La Patagonia, la lucha mapuche por la sobrevivencia del planeta

Mientras se endurecen las fronteras trazadas desde arriba, desde abajo las resistencias empiezan a converger como ríos subterráneos. Es así que la Patagonia —esa tierra lejana y casi mítica para la mayor parte de la población planetaria— se destaca como un campo de batalla estratégica en la lucha entre la vida y la muerte que enfrentamos hoy.

Las reservas más grandes y puras de agua del planeta se encuentran en la Patagonia, congeladas en glaciares y fluyendo en sus ríos y lagos, tanto en el lado de Chile como en la parte ubicada en el sur de Argentina. Allí también hay grandes bosques y biodiversidad, además de ser una zona que sirve para medir —y disminuir— el avance del cambio climático. Es territorio ancestral del pueblo mapuche, y ahora está en disputa por las incursiones de grandes corporaciones trasnacionales y los súper ricos. Los megaproyectos extractivistas, tales como hidroeléctricos y mineras, y la privatización de su territorio para convertirlo en refugio de magnates, amenazan el futuro del pueblo que ha sido guardián de esta parte del mundo.

Estamos recuperando el territorio, porque desafortunadamente, en el caso del pueblo mapuche, vivimos en un paraíso que es la tentación de las grandes corporaciones y los multimillonarios famosos que meten sus tentáculos extractivistas, sus tentáculos ambiciosos, a nuestro territorio,” dice Moira Millán, weychafe o defensora del pueblo mapuche e integrante de la Marcha de Mujeres Originarias.

Mientras es más conocida la lucha y la represión del pueblo mapuche en Chile, el pueblo mapuche en Argentina lleva a cabo una resistencia para la defensa de su territorio desde finales del siglo XIX, cuando el estado lanzó “la Conquista del Desierto” que buscó expulsarlos y despojarles de sus tierras y recursos. Después, en los años 90, el estado promovió la venta de la tierra a precios irrisorios, como si no existieran las comunidades indígenas allá, ni mucho menos sus derechos.

Entre los compradores destacan la empresa italiana de suéteres de la marca global Benetton, que compró casi un millón de hectáreas de tierras ancestrales, el actor Silvestre Stallone, el financiero George Soros y otros ricos y famosos que ahora poseen lagos y montañas enteros para ellos.

El gobierno actual de Argentina ha emprendido una lucha feroz contra los pueblos originarios, con asesinatos —como el más reciente de Rafael Nahuel a manos de la policía—, el encarcelamiento político y la criminalización de defensores y defensoras de la tierra.

En este momento Moira Millán enfrenta el cargo de “coacción agravada”, por su participación en una manifestación pacífica. El 27 de junio fue retenida por la policía en el aeropuerto en un acto de persecución claramente vinculado a la represión del movimiento, y según la orden, tiene que presentarse el 19 de septiembre para una audiencia. Ella es dirigente y una voz imprescindible para la liberación de su pueblo y su territorio, que ha luchado íntegramente, como mapuche, mujer y madre.

“Nuestro cuerpo territorio y el territorio corporal son una unidad indivisible para nosotras. El ensañamiento contra nosotras viene de la debilidad del sistema capitalista y patriarcal,” dijo en un pronunciamiento el 8 de marzo. Bajo el eslogan de “libre determinación sobre nuestro territorio, nuestros pueblos y nuestros cuerpos”, su organización la Marcha de las Mujeres defiende esta visión.

Ella es también internacionalista que ha viajado a todas partes del mundo para hablar sobre la lucha del pueblo mapuche, y ahora se impulsa una campaña global para su absolución con el hashtag #ReclamarJusticiaNoEsUnDelito.

Mientras Moira enfrenta el ataque judicial, crece la campaña que salió del Primer Parlamento de Mujeres Originarias, en abril, llamada “Nos queremos plurinacional”. Se trata de llevar una propuesta al próximo 33 Encuentro Nacional de Mujeres en Trelew, provincia de Chubut, en octubre, para la plena inclusión de las mujeres indígenas. Si votan esta propuesta en territorio mapuche, se podría hacer historia logrando una verdadera confluencia entre el movimiento de mujeres y el movimiento indígena, para ir construyendo en palabras de las mujeres indígenas organizadas un movimiento más democrático, con una visión anti-sistémica y a favor de la construcción del buen vivir.

De esta manera, se trata de borrar las cercas de las tierras privatizadas, borrar el cerco mediático y borrar las fronteras erigidas entre movimientos para la liberación, que dividen y que buscan obstaculizar con todo, permitiendo una verdadera convergencia de luchas que podría salvar al planeta y a nosotras mismas.

Señala el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir: “Nuestra lucha como mujeres indígenas en unidad no termina en la liberación de las presas y presos políticos sino en la liberación de nuestros territorios. Llevamos siglos de resistencia; ningún gobierno ha podido doblegarnos.” Ahora falta que otras mujeres y personas en general, reconozcan en esta resistencia una vía para proteger la vida que es el hilo que todos compartimos.

Para unirse a la campaña por la absolución de Moira Millán, a través de los siguientes contactos: para prensa: Evis Millán +5492915745857. Correo: originariasporelbuenvivir@gmail.com y FB: Movimiento de Mujeres Indígenas por el buen vivir.

 

Publicado por Desinformémonos el 5 de Septiembre de 2017.

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