Constantino Lima: La otra política nace de lo cotidiano

Si no hubiera recibido la más importante distinción que otorga el Estado de manos de Evo Morales, la vida de Constantino Lima sería apenas conocida por sus amigos y compañeros, pese que es una de las personas que, en su vida personal, sintetiza la notable historia del pueblo aymara.

Hay que subir hasta El Alto para encontrar al portador de un pequeño y frágil cuerpo, mediana estatura, tez del color de la tierra, lentes claros, sonrisa generosa. Luce casi despreocupado en medio del trajín alteño, de mujeres con polleras que vocean sus mercancías y jóvenes desconfiados que miran al khara de reojo. Nació en septiembre de 1933 en Rosario, un pequeño pueblo de la provincia de Pacajes, en el departamento de La Paz, allí donde el altiplano se salpica de chullpas, las milenarias y bellas torres funerarias aymaras.

En 2008, el gobierno de Evo Morales lo condecoró con el Cóndor de los Andes, la máxima distinción que otorga el Estado boliviano, por considerarlo "una personalidad en el resurgimiento de las culturas indígenas en Bolivia". En 1960 había creado junto a otros 22 indios el Partido Autóctono Nacional (PAN) y en 1968, cuando ingresa a la Universidad Mayor de San Andrés, formó el Movimiento Universitario Julián Apaza (MUJA) .Fue el segundo indígena electo diputado en Bolivia, en 1985, por el Movimiento Indio Tupac Katari que había contribuido a fundar en 1978.

Lo encontramos en la entrada del municipio de El Alto, acompañado de un joven estudiante que no oculta su admiración por Constantino. Caminas varias cuadras por las atestadas calles de la Ceja, el centro alteño repleto de vendedores ambulantes y entramos a uno de los ruidosos bares donde siempre suena música andina, a 4.000 metros de altura, desde donde si divisa abajo la ciudad de La Paz y arriba los picos nevados de la Cordillera Real. Pide un té y sonríe. Casi no hay que preguntarle. Le gusta hablar.

Constantino Lima: A veces me preguntan dónde me he inspirado en la parte ideológica, y yo digo que no viene de la derecha ni de la izquierda, siempre he abominado porque siempre nos dijeron indios de mierda las dos partes. Mi respuesta es la siguiente: por mi padre, o por mi madre, los papás de uno hacen mucho, y la trasmisión verbal de los abuelos, tatarabuelos, y después las pajas hablan, los árboles hablan, los ríos hablan, las rocas hablan, en fin los animales nos hablan, los apus, los chullpas hablan. Yo de chico escuchaba la naturaleza.

Raúl Zibechi: Cuénteme sobre sus primeras experiencias políticas.

CL: Fue a la edad de 8 años. Iba con mi mamá agarrado de ella y teníamos que caminar 8 a 9 kilómetros mi mamá cargaba leña en los burros y vendía leña donde los kharas y así comprábamos azúcar para el té. Mi mamá me llevaba para acompañar y arreglar los burros. Cuando llegábamos para vender a los vecinos salieron de una casa unos perros grandes de raza y nos atacaron. Mi mamá se defendía como podía y yo agarrado a su pollerita. Y había unos chicos de cinco o seis años, tal vez más grandes, gritaban "mamá mamá, estos nuestros perros quieren comerse a estos indios, esa carne debe estar rica para nuestros perros". La mamá no le da importancia. Ni siquiera se preocupa. Y los niños le dan una patada en el trasero a mi madre y el atado lo jalonean y lo quieren botar, se burlan, nos dicen "indiecitos". Mi mamá se quejó al corregidor que cada vez que llevamos leña pasa esto. El corregidor era blanco y nos hace pasar a la oficina donde están los chicos correteando y llama a la mamá blanca. El corregidor empieza a reñir a mi madre, "Oiga carajo nunca más vas a faltar el respeto a esta señora. Ni una vez más te vas a estar quejando de esta niñita, ¿acaso es como vos?". La amenazó y mi mamá no tuvo otra cosa que lagrimear. Los kharas eran comerciantes y vivían con el negocio de las leñas y a nosotros nos pagaban el precio que les daba la gana.

RZ: ¿Porqué la considera una experiencia política?

CL: Eso me entró aquí (señala el corazón), una especie de ira. Llegué a la casa con siete años y le pregunté a mi papá porqué estos señores de piel que no es igual que la nuestra son así. Al día siguiente nos reunió a todos los hijos, nos hace sentar alrededor de la mesa, éramos seis hermanos, se coloca en frente a la pizarra, mi papá fue el primer profesor indio en Pacajes, y empezó a explicarnos. Dibuja Europa y el Abya Yala y el mar y toda esa distancia. Y nos dice: "Estos que tienen la piel más o menos blanca vienen de ese lugar, no son de aquí. Somos nosotros de aquí, en aymara se dice amañoko, esa raíz que sale de la tierra así somos nosotros, en cambio ellos son venidos de otra parte". Y nos explicó que sus derechos no están aquí que están allá. Ahí comprendí todo lo que estaba pasando. Pero al último dijo: "Cuidado hijos que se metan en política, tenemos las de perder. Miren cómo el corregidor la ha retado a la mamá, eso siempre va a pasar. Si ustedes se meten en política les van a perseguir, encarcelar, les van a torturar, les van a matar. Porque para nosotros no hay leyes, las leyes son de ellos, con qué cosa nos vamos a defender, los corregidores son ellos, los agentes son ellos, los jueces son ellos, los militares son ellos, la policía está bajo el mando de ellos, los abogados son ellos. Quién nos va a defender….No se metan en política porque para mí va a ser doloroso". Considero que esa fue mi primera enseñanza doctrinal y mi primera experiencia política. Crecí en rebeldía permanente.

Lima perteneció a la primera generación de intelectuales indios escolarizados luego de la revolución de 1952. Uno de sus méritos mayores fue haber re-descubierto la wiphala, la vieja bandera-estandarte de los rebeldes de 1780, dirigidos por Tupac Katari. La wiphala flameó por vez primera luego de casi dos siglos en la Semana Santa de 1970, en un juramento de los 147 alumnos del primer colegio que hubo en la provincia de Pacajes, a 150 kilómetros de La Paz. Dos meses después volvió a flamear en una asamblea de dirigentes campesinos en Coro Coro. En esa ocasión estaba presente el subprefecto de La Paz, quien informó a las autoridades que "los indios de Pacajes habían hecho flamear una bandera extranjera". Ese mismo año volvió a exhibirse ante 30 mil indios, el 15 de noviembre, al inaugurarse en Ayo Ayo el monumento a Tupac Katari. Hoy es uno de los símbolos nacionales de Bolivia, como dice el artículo 6 de la Constitución de 2009 que "refunda" el Estado.

RZ: Es evidente que no siguió el consejo de su padre.

CL: Mi padre nos instruía en la pelea y yo hacía mucha gimnasia. "En la vida hay que saber defenderse", decía mi padre. Yo era atleta. Y cuando veo a esos tipos que son más grandes que le pegaban a mi madre dije, acaso puedo probarme con ellos, y había una cancha de pelota vasca donde practicaba, y uno de esos kharas me había visto jugar. Yo decía quiero vengarme un día. Un señor me mira. Me pregunta si quiero jugar. Amarré mis burros y esperé y me tocó jugar con una de esas parejas y les he ganado. Yo me quedé muy feliz. Pero me esperaron en la calle. "Indio de mierda". Y yo estoy caliente y me doy cuenta que les voy a ganar. Les contesto: "Pedazo de blanquito de mierda, que carajos quieres, recuerda lo que has hecho a mi madre…". Se me vino encima, empecé a pelear y los hice corretear a los dos porque tenía mucha agilidad. De repente consiguen más gente y yo desamarré los burros y me fui a la casa. Fue mi primera experiencia de venganza.

RZ: ¿Cómo fueron los primeros pasos en la enseñanza oficial?

CL: Toda esta situación para mí ha sido el engorde ideológico y político. Mi experiencia me enseñó que nunca habría besado las manos de los kharas porque ellos obligaban a besar las rodillas y las manos, pero yo jamás lo hice. En 1954 ya tenía 21 años y estaba en un colegio adventista en Cochabamba, trabajaba sábados y domingos para pagar la matrícula. El primer año hubo un choque muy fuerte. Llegó el día del maestro, 6 de junio, y los de mi curso me piden que hable. Recordé la historia de un tal Mariano Ticona, de la edad de mi padre, que no lo querían recibir en el colegio porque no tenía corbata. "Que vas a poder vos que ni sabes hablar castellano". "Mira hijo no hay asiento para vos". "Yo voy a traer mi asientito", le dijo Mariano. Y volvía todos los días con su banquito. "Oyente nomás, recíbame señor". Se sentaba en un rincón. Cuando llegan los exámenes los va a entregar y le dicen que no que, no está contado. Y seguía parado allí mientras los demás entregan. "Yo sé que estoy mal pero véamelo". Al día siguiente llega bien enojado el profesor y los mira a todos y dice "Ustedes son burros blancos, no sirven para nada ustedes, este niño allí sentado Mariano Ticona. Este sí". Lo manda a anotarse y ya al segundo trimestre es el primero del colegio. Y en el discurso dije "Los indios no somos tan burros. Los blancos son más burros que nosotros". La gente se calentó, porque hablaba duro. Y cuando terminamos el acto me rodean para pegarme. Pero había unos cuantos indios y ya no hubo pelea.

RZ: Digamos que fue su segunda experiencia política.

CL: Sí. Mi tercera experiencia fue en el colegio Bush en La Paz. Como yo era revoltoso en el colegio adventista no me querían recibir. Me vine aquí. Había dos o tres indios en mi curso. Se había convocado una huelga general indefinida contra el ingreso de los indios a los colegios. "Los indios tienen que cuidar la llama, hacer chacra, papa y choclo para nosotros, ellos no tienen que estar estudiando aquí", decían. Los dirigentes de la Federación de Estudiantes empezaron a visitar colegios para que el gobierno decretara la prohibición de educación para indios. Eran unos 800 en mi colegio y hablaron y luego me tocó hablar a mí. Empecé diciendo a los de la Federación: "Miren no voy a aceptar la huelga". Mis compañeros me apoyaron. "Los indios que cosa tenemos aquí. ¿Gusanos? Podemos estudiar. Ustedes comen lentejas, nosotros también". En fin, los estudiantes me apoyaron, los kharas también. Fue en 1958 y estaba en cuarto de secundaria. Con eso se logró frustrar la huelga general indefinida, fue mi tercer acto político.

RZ: ¿Tuvo alguna participación en la revolución de 1952?

CL: Era soldado y tuve que pelear frente al pueblo, nos obligaba la comandancia y mis hermanos mayores peleaban contra nosotros. Teníamos que disparar a matar para salvar la vida. Yo era del Regimiento Bolívar 2 de Artillería, éramos como 800 y sobrevivimos 17, todos los demás murieron, hermanos tuvimos que pelear. Y matar. Donde yo estaba llegó un morterazo y murieron todos. Terrible. Yo pensé que iba a morir y agarré el fusil por la culata y me lancé por la ventana y me tiré rodando y me fui…y así me salvé. En la prensa había salido "Constantino Lima muerto" pero me salvé. Tuve tres heridas de bala, cuando llego a un lugar me miran como si fuera un Drácula, estaba lleno de sangre y se ponen locos para curarme….

RZ: ¿Cómo fue la fundación de los partidos indianistas?

CL: Veinte años después de la revolución del 52 fundamos el indianismo, el 5 de noviembre de 1960. Estaba buscando gente con quien fundar un movimiento político y en esa fecha logré junto a 22 hermanos la fundación del PAN (Partido Autóctono Nacional). En ese momento todavía no teníamos una ideología. Había aymara, quechuas y guaraníes, todos los pueblos y naciones nativas. Como yo crecí en este Estado también se ha ido formando la forma de pensar. Analizamos a los partidos que había, de derecha y de izquierda, y vimos que ninguno va a solucionar el problema del indio. Vamos a ser nosotros los que vamos a arreglar nuestro problema, ese era el pensamiento.

RZ: ¿Cómo reaccionó la sociedad?

CL: El PAN sacó un primer manifiesto, cuyo título era "El reloj del tiempo". Los de la prensa se reían de nosotros. En 1968 fundamos el MUJA (Movimiento Universitario Julián Apaza). Todos creían que era un partido político pero era un movimiento universitario estudiantil. En el 68 ingresé a la Universidad, estudiaba Derecho donde había dos hermanos nativos. Éramos como lunarcitos. Luego otros tres, ya éramos seis luego de un par de años, y de ahí empezamos a trabajar y después en 1970, cuando estaba el presidente Torres, ya entramos en candidaturas a la Federación Universitaria y se nos burlaban.

RZ: Usted jugó un papel importante en la recreación de la wiphala.

CL: Yo no doy origen a la wiphala, yo solo la redescubrí. Cuando fundamos el PAN, en 1960, la cúpula empieza a pensar cómo será nuestra wiphala, no sabíamos cómo era, cómo la manejaron Tupac Katari y Bartolina Sisa. Hay que investigar dijimos. Fui a la alcaldía, a la bibliotecas, a los curas, nadie sabía nada, nadie daba datos. A la prefectura, al palacio de gobierno, nadie sabe nada. Hasta que uno de los fundadores, Manuel Tarqui, me dice que un hermano que viene del Perú tiene un libro donde viene nuestra wihpala. Le encargué que consiguiera el libro. Pasaron como tres años y el hombre llega pero sin el libro. Pasaron varios años más. Recién en 1968 conocimos el libro: me llaman a la Universidad y me dicen que ha llegado el libro. Nos vamos corriendo, llegamos y me dice este es el texto pero sólo lo podemos tener una noche, porque el hermano no lo quiere vender y mañana se va. Me llevé el texto a la casa y me puse a leer como loco. Me compré lápices de colores y papeles blancos cuadriculados. Y cuando llegué a la wiphala dibujé como cuatro, como tonto, y leí toda la noche. Estaba muy feliz. Al día siguiente devolví el libro y guardé bien el dibujo. Cuando nos reunimos lo muestro a la cúpula: "Hermanos qué les parece, es la wiphala que Tupaj Katari ha manejado". Nadie dice nada. Me la guardé decepcionado.

RZ: Pocos años después, en 1970, la hacen pública.

CL: En semana santa 18 de nosotros preparamos un viaje a una fortaleza en Pacajes. Hicimos dos wiphalas de la agrupación. Es la primera vez que flamea la whipala ante 147 estudiantes de secundaria, mucho antes que en Perú y Ecuador. La gente se emocionó. Por segunda vez flameó en Coro Coro un 6 de junio en un ampliado campesino provincial. Ahí llevamos la wiphala y decimos esta es la wiphala de nuestros abuelos que los kharas han prohibido tanto tiempo. Pero aquí surge una anécdota. Al día siguiente el prefecto dice en la prensa que "los indios de Coro Coro han hecho flamear una bandera extranjera".

RZ: Esa fue la segunda vez…

CL: La tercera fue ante 30 mil hermanos en Ayo Ayo el 15 de noviembre de 1970 cuando se inaugura el monumento a Tupac Katari. Hasta ese momento hicimos flamear la bandera del Tawantinsuyo pero la del Kollasuyu, lo que hoy es Bolivia, no la conocíamos. Cuando llegamos con nuestras dos wiphalas aparece la otra que es un poco diferente. Empezamos a averiguar y nos dicen que esa es la del Kollasuyu, no es tan diferente pero la franja blanca va por el centro y en el otro es verde la del centro. En el Tahuantinsuyo hay cinco wiphalas.

RZ: Luego viene el golpe de Estado de Hugo Bánzer en 1971, la cárcel y el exilio.

CL: En 1972 estoy preso. Salgo en el 74 y luego me meten otra vez preso y me mandan a Canadá. Vuelvo en el 78. Hicimos un congreso en abril donde creamos el MITKA (Movimiento Indio Tupac Katari) y me eligen diputado en 1982.

RZ: ¿Qué opinión tiene del gobierno de Evo?

CL: Tupac Katari no quería Bolivia sino la reconstitución del Kollasuyo. Evo es nuestro hermano y con gusto lo tenemos. Aún los izquierdistas indios han votado por un indio, y nosotros que no tenemos candidatura indianista lo votamos con gusto. Evo es presidente gracias al voto indio. En nada se acerca esto a lo que queremos. Casi no habla del Kollasuyo. Cree que Bolivia es su país, algo que jamás dirá el indianismo. Bolivia es una idea europea y en ese sentido seguimos en el colonialismo.

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