruidas las oficinas de Canal 7 y de la radio estatal, oficinas públicas, locales sindicales y de partidos oficialistas, de movimientos campesinos y de ONGs fueron rodeadas, incendiadas y dinamitadas.

Aún puede verse el esqueleto de la Confederación de Pueblos Etnicos de Santa Cruz y los destrozos realizados en la Confederación Indígena del Oriente Boliviano, aunque están lejos del centro. Durante esos días calientes, miembros de movimientos, funcionarios estatales y de ONGs se refugieron en el Plan 3000, ya que era el único lugar en el que sentían a salvo.

Pero el 11 de setiembre la derecha fue demasiado lejos al masacrar una marcha campesina en Pando con el resulado de por lo menos 17 muertos, campesinos indefensos asesinados con ráfagas de ametralladoras. Los testimonios aseguran que ese día la gente pobre de Bolivia sintió que era hora de actuar, de frenar lo que Evo denunció como un "golpe cívico" contra las instituciones. El gobierno expulsó al embajador Philip Goldberg, denunciado por el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel como el gran articulador de la oposición, decretó el estado de sitio en Pando y movilizó al ejército. Los presidentes sudamericanos lo respaldaron a través de UNASUR.

En el Plan 3000 había una enorme tensión. El día 10, los separatistas rodearon y tomaron la terminal de autobuses "expulsando a los que hacían resistencia adentro, sin que el grupo de policías que se hallaba allí pudieran hacer nada"12. Los vecinos tuvieron claro que si ellos mismos no se defendían, nadie lo haría por ellos. El mismo día varios camiones llenos de "unionistas" llegaron por las varias entradas del Plan, golpeando sus escudos con palos para amedrentar a la gente.

Junior estaba en la rotonda y recuerda cómo fue el día 10. Comenzó muy temprano con la vigilia, pero el enfrentamiento más fuerte fue al mediodía: "Llegaron con escudos antimotines y cohetes de doce tiros de alto poder que pueden romper ladrillos y latas, y tienen un alcance de 50 metros y así nos empiezan a atacar. Nos hacen retroceder como dos cuadras. En esa acción caen algunos compañeros mayores que los golpean. Ahí hay una reacción. Gritamos, salimos todos y avanzamos. Logramos entablar un enfrentamiento cuerpo a cuerpo y liberamos nuestros prisioneros, y les tomamos prisioneros. Recuperamos nuestro territorio y los hacemos retirar como tres cuadras. Ahí tiene que interceder la policía que los resguarda y hace un pequeño cerco para protegerlos".

"La radio transmitió todos los combates", dice Eduardo Loayza. "Ya habían quemado Patria Nueva y Canal 7, y querían quemarnos la radio, nos quedaba sólo organizarnos y llamar a la gente a defender esto. La gente respondió. Nos llamaban de todas partes, nos decían qué sucedía: “que pasa un coche oscuro con unionistas, que están llevando cohetes, tal camión traslada handies”. Nos multiplicábamos porque la radio eran los ojos del pueblo, las manos, todo. Miles de personas, las mujeres, los jóvenes, niños con sus escuditos de lata de la calle, para pelear…cosas muy bonitas que van a quedar en la historia".

Lugo se supo que el objetivo era tomar la rotonda para preparar la llegada de Branko Marinkovic, presidente del Comité Pro Santa Cruz, que ya tenía preparado su discurso. "Aquí no hay nada, aquí todos somos nosotros", cuenta la leyenda que iba a decir. Pero el Plan resistió y ahora es un símbolo; y un bastión de la Bolivia multicultural.

Fragmentos del mundo Nuevo

El Plan 3000 demanda autonomía. Foto: www.comunicabolivia.com.

La crisis de setiembre se resolvió a favor del gobierno y de los sectores populares. Durante los días más calientes, la Bolivia de abajo se movilizó con un impresionante cerco a Santa Cruz. "Por el norte, se dirigían desde el Chapare cochabambino. Por el este marchaban desde San Julián, Cuatro Cañadas y otros municipios. Por el suroeste desde las provincias de los valles mesotérmicos. Desde el sureste, merece subrayarse la participación de indígenas guraraníes" 13. Con machetes en la mano, discutieron entrar en la plaza central de Santa Cruz "para darles una lección".

Se calcula que en el cerco participaron unos 30 mil indígenas, campesinos, colonizadores, sin tierra, pequeños comerciantes, obreros de la ciudad y el campo, estudiantes. Una parte venían del interior del propio departamento de Santa Cruz, guarayos, chiquitanos, guaraníes, además de los 20 mil que se movilizaron en el Plan 3000. El cerco a Santa Cruz reproduce, de alguna manera, el mítico cerco de Tupaj Katari a la colonial La Paz hace dos siglos. Con ese temor deberán convivir en adelante las elites separatistas.

El movimiento social del Plan se asienta en una enorme red informal de relaciones sociales densas, sumergidas en la vida cotidiana. El movimiento más fuerte es el de los "gremiales", las trabajadoras del mercado que cuentan con unas tres mil personas organizadas. Las juntas vecinales están presentes en la mayor parte de los 107 barrios, intentan resolver los problemas de alumbrado, alcantarillado, el mantenimiento de las calles y ahora encaran la creación de la Quinta Sección Municipal, que le daría al Plan 3000 su autonomía legal. La propuesta es denominarla Ciudad Igualitaria Andrés Ibáñez.

"La mayoría trabajan para el día, trabajo informal, comercio, empleadas domésticas, lavanderas, construcción, albañiles, plomeros…. Si no sacan dinero un día, el siguiente no tienen para comer. Hay nbso online casino reviews muchos cuartos de alquiler donde vive toda la familia pagando 250 bolivianos. El promedio es de cinco hijos por familia. Las calles las mantiene la gente. Abordan el tema de salud, agua, basura, y sobre todo la inseguridad ciudadana", asegura Junior.

Para comprender cómo los habitantes de un barrio pobre resisten y derrotan a una poderosa oligarquía, parece necesario dejar de lado las grandes acciones para enfocarse en los modos como transcurre la vida cotidiana. De la mano de Beti Zaire, maestra de 30 años nacida en La Paz que emigró al Plan 3000 cuando tenía diez, es posible conocer algo más de esa vida cotidiana14. Beti vive en Toro Toro, uno de los primeros barrios del Plan a pocas cuadras de la rotonda. Su barrio cuenta con unas mil familias pero su vida gira en torno a la cuadra donde está el comercio de su madre, Felicidad; o sea, su vida se relaciona densamente con la de otras cincuenta familias.

Felicidad tiene una tienda de abarrotes donde vende sobre todo alimentos a sus vecinos. Tiene una libreta donde anota las compras de los que no le pueden pagar al contado. Esas familias le pagan cuando cobran el salario de la semana o la quincena. Cuando alguien no paga, la visita en su casa particular todas las veces que sea necesario, hasta que la convence de saldar la deuda. En todo caso, la existencia de una deuda no implica que la relación se deteriore o se rompa.

Antes de tener su propia tienda Felicidad vendía golosinas en la puerta de colegios, fiestas y discotecas, dentro o fuera del Plan 3000. Tanto su papá, un albañil incapacitado para trabajar, como su mamá, hablan aymara aunque Beti ya no domina la lengua materna. Las demás familias de la cuadra provienen de los más diversos rincones del país: La Paz, Sucre y Cochabamba, aunque también hay cambas y familias del interior de Santa Cruz. Felicidad es una referente del barrio aunque no ocupa cargo en ninguna institución.

Las relaciones con las familias vecinas son muy estrechas. Cuando hay algún enfermo, algo muy común en barrios sin saneamiento ni agua potable, los demás vecinos de la cuadra le llevan comida, remedios y algo de dinero para afrontar los gastos más urgentes. Pero sobre todo "consejos y compañía, que es lo principal, porque somos muy unidos", dice Beti. Entre los valores parece tener tanta o más importancia la compañía, el diálogo o el simple "estar", que el apoyo estrictamente material. Las vecinas suelen apelar tanto a las pastillas como a las hierbas medicinales como forma de curar enfermedades, pero las hierbas no se "consumen" como medicamentos ya que a su alrededor existe una cosmovisión que se trasmite de forma oral, en largos e íntimos diálogos sobre las ventajas de tal o cuál hierba.

En el barrio donde vive Beti funciona una junta vecinal que se reune en la plaza sólo cuando hay que tomar decisiones importantes. La última asamblea en la que participó fue para debatir sobre los medidores del consumo de agua. El agua no la instaló la empresa estatal sino ellos mismos a través de su cooperativa, Coplan, pero con los medidores deben pagar mucho más que antes. Por eso exigen que si les van a instalar medidores les cambien las viejas cañerías por otras nuevas.

El presidente de la junta es un señor mayor, jubilado, que tiene tiempo suficiente para hacer trámites municipales para sus vecinos. El cargo es honorario, como en todas las juntas vecinales, y los vecinos lo renuevan porque le tienen confianza, un valor muy apreciado en este barrio. Beti insiste en que los dos principales problemas son la salud y el alcantarillado, dos temas que van de la mano y consumen buena parte de las energías y los escasos ahorros de las familias.

El relato de Beti muestra la enrome riqueza de las relaciones sociales en un barrio del Plan 3000. Por un lado, enseña la escasa mercantilización de la vida cotidiana. La confianza personal o familiar tienen más valor que el dinero, como aparece en el caso de la libreta de las compras. El tiempo no se mide como una mercancía sino por la intensidad del vínculo, lo que permite dedicar mucho tiempo a los vecinos aún descuidando el comercio o la propia familia. No se vive como una pérdida sino como un "don", parte de una relación de reciprocidad.

Por último, en un breve e incompleto examen, habría que destacar las diferencias de los liderazgos según géneros. Mientras Felicidad, la mamá de Beti, es una referente natural de su cuadra, sin ostentar ningún cargo, el presidente de la junta vecinal tiene un cargo formal aunque esté igualmente cimentado en la confianza personal. Podría decirse que mientras el cargo formal de la junta es "hacia afuera", el de Felicidad es "hacia adentro" de la propia comunidad. Una división no jerárquica que suele es muy común en las formas de ejercer el poder en las comunidades indias y de los sectores populares.

Son estas las relaciones que se pusieron en movimiento cuando la ultraderecha cruceñista atacó el Plan 3000. Son las relaciones densas de la cotidianeidad las que permiten a los débiles derrotar a los poderosos; las mismas que hacen posible la vida en medio de tanta pobreza. Y algo más: esas mismas relaciones son las que pueden permitir, expandidas, crear un mundo nuevo, o sea el "otro mundo" posible que proponen los altermundialistas.

La política desde abajo

Durante los combates, cuenta Junior, esa multitud de decenas de miles tenía formas muy precisas. Los más jóvenes, varones pero también mujeres, iban delante al enfrentamiento cuerpo a cuerpo con los cruceñistas. En una segunda fila estaban las mujeres del mercado y los padres de familia con sus hijos pequeños. Los comerciantes apoyaban con agua y coca, y las mujeres del mercado cocinaban los desayunos para todos.

"Los grupos son como células improvisadas en cada barrio y no tienen nombre, se toman decisiones en asambleas en la rotonda, como en cabildos para la defensa. Sin jerarquías, sin comandantes. Eso es bueno porque cuando hay liderazgos se siguen otros intereses. La UJC es un grupo bastante organizado, tienen asesoramiento de militares retirados, manejan armamento bélico, usan escudos antimotines y tienen instrucción de orden cerrado y artes marciales. Como es una oligarquía empresarial es eficiente. Nosotros lo hacemos alrededor de un sentimiento y de la dignidad", dice Junior con inocultable satisfacción.

Siente que ahora que predomina la distensión, es la hora de sacar lecciones de la experiencia vivida. "Se llegó a reflexionar que la dirección política del MAS no influyó en esta resistencia, no hubo una estructura de dirección sino que fue la propia gente. Tampoco hubo apoyo de logística del gobierno ni del MAS sino del mismo combatiente que traía sus cosas, agua, comida y palos, y el mismo pueblo que por solidaridad apoyaba con agua, cohetes y eso. La gente desbordó al propio MAS, lo rebasó y hubo muchos cuestionamientos de que solo se dedican a la política grande pero no a estar con su pueblo porque es la acción de masas la que va a determinar el cambio político".

Con matices apenas, Loayza enfatiza en la trascendencia de los combates de 2008. "Si el Plan no se hubiera levantado en septiembre otra sería la historia de Bolivia. Querían entrar a la rotonda y barrer con todo. Pero la gente no permitió. Hubo muchos caídos, heridos, mucho sacrificio de los hambrientos, de los que no tienen nada que perder. Todos se dan cuenta quién es el enemigo. Eso ha permitido madurar para evitar un golpe cívico".

Junior está convencido que si no los hubieran frenado, los cruceñistas hubieran impuesto una especie de dictadura, "hubieran hecho su genocidio como pasó en Yugoslavia, en Kosovo. Pero aquí el pueblo se hizo respetar y eso ha superado a los propios políticos".

Es muy probable que Bolivia esté viviendo una verdadera apertura democrática, pero sobre todo abajo, en las plazas, en los mercados, en las calles, en los espacios públicos. Remmy recuerda que hace apenas diez años, en 1997, visitó México y volvió sorpendido: "Cuando fui a un banco y vi un indígena atendiendo me pareció raro, y también había indios en los ministerios. Acá nunca había pasado algo así y cuando conté que allá los gerentes del banco eran indígenas me miraban raro, pero ahora aquí ya puede verse".

El ex viceministro recuerda que mientras fue estudiante universitario nunca pudo asistir al comedor universitario porque había nacido en La Paz y estaba reservado sólo para cambas. Recuerda también que el padre del ex vicepresidnete Vìctor Hugo Cárdenas (1993-1997) debió cambiar su apellido de Choquehuanca al de Cárdenas para poder ingresar a la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz, donde se graduó de topógrafo.

Ahora los indios llevan con orgullo sus ropas, sus nombres y sus apellidos, y se relacionan de igual a igual con los demás. Y han creado espacios donde las diferenicas se expresan todos los días sin establecer jerarquías. En el Plan, dice Loayza, "las identidades particulares se están mezclando porque de chicos se crían juntos todos los diferentes y conviven y apostamos a eso, a un nuevo boliviano sin taras mentales, que acepte todas las diferencias".

"Mi abuelo fue a la Guerra del Chaco, mi padre fue dirigente sindical textil y fue torturado por la dictadura de Bánzer", dice un Junior optimista pero prudente. La historia familiar lo empuja hacia delante, pero cuando hablamos del problema del poder, duda: "Ahí está nuestra debilidad. Puede volver a pasarnos lo mismo que en la independencia aunque ahora hay una multitud actuando… El problema es que los compañeros se drogan con el poder, ese es el problema cuando no hay norte político. Esto no es por tener poder, ya somos líderes pero no queremos ser dirigentes, acá hay un punto de inflexión para las nuevas generaciones…"

Notas

  1. Camba es una palabra de origen guaraní que se utiliza para designar a las personas de tierras bajas (Santa Cruz, Beni y Pando). Collas se le dice a los emigrados de occidente, o sea a los indios. Ambos suelen usarse también como adjetivos con claro tono despectivo (Adrián Waldmann).
  2. Entrevista a Junior Jazmani Pérez Vaca.
  3. Adrián Waldmann, ob. cit. p. 19.
  4. Idem pp. 20-21.
  5. Martín Sivak, ob. cit. pp. 67-68.
  6. Idem p. 29.
  7. Entrevista a Eduardo Loayza.
  8. Entrevista a Remmy González.
  9. Un dólar se cotiza a siete bolivianos en marzo de 2009.
  10. Fundado en 1950, el Comité Pro Santa Cruz es una instancia de las elites que opera en forma paralela a las instituciones del Estado. Aunque está integrado por 183 instituciones, incluyendo la central obrera, siempre estuvo controlado por las elites del poder económico y sus dirigentes siempre son varones. Para tener una idea de su poder, el alcalde informa antes al Comtié sobre sus decisiones que al Concejo Municipal (Waldmann, p. 118).
  11. Marxa Chávez, ob cit.
  12. Idem.
  13. Marcelo Iván Paredes, ob. cit.
  14. Entrevista-conversación con Beti Zaire.

 

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