Marcha de 2 de octubre: Un legado de resistencia y memoria

Los estudiantes caminan rumbo al Zócalo.
Los estudiantes caminan rumbo al Zócalo.

Cuarenta años después de la masacre estudiantil de Tlatelolco, una generación nueva de estudiantes marcharon el viernes 2 de octubre para terminar la impunidad y represión en México. Unidos con los padres de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, familias y líderes de los movimientos estudiantiles del 68, los estudiantes marcharon para conmemorar la masacre y represión de cientos de estudiantes activistas la cual sucedió el 2 de octubre, en la víspera de los Juegos Olímpicos de 1968  en la Ciudad de México.

Como un acto de resistencia y rememoración, la marcha es una manera de unir generaciones anualmente, en reflexión y solidaridad, para recordar la masacre de Tlatelolco y confrontar las continuas violaciones a los derechos humanos y los crímenes de Estado en México.

La marcha desde Tlatelolco hasta el Zócalo fue organizada por el Comité del 68, una organización compuesta por sobrevivientes y  activistas del movimiento. El comité organiza una animada y festiva marcha atendida por miles de estudiantes y solidarios para expresar orgullo como estudiantes y por sus casas de estudio y crear conciencia y protestar sobre los temas que les afecta el día de hoy.

Caminando hacia el sur y pasando por el Palacio de Bellas Artes en camino al Zócalo, en un marco sonoro de porras universitarias, Madeline Vega, estudiante de comunicación en la UNAM  Fes Acatlan, explico que la marcha es una oportunidad de conectar  las luchas del pasado con el presente.

“Llegué a la marcha porque estoy indignada por la violencia en mi país. Porque no puedo creer que hace cuarenta y siete años estudiantes fueron masacrados, por protestar de la misma manera  que lo hacemos ahora. No creo que debamos olvidar nunca, porque también a nosotros nos pueden asesinar y desaparecer, y es la razón por la que estoy aquí—porque el olvido es peligroso”

Estudiantes de preparatoria marcharon también, lo que demuestra que la conciencia política y social entre los estudiantes comienza temprano. Para Juliana Serrano de la Prepa UNAM Gabino Barrera, la marcha tiene una importancia simbólica.

“A pesar de que en un sentido no es una acción directa, parece que la marcha del 2 de Octubre siempre presiona al impostor y el gobierno corrupto que tenemos. Está es politización importante para muchos jóvenes y participantes. Creo que la marcha es importante y que tiene el potencial de influir e inspirar una gran reflexión sobre injusticia y represión, ambos del pasado y presente.” Serrano dijo al Programa de las Américas en su camino hacia el Zócalo al parejo de sus compañeras.

Este año el comité dedico la marcha en memoria de Raúl Álvarez Garín, el líder histórico del movimiento el cual falleció el año pasado, y se pidió por la justicia para las víctimas de crímenes contra la humanidad, incluyendo las víctimas de la masacre de Tlatlaya, y castigar a los perpetradores que todavía no han sido castigados por los asesinatos. También pidieron el fin a la militarización, de las reformas estructurales y de energía, respeto a los sindicatos y por los derechos de  sus tierras del pueblo Yaqui, y justicia por el caso de Ayotzinapa.

Comité del 68 en el mitin en el Zócalo, Ciudad de México.
Comité del 68 en el mitin en el Zócalo, Ciudad de México.

En el mitin que concluyó con la marcha, Felix Hernández Gamundi, líder del comité, hizo un llamado a terminar con los ataques contra la juventud y la población en general. De pie en el escenario frente al bien resguardado palacio nacional, la voz de Gamundi resonó.

“Dirigimos esta marcha con un manta que dice “Alto a la guerra contra la pueblo.” Esta violencia está dirigida a los estudiantes y especialmente a las mujeres y tenemos que detenerla. Tenemos que construir un país mejor, donde somos los dueños de nuestros recursos y nuestro destino.”

Durante la marcha, mientras que los sobrevivientes de la masacre de estudiantes agitaron banderas y pancartas con la imagen Op-art de una paloma, que con ironía fue el simbolo que represento a los juegos Olímpicos de 1968, los jóvenes estudiantes llevaban pancartas que ilustran una tortuga, el símbolo de la resistencia que representa la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Una pancartas en la marcha anunciaba, “La justicia tarda, pero cuando llega, es implacable.”

En un comunicado por los medios sociales, el Comité del 68 publico los símbolos de lado a lado, con las palabras: “Desde el Comité 68 exigir hoy desencuartelar la verdad, es exigir que las tortugas de Ayotzinapa regresen a casa trayendo con ellas la verdad y justicia, es exigir que la verdad arrebatada por tantos años salga, es reconocer que el Estado que hoy está ahí sigue matando, desapareciendo, ejecutando, como hace 47 años, y que aún hay verdad que construir fuera de sus cuarteles.”

Los estudiantes activistas de la presente y pasadas generaciones caminaron juntos de lado a lado, ocupando las calles de la ciudad. Compartían una convicción de resistir y recordar a los caídos víctimas de los crímenes de estado. La violencia persistente contra los estudiantes, y la demanda genuina y el compromiso de justicia—no importando cuanto tiempo tome la batalla por la justicia—unió a los estudiantes de todas las generaciones en México.

Coreando “¡2 de octubre no se olvida! y “¡Viva Ayotzinapa!, los manifestantes animaban y les recordaban a los participes y observadores sobre el poder de la memoria a movilizar y unir a la gente en las luchas. Unidos bajo una llamada de justicia extendida a través de décadas de impunidad, la lucha por la justicia de las víctimas de represión cobraron vida en la marcha, inspirado por el espíritu feroz de los estudiantes de México.

Nidia Bautista es la directora general del CIP Programa de las América y escribe sobre las protestas estudiantiles, movimientos sociales transfronterizos y temas de género en América Latina.

Fotos por Nicole Rothwell y Simon Schatzberg

Traducción al español Elena Duran

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