Coalición ciudadana se anota una victoria contra la especulación sobre los alimentos

El debate sobre la Ley para la Reforma de Wall Street y Protección al Consumidor, firmada por el Presidente Obama el pasado 21 de julio, se ha concentrado en la creación de la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor, lo que traerá beneficios notables para los consumidores estadounidenses. Sin embargo el capítulo sobre derivados en esta Ley, algo menos comprensible, contiene reformas que ayudarán a estabilizar los precios de alimentos y recursos energéticos a nivel global, cambios que beneficiarán especialmente a las comunidades más pobres en todo el mundo.

Los mercados de materias primas para artículos como el maíz, trigo, soya, petróleo crudo, gas natural, cobre y aluminio habían funcionado bastante bien desde 1936, cuando el Congreso aprobó la Iniciativa de Ley de Comercialización de Materias Primas. Esta Ley estableció mercados de futuros bien estructurados con reglas de sentido común que permitían a productores y consumidores de materias primas (p. ej. granjeros, molineros, comerciantes de petróleo, etc.) limitar sus riesgos o establecer un precio de mutuo acuerdo para ventas en el futuro.

Esto significaba que granjeros y empresas podían planificar sin tener que preocuparse de cambios repentinos de precios. Los mercados también permitieron que los especuladores tuvieran un papel limitado de manera que las transacciones pudieran funcionar más ágilmente. Estos mercados funcionaron bien por muchas décadas.

La desregulación de los mercados de materias primas en la década de 1990, sobre todo a través de la Ley de Modernización de Futuros Mercantiles del año 2000 (que el Congreso aprobó pasada la media noche el ultimo día de sus sesiones), eliminó muchas de las leyes de sentido común establecidas en 1936. Se levantaron las restricciones a la especulación, permitiendo influjos masivos de dinero especulativo en los mercados de materias primas, que eran relativamente pequeños. La especulación no es mala en sí misma, pero cuando son los especuladores quienes dominan el mercado y no los empresas que protegen sus legítimos objetivos comerciales, la especulación excesiva daña los propósitos fundamentales del mercado.

Luego de que inversionistas perdieron dinero en la burbuja bursátil de 2000 y la burbuja inmobiliaria de 2005/6, muchos decidieron transferir parte de sus inversiones al sector de materias primas. Les alentó a hacerlo un estudio patrocinado por AIG según el cual las mercancías eran una buena inversión de largo plazo para ayudar a diversificar su portafolio de inversiones.

El resultado fue una explosión especulativa sobre recursos básicos. Según Michael Masters, gerente de fondos de riesgo, los inversionistas institucionales (fondos de pensiones, dotaciones para universidades, etc.) aumentaron sus inversiones en mercados futuros de materias primas de $13 mil millones de dólares en 2003 a $260 mil millones de dólares en marzo de 2008, y el precio de 25 artículos se elevó en promedio 183 por ciento en esos cinco años.

Al rendir testimonio ante el Congreso, Masters declaró: “En 1998, el mercado promedio de derivados de materias primas era 25% especulativo aproximadamente… En 2008, los especuladores eran alrededor del 65% [de los mercados de materias primas]. Los inversionistas físicos de riesgo de buena fe [granjeros y empresarios que trabajan con bienes físicos] superaban en número a los especuladores [quienes participan en los mercados de productos básicos sólo para obtener dinero sobre el dinero, sin ningún interés en obtener realmente los productos físicos] en una proporción de 3 a 1; ahora los especuladores superan a los inversionistas físicos de riesgo en una proporción de 2 a 1. Las posiciones de los inversionistas de buena fe se duplicaron en los últimos 10 años, mientras que los especuladores incrementaron sus posiciones en 1200%.”

En lugar de servir a productores y consumidores de productos físicos, sus destinatarios originales, los mercados de futuros se han convertido en un casino para grandes inversionistas. El resultado en 2008 fue desastroso pues la especulación excesiva hizo subir los precios mundiales de los alimentos y del petróleo a niveles históricos. ¿Alguien recuerda el galón de gasolina a 4 dólares? Pues lo mismo sucedió con otros productos básicos durante el mismo período.

Cuando los precios de los alimentos suben, los más perjudicados son quienes viven en comunidades pobres. Las familias de bajos recursos gastan un porcentaje mucho mayor en alimentos. Asimismo, mientras el trigo y el maíz son un porcentaje pequeño del precio de la hamburguesa que come alguien de la clase media, las familias pobres del Sur Global suelen comprar materias primas como sacos de trigo y de maíz.

Así, por ejemplo, cuando el precio de exportación del maíz estadounidense se triplicó de 94 dólares por tonelada métrica a principios de 2005 hasta 281 dólares por tonelada métrica en mayo de 2008 [1], todo el impacto cayó sobre los más pobres del mundo –los que suelen depender de importaciones de alimentos de Estados Unidos.

La ONU estimó que otros 130 millones de seres humanos bajaron a niveles de hambre a consecuencia del alza súbita de precios. La situación se volvió tan desesperada que en docenas de países en donde el hambre crónica es una realidad, estallaron disturbios relacionados con alimentos. En Bangladesh, donde 30 de sus 150 millones de habitantes fueron forzados a padecer hambre, por lo menos diez mil manifestantes chocaron con la policía, lo cual produjo docenas de heridos. Fue especialmente desolador saber que esta grave crisis fue provocada parcialmente por inversionistas que ganaron millones de dólares apostando a que los precios de los alimentos subirían. El solo peso de sus apuestas creó una profecía que se cumplió por sí misma e impulsó la elevación de los precios.

Aunque es claro el papel de algunos factores de oferta y demanda tras el incremento de los precios –como las sequías en Australia y una creciente clase media en Asia – el drástico flujo de dinero especulativo apostando al incremento de precios llegó a elevarlos mucho más de lo que habrían podido las fuerzas de la oferta y la demanda. Y cuando esos mismos inversionistas retiraron su dinero a fines de 2008 para cubrir sus pérdidas en otras áreas, los precios cayeron todavía a mayor velocidad que aquella con la que subieron.

Organizándose contra la especulación sobre los alimentos

La tragedia de que los alimentos más básicos resultaran inalcanzables para los hambrientos debido a la especulación, impulsó la formación de una de las coaliciones más polifacéticas de los últimos tiempos. Mientras se negociaba el proyecto de ley, se constituyó una alianza increíblemente poderosa llamada la Alianza para la Reforma de Derivados (en inglés, DRA), entre cuyos miembros se contaba la Coalición Estadunidense para la Reforma Financiera, compuesta por más de 200 sindicatos nacionales, estatales y locales; grupos de consumidores y organizaciones por la justicia social; grandes asociaciones empresariales que usan los mercados de productos básicos para protegerse de riesgos, entre otras, la Asociación de Transporte Aéreo (que incluye a las principales aerolíneas), la Asociación de Comerciantes de Petróleo de Estados Unidos (gasolineras), la Asociación de Comerciantes Agrícolas al Menudeo, y una plétora de organizaciones religiosas, de pequeños agricultores y en pro del desarrollo. Ofrecemos una lista parcial de los miembros de la DRA puede verse aquí.

Viéndose enfrentados a los cientos de millones de dólares de los cabilderos de Wall Street, los grupos mencionados se volcaron a una labor de incidencia estratégica y su presión hacia los miembros del Congreso logró que aprobaran una propuesta de ley mucho más fuerte –en lo que respecta a la reforma a los derivados- de lo que la mayoría podría haberse imaginado hace un año.

Las tres prioridades de la Alianza fueron:

– Suprimir el opaco mercado extrabursátil haciendo que todas las transacciones ocurran en centros de intercambio y cámaras de compensación que proporcionen mayor transparencia y requieran una garantía colateral de manera que se evite otra caída financiera como la de 2008. El proyecto de ley cubriría entre el 80 y el 90% del comercio de derivados de esta manera. El porcentaje restante se reservará para los usuarios finales legítimos de los mercados de materias primas.

– Establecer límites a lo que un negociante puede invertir en determinado artículo comerciable, y

– Incorporar estos límites en los diferentes mercados.

Logramos todos estos objetivos y aun más, como se lee a continuación.

Confiamos en que Estados Unidos sea capaz de utilizar este proyecto de ley de una reforma financiera sólida para dirigir a otras naciones del G8 y G20, y en tratos bilaterales, en la implantación de medidas similares. Para impulsar este objetivo, un grupo recién creado de organizaciones internacionales se acaba de reunir para producir las estrategias que mejor influirán sobre el G20 y otras instituciones multilaterales para, al fin, crear un consenso global en torno a las medidas que regulan los mercados de recursos básicos.

En Estados Unidos la campaña continuará avanzando en tres áreas:

1. Implementar la reforma financiera: Todavía los reguladores necesitan definir muchos detalles de la Ley de Reforma de Wall Street y de Protección al Consumidor. Nos esforzaremos por asegurar que la ley no se diluya en el proceso de implementación. La Comisión para el Comercio de Futuros de Materias Primas (CFTC por sus siglas en inglés) ha definido 35 temas legislativos y Wall Street ya tiene tres equipos de cabilderos por tema. Será pues esencial mantenerse alerta.

2. Corregir las desigualdades fiscales en los mercados de recursos básicos: El Senador Wyden (Demócrata de Oregon) introducirá próximamente el proyecto de Ley para Suprimir las Exenciones Fiscales sobre las Ganancias Petroleras y sobre la Especulación en Materias Primas. Esta ley haría que todos los participantes en mercados de recursos alimenticios o energéticos paguen las mismas tarifas fiscales. En la actualidad (e irónicamente), los usuarios legítimos de mercados de recursos básicos pagan una tasa fiscal más alta que las instituciones financieras, y los fondos de pensiones y fundaciones no pagan impuestos por el dinero que ganan en los mismos mercados, dado su estatus de exención fiscal. El proyecto de ley de Wyden haría que todos los participantes paguen lo mismo, lo que básicamente pondría fin al problema de índices de recursos básicos y fondos cotizados en bolsas (FCB y ETF por sus siglas en inglés, respectivamente, leer más abajo). Pedimos a los lectores que llamen a sus senadores para solicitarles que copatrocinen la Ley para Suprimir las Exenciones Fiscales. Siguiendo este enlace encuentra más información sobre los problemas que plantean los FCBs y los ETFs.

3. Campaña de Desinversiones: Algo que las reformas no abordaron fue el problema de los índices de recursos básicos y de los fondos cotizados en bolsas, que son como fondos mutuales de artículos comerciables, y que son los instrumentos que más utilizan los fondos de pensiones y las fundaciones para invertir en recursos básicos comerciables.

Tomando el modelo de la campaña contra el apartheid de los 80s, nos esforzaremos por persuadir a los inversionistas de que retiren sus inversiones de los mercados de recursos básicos. Para el año escolar que inicia, esperamos tener campañas funcionando en diferentes universidades para que estudiantes y profesores insten a sus fundaciones a retirar el capital que tengan invertido en este tipo de mercados, y nos acercaremos a distintos fondos de pensiones instándolos a que dejen de participar en estas apuestas por el hambre.

Si ustedes, lectores, trabajan para alguna empresa u organización que tenga un plan de pensiones, hablen con quienes administran esos fondos y pregúntenles si tienen invertido el dinero de ustedes en mercados de materias primas; si es así, exijan que retiren esas inversiones. Para informarse sobre estas campañas y conocer cómo pueden participar, pueden entrar al sitio www.stopgamblingonhunger.com, el cual es actualizado regularmente.

Lo que la ley de reforma financiera logra:

Cerrar totalmente el “Agujero Enron”, otorgando poderes a la Comisión para el Comercio de Futuros de Materias Primas (CFTC) sobre los mercados extrabursátiles de derivados y exigiendo transparencia general para todos los derivados.

• Requerir que los derivados sean comerciados en bolsa, o ajustados o liquidados con información en tiempo real, reduciendo así los riesgos sistémicos y la inestabilidad e incertidumbre en los mercados. El proyecto final, a diferencia de propuestas previas también daría a la CFTC instrumentos adicionales para hacer cumplir este requisito.

• Suministrar una estrecha definición de “exención por cobertura de riesgos” para los usuarios finales legítimos de estos mercados y para requisitos de capital sobre derivados.

• Cerrar el “Agujero de los Mercados Extranjeros” estableciendo el requisito de que las juntas o consejos de comercio extranjeros se registren en la CFTC si piensan negociar en nuestros mercados.

• Otorgar a la CFTC las facultades adicionales para procesar judicialmente por fraude y manipulación cuando éstos ocurran. Desde su origen la CFTC ha estado en desventaja por una norma inadecuada para probar la manipulación, sobre todo cuando se compara con las facultades que gozan otras agencias y comisiones como la Comisión del Mercado de Valores (SEC, por sus siglas en inglés). En consecuencia, la CFTC ha procesado con éxito un solo caso en los últimos 35 años. La nueva medida solucionará esto.

• Proteger a los “denunciantes” del uso ilegítimo de los mercados de recursos básicos que actúan al saber que ocurren fraudes, manipulaciones u otras violaciones de la Ley.

• Requerir que los bancos transfieran sus operaciones de intercambios de energía a una entidad capitalizada por separado que no tenga acceso a depósitos asegurados por el gobierno federal. Esto incluirá otros canjes en recursos básicos (excepto oro y plata), patrimonios y créditos riesgosos. Así se espera desanimar la entusiasmo de los especuladores de Wall Street para adoptar posiciones excesivamente apalancadas en recursos básicos, incluyendo la energía.

• Facultar a la CFTC para fijar límites a la especulación en todos los mercados, y requerirles que fijen límites a la especulación acumulada en todos los mercados.

• Prohibir la negociación con “información privilegiada” en canjes, opciones y futuros de recursos básicos, ya sea valiéndose de información gubernamental que aún no se hace pública o bien que se encuentra a disposición de la colectividad negociante.

• Volver permanente el Comité Consultor sobre Mercados de Energía de la CFTC, el cual fue establecido a principios de 2008 a instancias del Instituto del Combustible de Nueva Inglaterra (NEFI por sus siglas en inglés) y su coalición de aliados para suministrar un ambiente en que los usuarios finales de la energía y los grupos industriales expresen sus preocupaciones a los reguladores. También se declara que tanto los inversionistas con cobertura de riesgos como los consumidores deben estar representados en el Comité Consultor. Sean Cota (de Cota & Cota, Bellows Falls, Vermont) representa actualmente a nuestra industria en el Comité.

• Requerir un estudio de los mercados existentes y potenciales del carbón. Se ha manifestado la preocupación de que si el gobierno fija un precio al carbón a través de un esquema de fijación de límites máximos y canje de los derechos de emisión, este mercado esté sujeto a volatilidad y especulación excesivas y podría convertirse en una oportunidad más para Wall Street en lugar de ser un instrumento para controlar las emisiones de gases de invernadero. Esta preocupación levantó escepticismo hasta entre los senadores más liberales y ayudó a eliminar un programa de amplio alcance económico – con un esquema similar, al menos por ahora.

• Dar a los reguladores un año para promulgar nuevas normas y reglamentos, y requerir que cooperen y se coordinen, ya que hay una superposición entre múltiples agencias.

Glosario de Términos

Materias primas/Recursos Básicos Comerciables – son artículos esenciales como el petróleo crudo, gas natural, trigo, soya, maíz, ganado bovino y porcino, cobre, oro, etc.

Mercados futuros de recursos básicos – mercados creados para permitir a compradores y vendedores de materias primas, cubrir los riesgos sobre sus precios y determinar los precios de mercado de dichos artículos.

Cobertura de riesgo (hedge) – Apuesta en dirección contraria a la de un riesgo primario. Si un granjero quiere que el precio del grano suba, una cobertura de riesgo es cualquier apuesta (contrato) en dirección opuesta, es decir, comprar un futuro que suba de valor si caen los precios del grano. Esta operación fija efectivamente un precio para ventas en el futuro, lo cual permite a granjeros y comerciantes planear por anticipado más fácilmente sin tener que preocuparse por oscilaciones bruscas de los precios.

Índice de Recursos Básicos – Se parece a un fondo mutual de recursos básicos en que el dinero de un inversionista se distribuye entre un cierto número de recursos. Por ejemplo, si un inversionista comprase 1000 dólares del índice de S&P/Goldman Sachs, 700 dólares podrían invertirse en futuros energéticos como petróleo crudo y gas natural, 140 dólares en bienes agrícolas como trigo, maíz y soya, 80 dólares en metales industriales como aluminio y cobre, y el resto en ganado y metales preciosos.

Fondos de Recursos Básicos Cotizados en Bolsa – se parecen a los índices de recursos básicos con la excepción de que pueden negociarse con mayor facilidad en la bolsa y no necesitan incluir un número determinado de recursos básicos sino que la inversión se hace a veces sobre un solo recurso como en el caso del Fondo de Gas Natural de Estados Unidos o del Fondo Petrolero de Estados Unidos; esté último especula solamente sobre petróleo crudo.

David Kane es Asociado para América Latina en la Oficina Maryknoll para Asuntos Globales, donde también se ocupa de comercio internacional y otros temas económicos. Se desempeñó durante nueve años y medio como misionero laico de Maryknoll en Joao Pessoa, Brasil, y colaboró con la campaña Jubileo Brasil, una coalición de organizaciones sociales que moviliza a la sociedad brasileña en temas relativos a la deuda, el libre comercio y la militarización. Él colabora asiduamente con el Programa de las Américas del CIP.

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