La Postura de la via Campesina ante la Reunion Ministerial de Hong Kong

Una de las redes sociales que más se ha opuesto a la globalización neoliberal impuesta por las corporaciones y los gobiernos que las apoyan es sin duda la Vía Campesina. Se trata de una formidable organización, muy horizontal, plural y participativa de agricultores pobres, de agricultores familiares, campesinos, campesinas e indígenas de todo el planeta.

Las luchas de la Vía Campesina en las protestas de Seattle en 1999 y últimamente en Cancún 2003 con motivo de las reuniones ministeriales de la Organización Mundial del Comercio (OMC), fueron memorables. Pero además de su presencia en las calles es de tomarse en cuenta su intenso trabajo de construcción de alternativas diversas y sustentables para la vida, la producción, la organización social, la cultura y para las mujeres que habitan en el medio rural de todo el globo.

No pretendo en estas líneas arrogarme la representación de la Vía Campesina, de la que orgullosamente forma parte nuestra organización, el Frente Democrático Campesino de Chihuahua, desde hace un año. Sólo busco hacer una síntesis de su postura ante la OMC y ante la próxima reunión ministerial de la misma, a celebrarse en Hong Kong a mediados del próximo diciembre.1

Encuentro de Mujeres de Via Campesina 2004, foto crédito Via Campesina

 

La OMC y el Acuerdo sobre Agricultura (AsA) desde la Via Campesina

Desde mediados de los años setenta, cuando Estados Unidos y otros países desarrollados empezaron a aquilatar el poder de los alimentos como arma estratégica, la agricultura se ha convertido en un espacio de enfrentamiento entre esa nación, la Unión Europea y otros grupos de naciones.

En esta disputa hay visiones opuestas de la agricultura y el comercio. Para Estados Unidos y el grupo Cairns, la agricultura es fundamentalmente una actividad generadora de divisas, un negocio. Su visión es productivista: tanto más se produzca, tanto más se venda, mejor. No importa que en el proceso productivo se vayan consumiendo y contaminando el agua, los suelos, las plantas nativas, los bosques,ni que se desintegren las comunidades campesinas y agonicen sus culturas.

Algunas naciones, pero sobre todo organizaciones y movimientos sociales, como la Vía Campesina, conciben y reivindican el papel multifuncional de la agricultura y la soberanía alimentaria. La agricultura no sólo genera alimentos y materias primas; es fuente de reproducción de los recursos naturales como el agua, el suelo, el aire, los bosques, la biodiversidad. También de cultura y de vida social. Para ellos cada nación debe ser totalmente soberana en la producción de sus alimentos de acuerdo a su cultura y recursos naturales.

Los países de la Unión Europea y otros como Noruega, Corea del Sur y Japón sostienen una posición intermedia: aceptan parcialmente la multifuncionalidad de la agricultura y la soberanía alimentaria, de manera limitada.

Estas diversas concepciones se vienen enfrentando desde mucho antes que naciera la OMC, en 1995. Diez años antes, los Estados Unidos habían ofrecido disminuir los subsidios a la producción y exportación de sus productos. En los hechos ha sucedido todo lo contrario: tanto este país como la Unión Europea han venido incrementando de manera sostenida los subsidios a su agricultura al tiempo que presionan a los países en desarrollo para que abran sus fronteras y derriben los aranceles para los productos que les exportan.

En este contexto, la Vía Campesina hace una evaluación muy crítica de la OMC. Este organismo surgió a partir de la Ronda de Uruguay del GATT (Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio) y fue puesto en marcha a partir de 1995. A la fecha, la OMC sigue siendo uno de los más importantes mecanismos para la implementación de las políticas neoliberales en el comercio y otras actividades económicas relacionadas con él. La OMC pone el mercado como el máximo determinante y valor de la política económica Esta postura no es neutra, tiene claros beneficiarios: las corporaciones trasnacionales que obtienen grandes ganancias y ejercen un poder avasallador sobre el “mercado”.

Después de 10 años de operación, la OMC ha resultado un verdadero fracaso. Sus políticas agrícolas y comerciales basadas en el modelo de agricultura orientada hacia la exportación han incrementado la pobreza en el campo, han hecho a los pueblos más dependientes de las importaciones de alimentos y han beneficiado a las grandes corporaciones agroindustriales.

El Acuerdo sobre Agricultura (AsA) constituye el marco regulador que la OMC pretende imponer a las agriculturas de todo el mundo. Se apoya en tres pilares básicos: el acceso a mercados (reducción de aranceles), reducción de subsidios domésticos, y reducción de subsidios a la exportación e incluye créditos a la exportación y ayuda alimentaria. Pero este acuerdo no opera sólo: se complementa en el marco de la OMC con el Acuerdo sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias y en el capítulo sobre Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS por sus siglas en inglés).

A los países del Tercer Mundo les queda muy claro que las negociaciones del AsA han redundado en un dumping a gran escala de productos agrícolas altamente subsidiados provenientes de los países del norte, mientras los países del sur no han logrado sino a un nivel muy restringido, tan largamente prometido, acceder a los ricos mercados del norte.

2. CANCUN 2003: LA VICTORIA  

La V Reunión Ministerial de la OMC celebrada en Cancún, México en septiembre de 2003 pretendía llegar a la conclusión de las negociaciones empezadas en la ronda de Doha en 2001. Incluía la revisión de los acuerdos ya existentes –el Acuerdo sobre Agricultura (Asa), el acuerdo sobre servicios (GATS), el acuerdo sobre derechos de propiedad intelectual (TRIPS) y el acuerdo sobre mercancías no agrícolas (NAMA).2

Pero eso no era todo. Los poderes industriales pretendían expandir las políticas libremercadistas incluyendo nuevos asuntos, los “Singapore Issues”, tales como la inversión, las políticas de competencia y las licitaciones gubernamentales.

La Vía Campesina evalúa la Reunión Ministerial de Cancún 2003 como un sonoro fracaso, como un “colapso” de la OMC. Lo atribuye a dos causas: a la operación de dos grupos de países –el G-21, luego llamado el G-20, y el G-33. La otra causa la ve en la formidable movilización de protesta llevada a cabo en las calles del puerto caribeño por campesinos, campesinas, indígenas y pescadores de varios países del mundo.

El Grupo de los 21, al que en último momento se incorporó el gobierno de México, gracias a la presión de los movimientos campesinos del país, mantuvo una postura muy firme en la reunión ministerial. Propuso su propio texto demandando reducción de los subsidios en el norte y un mayor acceso a los mercados, tanto en el norte como en el sur. Por su parte, el G-33, encabezado por Indonesia, se centró en el problema del dumping e insistió en que se previera el establecimiento de protecciones arancelarias a los productos especiales (SP), como lo son ciertos alimentos y productos agrícolas básicos.

Pero si la ministerial de Cancún 2003 puede calificarse como un colapso para los poderes dominantes en la OMC y una victoria para los pueblos en vías de desarrollo es, en gran parte, gracias al movimiento de protesta que se generó antes y durante la reunión. Fue una revuelta atizada por la crisis económica provocada por las políticas de dumping que deprimieron los precios agrícolas llevando a millones de agricultores familiares de todo el mundo a la quiebra. El punto máximo de la protesta fue la autoinmolación del agricultor coreano Lee Kyung Hae.

Los dos factores anteriores hicieron que Cancún 2003 no llegara a ningún acuerdo relevante ni para el avance de los acuerdos ya tomados ni en los nuevos asuntos (Singapore Issues). Esto condujo a la OMC a una situación de crisis e inestabilidad.  

LA VENGANZA DE LOS PODEROSOS: EL GOLPE DE GINEBRA  

Sin embargo, los poderes económicos hegemónicos del planeta no se cruzaron de brazos. Dolidos por el fracaso de Cancún, Estados Unidos y la Unión Europea perpetraron un verdadero golpe de estado en la reunión del Consejo General de la OMC, celebrado en Ginebra en julio de 2004 para relanzar la “Ronda de Doha” en términos favorables a ellos.

Ahí se adoptó un “Acuerdo Marco para Establecer Modalidades en la Agricultura” claramente desfavorable para los países del sur. El llamado “Acuerdo de Julio”, entre otras cosas:

  • Conserva o expande los mecanismos claves de apoyo o subsidios domésticos que Estados Unidos y la Unión Europea canalizan a su agricultura. Es decir las llamadas “Caja Azul” y “Caja Verde”.
  • Crea una nueva y restrictiva categoría: la de “productos sensibles” para obstaculizar el acceso a los mercados de los productos de los países en desarrollo.
  • Sólo realiza compromisos muy condicionados para eliminar los subsidios a la exportación.
  • Les juega el dedo en la boca a los países en desarrollo que demandan establecer la designación de “productos especiales” y otras formas de “trato especial y diferenciado”.
  • Arranca compromisos de los países en desarrollo para abrir más los mercados en agricultura como en productos no agrícolas (NAMA) y servicios. El NAMA es la vía, junto con los programas de ajuste estructural, para profundizar más todavía el proceso de desindustrialización de los países en desarrollo al abrirse a todo tipo de mercancías manufacturadas provenientes de los países desarrollados.

El Acuerdo Marco de Julio se logró gracias a una intensa presión e intimidación de Estados Unidos y la Unión Europea sobre los países en desarrollo. Los poderes comerciales trasnacionales maniobraron intensamente para revertir la derrota de Cancún. A través de un golpe institucional y con la ayuda de países como Brasil y la India lograron que las decisiones más importantes se tomaran en el Consejo General en Ginebra y no en la Reunión Ministerial como estaba estipulado. Por otro lado, la reunión del Consejo fue llevada a cabo sobre todo por negociadores profesionales y otros representantes gubernamentales de rango no ministerial. Hubo poca presencia de organizaciones de la sociedad civil y las que estuvieron ahí fueron impedidas por la policía suiza de manifestarse e incluso de interactuar con los delegados.

Oxfam Internacional opinó así del Consejo: “se caracterizó por un proceso no transparente y no incluyente, dominado por los grandes poderes del comercio y caracterizado por llevar las cosas al extremo y las jugadas de poder”. Por su parte, el Comité de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) advirtió sobre el desplazamiento de la toma de decisiones hacia el Consejo General en detrimento de las reuniones ministeriales.

En todo caso, el golpe institucional de julio de 2004 tiene su lado saludable. Hizo caer en la cuenta de la precariedad de los logros que grupos como el G-20 habían estado obteniendo. Reveló que los grandes poderes del comercio no están dispuestos a ceder nada y que van a manipular todas las cuerdas institucionales para lograr sus objetivos y ceder al mínimo ante las demandas de los países en desarrollo. Y, sobre todo, puso de manifiesto la asimétrica correlación de fuerzas al interior de la OMC – totalmente favorable a los países del norte – y las muy escasas probabilidades de éxito de cualquier estrategia para avanzar dentro de las reglas de juego de la organización.

 

LA ESTRATEGIA GENERAL: FUERA LA AGRICULTURA DE LA OMC

Punto de partida : la Vía Campesina y otros movimientos sociales tienen la firme convicción que el Acuerdo sobre Agricultura y la OMC están viciados de origen porque obedecen a un marco neoliberal donde el comercio se convierte en el principal determinante de la política agrícola y alimentaria y por esto destruye la soberanía alimentaria del pueblo. Como resultado, los pequeños productores agrícolas del norte y del sur que producen la mayoría de la comida en el mundo, e incluso los exportadores tradicionales, son conducidos a la quiebra. No sólo se compromete la soberanía alimentaria, sino que – y más importante aún – la mayoría de los productores rurales son desplazados, generando mayor desempleo, pobreza, inestabilidad social y muertes. A consecuencia de esto se concentran grandes porciones de tierra en unas cuantas manos, casi siempre ligadas a las trasnacionales del agronegocio.

El AsA y todos los acuerdos al interior de la OMC están gravemente desbalanceados a favor de los países industrializados y la agricultura orientada hacia la exportación. Los países que intentan defenderse son aislados al privilegiarse el enfoque en la reducción de aranceles. Más todavía: las negociaciones colaterales, como las de la Unión Europea con el MERCOSUR, han desviado el tema de los subsidios de las negociaciones en curso. Por otro lado, la insistencia del Grupo de los 33 sobre los productos estratégicos está siendo desviada a la discusión sobre acceso a los mercados e incluso existe el peligro que el Grupo de los 90 – que reúne a la mayoría de los países en desarrollo – sea neutralizado.

Planteamiento básico: Así las cosas lo más seguro es que la Ronda de Doha no resulte nada beneficiosa para los países en vías de desarrollo. Entonces, la única estrategia viable es impedir cualquier acuerdo ministerial que vaya a perpetuar las inequidades del sistema actual.

Teniendo en cuenta que el Acuerdo de Julio será el marco básico para el documento de la reunión ministerial de Hong Kong en diciembre de 2005, la estrategia para descarrilar dicha reunión es todavía más válida. Ningún acuerdo es preferible a un mal acuerdo, puesto que el único acuerdo que puede salir de ahí redundaría en la consolidación del subdesarrollo, la marginalización y la depauperación de los países del sur.

La agricultura, por lo tanto, debe sacarse de la OMC. No sólo de ella, sino de todas las negociaciones comerciales internacionales. No pueden dejarse la soberanía alimentaria de los pueblos, la vida de las comunidades, la supervivencia de las agriculturas familiares, la sustentabilidad de los recursos naturales en manos de quienes consideran la alimentación, la naturaleza, la gente y la cultura sólo como una mercancía, como objeto simple de comercio.

Este planteamiento de la Vía Campesina y organizaciones como Focus on the Global South diverge del que han difundido y promovido otras organizaciones como Oxfam Internacional y el Institute for Agriculture and Trade Policy. Estas últimas insisten en aprovechar los márgenes de maniobra de la OMC e incluir una “caja de desarrollo” donde se contemplen recursos y acciones para apoyar naciones y sectores de productores pobres.

Por qué se prefiere la estrategia de “descarrilar la OMC”: La Vía Campesina responde a estas organizaciones en estos términos:

a) Las experiencias de acuerdos internacionales, sobre todo de los tratados de libre comercio como el de América del Norte, nos señalan que los acuerdos paralelos o complementarios, tales como los que se dan en materia ambiental, laboral o de derechos humanos son en la práctica letra muerta. No tienen condiciones ni mecanismos para hacer cumplir su clausulado. La correlación de fuerzas hace que en todo momento prevalezcan los intereses comerciales y de lucro sobre las preocupaciones sociales y ambientales.

b) El enfoque sobre el acceso a los mercados lleva la gente a creer que el acceso a los mercados del norte es el principal problema y necesidad del sistema comercial global. Nada que ver. El problema central es el paradigma de libre comercio que la Organización Mundial de Comercio (OMC) viene imponiendo implacablemente al sistema comercial global. El reducido acceso para los productos del sur y los subsidios agrícolas del norte representan problemas para las economías del sur, pero más destructivas aún son las medidas indiscriminadas de liberalización – comercial, industrial, agrícola y de servicios – impulsadas por la OMC.

c) El énfasis sobre el acceso a los mercados promueve el paradigma del crecimiento con base en las exportaciones, y son los intereses monopólicos agrícolas los que serán los principales beneficiarios de un mayor acceso a los mercados agrícolas del Norte. Incluso en el caso de los alimentos principales como el maíz y el arroz, no son los pequeños agricultores los que se beneficiarán sino los grandes intermediarios. Enfatizando el acceso de los productos agrícolas del Sur a los mercados del Norte, también aumentará la presión sobre los países en desarrollo para que abran sus mercados a cambio de la apertura acelerada de los mercados del Norte. Así, esta estrategia simplemente socava el esfuerzo de muchos movimientos de campesinos del Sur para cambiar la orientación de la agricultura, de un énfasis en la producción para la exportación basada en grandes extensiones de tierra e intereses corporativos, a un sistema productivo que descanse en el pequeño agricultor, que produce principalmente para el mercado local, y que es protegido por aranceles y cuotas contra la competencia desleal de los productos subvencionados de los países ricos.

d) Como señala Walden Bello, el acceso a los mercados no es el objetivo principal de ningún país o grupo de países en desarrollo en sus esfuerzos por reformar el sistema comercial mundial. Es promovido principalmente por el Grupo Cairns, y dentro del Grupo de Cairns por el trío de Australia, Nueva Zelanda y Argentina.

e) Con el señuelo de dar mayor acceso a los mercados a los países en desarrollo y llegar a algunos compromisos difusos en materia de reducción de subsidios, los países desarrollados van a aprovechar para introducir en las negociaciones los llamados “nuevos temas”: liberalización y control de políticas de inversiones, competencia, contrataciones gubernamentales y facilitación del comercio, para someter todo a la lógica comercial. Así mismo, la extensión de los derechos de propiedad intelectual a semillas, plantas, microorganismos y procesos de producción de plantas y animales. La oposición a estos temas debe ser el principal esfuerzo de la sociedad civil internacional.

f) Además, es necesario tener en cuenta que el 85% del mercado mundial de alimentos se realiza dentro de las fronteras nacionales. Salvo algunos alimentos de consumo universal como el café, el té, que se producen en regiones muy específicas del planeta, la casi totalidad de la comida se produce y comercializa dentro de las fronteras de cada nación.

5. LA TACTICA ANTE LA REUNION MINISTERIAL DE HONG KONG.

Para tener éxito en la estrategia de descarrilamiento de la OMC en la reunión ministerial de Hong Kong de diciembre próximo, la Vía Campesina y otras organizaciones como Focus on the Global South y Food First proponen algunas tácticas y acciones:

a) Lanzar una campaña conjunta de los movimientos sociales y de organizaciones no gubernamentales similar a la emprendida con ocasión de la ministerial de Cancún para presionar a los gobiernos de los países en desarrollo a permanecer firmes en sus posiciones.

b) No caer en la trampa de perderse en los debates técnico-sectoriales o debates rubro por rubro. Basar las decisiones y las negociaciones en las cajas de la OMC y sus colores es otra distracción contra la que se debe luchar.

c ) Tomando en cuenta que la reunión ministerial todavía tiene carácter decisorio, el movimiento debe enfocarse en el punto vulnerable de la OMC en su proceso de toma de decisiones: la regla del consenso. El movimiento tiene que prevenir que emerja el consenso ya sea antes o durante Hong Kong en cualquiera de las áreas claves de negociación.

d) Realizar especiales acciones de cabildeo entre los diferentes grupos de los países del sur: el G-20, el G-33, el G-90 para que no acepten las condiciones y planteamientos de los países industrializados.

e) Articular campañas masivas a nivel nacional en torno a los puntos álgidos de la agenda de cada país, con acciones de cabildeo en Ginebra y de movilización masiva en Hong Kong y en todas partes durante la celebración de la reunión ministerial.

Al tiempo que se proponen estas acciones se reconocen algunas debilidades al interior de los movimientos sociales de oposición:

  • La frágil unidad entre los países en desarrollo, explotada por los Estados Unidos y la Unión Europea, por ejemplo, acercando a Brasil y a la India a sus posiciones.
  • Falta de coordinación de la sociedad civil internacional entre las reuniones ministeriales.
  • La poca capacidad de movilización de la sociedad civil internacional en Ginebra ante las negociaciones de los comités claves de la OMC .
  • Necesidad de coordinar la presión externa en Hong Kong con la presión sobre las delegaciones y protestas en la calle y en el sitio de la reunión ministerial. Esto fue una deficiencia en Cancún.

 

6. LAS PROPUESTAS Y ALTERNATIVAS DE LA VIA CAMPESINA.

La Vía Campesina y los movimientos sociales que cuestionan el orden excluyente e inequitativo de la OMC no se quedan en el rechazo, en la pura protesta. Presentan una serie de propuestas y alternativas:

De corto plazo:

  •   Es necesario poner en marcha de inmediato una campaña defensiva apoyando los esfuerzos de gobiernos de los países en desarrollo y los movimientos de la sociedad civil para detener la marcha del AsA por medio de la agenda de implementación, la toma transparente de decisiones, el respaldo a la soberanía alimentaria y el freno a la jurisdicción de la OMC hacia los nuevos temas.
  • Es posible plantear una alternativa a la OMC. Puesto que ella es un organismo relativamente nuevo y que el comercio mundial funcionaba más o menos bien antes de que hubiera una institución centralizada y un sistema de reglas, la alternativa a éstos no es el caos, como lo pintan los grandes poderes comerciales. Es necesario brindar más espacio que permita a los países adoptar diversas estrategias nacionales para responder a los valores, prioridades y ritmos de las diferentes sociedades, en oposición al modelo único impuesto por la OMC:
  • Se puede atender mejor el interés de los países en desarrollo mediante un sistema plural de gobernancia económica que incluya instituciones como la UNCTAD, la Organización Internacional del Trabajo, representantes de la sociedad civil internacional y la propia OMC – pero reducida en su escala y en su poder – , los acuerdos multilaterales en materia ambiental, los bloques económicos regionales y que establezca un sistema de pesos y contrapesos mutuos.

La estrategia de fondo:

 El principio irrenunciable : La soberanía alimentaria es la vía alternativa hacia un futuro sustentable para los pueblos del mundo. Cada país, sin importar cuáles sean sus condiciones climáticas o sus infraestructuras, debe tener la oportunidad de definir sus políticas agrícolas nacionales y de mantener y fortalecer de mejor manera su producción de alimentos.

La base para las políticas : Para los campesinos el acceso a los mercados internos es lo más importante y es necesario desarrollar las posibilidades para que todos los países puedan alimentar a su población. Tanto las políticas nacionales como las internacionales deben estar basadas en principios de soberanía alimentaria.

La Vía Campesina plantea redefinir como bienes públicos la agricultura y el acceso a la alimentación y luchar por el mantenimiento de la habilidad para producir alimentos dentro de un modelo campesino sustentable. La soberanía alimentaria es de interés para todo el mundo: es esencial, como el agua, la educación y la salud.

Para la Vía Campesina actualmente no hay más que dos caminos a seguir en el mundo: el del bienestar económico y militar, con el empobrecimiento y desplazamiento de 3 mil millones de campesinos y campesinas, o el de la solidaridad. La Vía Campesina elige el segundo: a la era de hierro de la globalización opone la globalización de la solidaridad.

 Notas:

1 El presente trabajo se basa en tres documentos de la Vía Campesina: Analysis and Strategy Paper on the Review of the Agreement of Agriculture (Documento de análisis y estrategia sobre la revisión del Acuerdo sobre Agricultura, de 2004); el Comunicado de Prensa del 14 de abril de 2005 y dos documentos producidos por la organización Focus on the Global South; el Debate entre Oxfam y Walden Bello ante la OMC, de 2002, y The End of an Illusion: WTO Reform, Global Civil Society and the Road to Hong Kong (El fin de una ilusión: la reforma de la OMC, la sociedad civil global y el camino a Hong Kong, de 2005).

2 Todos, salvo el Acuerdo sobre Agricultura (AsA), son mencionados con sus siglas en inglés.

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