Protestas binacionales de migrantes acompañaron a Obama en su visita a México

Por Emma Lozano, Elvira Arellano y Marta Fernanda Sánchez Soler

En el marco del viaje del presidente Barack Obama a México y Centroamérica, cientos de migrantes y actvistas por los derechos humanos se manifestaron en cuatro ciudades en contra de las políticas de deportación del gobierno de Obama y a favor de una reforma migratoria justa que permita la reunificación de familias. 

Entre el 28 de abril y el 2 de mayo, el Movimiento Migrante Mesoamericano se unió a la campaña de la Familia Latina Unida de Chicago, con “El Proyecto de Saulito”. La meta del Proyecto es enfocar la atención de los legisladores estadounidenses en incluir al mayor número de personas en la legalización, admitiendo dentro de los candidatos a elegibilidad a personas deportadas que, igual que Elvira Arellano, madre de Saulito, tienen hijos que son ciudadanos norteamericanos. Al ser deportados sus padres, estos niños y jóvenes enfrentan la división de las familias cuando parte de la familia se queda en los Estados Unidos, en franca violación de los derechos humanos de los niños.

El domingo 28 de abril, se realizó una conferencia de prensa en el Puente Internacional de Nuevo Laredo, Tamaulipas y el lunes 29, en una audiencia pública, se entregaron cartas de niños de familias migrantes a congresistas en San Antonio, Texas. El miércoles 1 de mayo Saúl Arellano encabezó la Marcha del 1 de Mayo en Chicago, Illinois.

El jueves 2 de mayo—el día que llegó Obama a la capital a reunirse con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto—a las 12 pm, frente a la Embajada de Estados Unidos, México, DF., se realizó un evento con más de 600 personas, en donde se hizo lectura y entrega de las  cartas de los niños.

Campaña nacional para evitar la separación de familias

Desde 2008, en respuesta a la omisión del Presidente Obama de conducir a los legisladores hacia la construcción de una reforma migratoria, la Familia Latina Unida y el Congresista Luis V. Gutiérrez de Chicago iniciaron una campaña nacional para evitar la separación de familias y el abandono de la niñez causado por la deportación de sus padres. Denominaron a esta campaña “LA CAMPAÑA DE LOS NIÑOS”.

La premisa de su lucha está basaba en las declaraciones de campaña del propio Obama quien insistía que dividir a una sola familia no favorecía en ningún sentido a la comunidad norteamericana. Sin embargo, en su actuación como presidente las deportaciones y la persecución de los migrantes indocumentados han roto records de división familiar, encarcelamiento, y abandono de menores, cifras inéditas logradas en la administración de Obama.

En los primeros cuatro años de gestión presidencial (2009-2012), fueron deportados cerca de 2 millones de personas, más migrantes que en los 12 años anteriores. Actualmente, unas 1,400 personas son deportadas diariamente y la mayoría de los detenidos y deportados son inmigrantes indocumentados de México y Centroamérica. El impacto socioeconómico de las deportaciones de las familias de inmigrantes es incalculable. Las familias migrantes sufren acoso y están siendo divididas.

Son 5 millones los niños ciudadanos de los Estados Unidos y 1.6 millones de jóvenes en peligro de perder a la familia que los alberga y unos 200,000 que ya han salido del país “deportados” de facto cuando deportan a su madre, su padre o ambos. De aquí la gran contradicción de los discursos de Obama relativos a la unidad familiar, poniendo el ejemplo de su propia familia en espots comerciales electorales y por el otro lado ocultando el drama de millones de familias separadas por las políticas migratoria actuales.

El ser retirados de su hábitat e insertados en una cultura, un idioma y un sistema escolar desconocidos y no deseados, ha ocasionado que los niños presenten cada vez con mayor frecuencia conductas agresivas, y las niñas, cuadros depresivos. Una de las consecuencias más graves para los menores que enfrentan en sus hogares los efectos de la separación de la familia es la incapacidad de adaptarse a la convivencia con otros niños y la consecuente exclusión voluntaria o forzada, que deriva en soledad y trastornos depresivos serios.

Los niños de familias divididas por la deportación de uno de sus padres pierden autoestima, se sienten abandonados, y sufren serias alteraciones anímicas. La situación empeora porque las familias pierden su fuente de ingreso y enfrentan penurias financieras, pierden sus casas o ya no pueden pagar la renta y se hacinan con familiares, la comida empieza a escasear y el padre o la madre que se queda a cargo de los hijos, enfrenta la necesidad de pasar más horas trabajando para poder subsistir, aumentando en los niños el sentimiento de abandono, incremento sus niveles de frustración, enojo y dolencias relacionadas con el estrés tales como dolores frecuentes de estómago, dificultad para concentrarse, migrañas y ataques de pánico. También se ha registrado que los niños tienen miedo de salir de sus casas y de interactuar socialmente, y tienden a asociar la palabra migrante como algo muy negativo y vergonzoso.

Cartas a Obama en el Puente Internacional

Nuevo Laredo, 28 de abril. En la guardarraya del puente internacional “Puerta a las Américas”, que comunica a las ciudades fronterizas de Nuevo Laredo, Tamaulipas y Laredo, Texas, se entregaron cartas de niños y jóvenes norteamericanos quienes tienen la esperanza de que sus padres reciban el beneficio de la Reforma Migratoria. En el evento binacional en el puente que divide a las dos naciones, se leyeron las cartas escritas al Presidente Obama por niños nacidos en los Estados Unidos que viven en México porque uno, o los dos padres fueron deportados, y por niños que viven en los Estados Unidos y sus padres enfrentan procesos de deportación o ya fueron deportados.

En el lado estadunidense se encontraba Rosalba Valdés, “La Voz de los Migrantes”, quien a los 11 años escribió la Canción “Se llevaron a mi Padre”, en la que cuenta la tragedia que se vive cuando la familia se separa. Rosalba entregó cartas de niños que se quedaron en los Estados Unidos, mientras que en el puente, del lado de México, Saúl Arellano hizo lo propio con niños que viven en México. Saúl Mañón Arellano, de 14 años es hijo de Elvira Arellano, connotada activista por los derechos de los migrantes, asociada al Movimiento Migrante Mesoamericano y a La Familia Latina Unida. Arellano fue deportada en 2007, a su tierra natal en el estado de Michoacán, luego de haberse refugiado durante un año en la Iglesia Unida Metodista Adalberto en Chicago, Illinois.

“Es para que incluya a mi madre y a los demás padres, para que no les pase lo mismo que nos pasó a mí y a mi madre”, dijo Saúl.

Congresistas reciben las cartas en Texas

San Antonio, Texas, 29 de abril 29. Como parte de la Campaña de los niños encabezada por Saúl y Rosalba, una delegación de niños entregó a los congresistas Lloyd Dogget de Texas y Luis Gutiérrez de Chicago, en una audiencia pública, las cartas a Obama. “Britzi” Lino, otra chica de la delegación de Chicago, explicó que se enfrenta a la deportación de su madre programada para el día 2 de mayo. La campaña de los niños continuará recogiendo cartas de niños en los Estados Unidos, México y Centroamérica y planea estar en Washington D. C. a principios de junio para entregarlas al Presidente Obama y a los líderes del Congreso.

Saúl, de 14 años, tenía 3 cuando presenció el arresto de su madre Elvira Arellano en su residencia de Pilsen. Desde hace seis años, tras ser deportada, viven en Michoacán. Y su sueño es verla cruzar la frontera y entrar a Estados Unidos de manera legal.

“Llevo 10 años en esto y no voy a parar hasta que haya una reforma migratoria”, dijo Saúl. “Mis sueños son grandes, quiero ser un gran futbolista o un médico en ambos países, ayudar a los migrantes y que mi madre esté conmigo. Creo que el presidente Obama tiene corazón y nos va a escuchar”,

El congresista Luis Gutiérrez de Chicago, se comprometió a conducir una delegación de niños a Washington, DC., a principios de junio, para presentar al presidente Obama las cartas acumuladas en la Campaña de los Niños. Cartas que provienen de niños ciudadanos de los Estados Unidos escritas por ellos mismos y procedentes de los países centroamericanos y México, así como cartas que niños que residen en los Estados unidos y viven con la constante amenaza que un día al llegar a casa sus padres ya no estarán allí.

En la Ciudad de México, “Quiero que Obama acabe con la destrucción de familias”

México, Distrito Federal, 2 de Mayo. A las puertas de la embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México alrededor de 600 personas protestaron frente a la embajada estadounidense, convocadas por el Movimiento Migrante Mesoamericano. Apoyaron esos trabajos integrantes del Sindicato Mexicano de Electricista (SME), y miembros de la Coordinadora Binacional de Exbraceros.

Organizados por Elvira Arellano, procedentes de Maravatio, Michoacán, un grupo de niños nacidos en Estados Unidos de padres migrantes indocumentados, acompañados de familiares, llegaron a la embajada para leer sus cartas dirigidas al presidente estadunidense Barack Obama en las que solicitan que el presidente utilice su poder ejecutivo para poner un alto a las deportaciones en tanto se legisla la reforma migratoria y que ésta permita la reunificación de familias mexicanas.

“Me llamó Vladimir, tengo 12 años, y mis padres fueron deportados en 2004. Quiero que Obama acabe con la destrucción de familias. Quiero vivir en Estados Unidos, mi país”, dijo frente al micrófono.

“Vengo para que Barack Obama deje entrar a mis papás a mi país”. Mientras sostiene un cartel que dice “Obama cumple tu promesa”, su madre, Verónica, pide que se incluyan casos como el suyo en la Reforma Migratoria.

“Ser ilegal es muy feo, son muchas experiencias muy malas”, dice Verónica. “Cuando a mí me deportaron dije ok, aquí es mi país, aquí no tengo miedo. Pero no pensé en lo quería mi hijo”. Vladimir sueña con regresar a su país de origen.

Otros reclamaron a Obama terminar con su doble discurso, porque por un lado dice querer una reforma migratoria para mantener a las familias unidas y, por otro, crecen las redadas y deportaciones.

Las peticiones de la campaña de los niños son muy básicas, en sus consignas piden:

Moratoria a las deportaciones: Demandamos una moratoria a las deportaciones y a la separación de las familias. No tiene sentido deportar personas y destruir familias que pudieran pronto regularizar su situación migratoria. Hasta ahora, el presidente Obama no ha accedido a utilizar su poder ejecutivo para hacerlo, sin embargo sí lo utilizó para el alivio de los jóvenes estudiantes. Durante el tiempo que les tome a los políticos hablar de la reforma migratoria y llegar a un acuerdo, otras 500,000 personas sin documentación migratoria serán deportadas si continúa el ritmo actual.

Inclusión: Nuestra mayor preocupación es la INCLUSIÓN MÁXIMA. Queremos que esta Reforma incluya a la mayor cantidad posible de personas, admitiendo a quienes fueron deportados y regresaron a unirse a sus familias, a aquellos que fueron detenidos en su primer cruce tienen record de deportación expedita, o los que no tienen empleo permanente como los jornaleros, o los que tienen record criminal por ofensas menores como conducir sin licencia de manejo. Pero, sobre todo luchamos por “el derecho a regresar” para quienes habiendo sido deportados tienen hijos ciudadanos o tienen familia cercana en los Estados Unidos. La cruel ironía de ofrecer a los jóvenes estudiantes “soñadores” la regularización migratoria mientras que deportan a sus padres indocumentados es inaceptable y profundamente inhumana.

Esos son los temas que debieran estar en la discusión de la reforma migratoria, pero no serán planteados a menos que los propios migrantes y sus hijos sean quienes los pongan en la mesa.

A pesar que la candidatura de Obama no hubiera sido factible de no ser por la movilización de las minorías raciales que ocuparon las calles en 2007 al ser aprobada la ley de Migración Sensenbrenner, y a pesar que el voto de las minorías étnicas lo llevó a ocupar la Casa Blanca, y a pesar que esta hazaña se repitió en 2012, cuando con el apoyo del 70% del voto latino Barack Obama logró su relección, Obama se ha negado a frenar las deportaciones masivas y otorgar una moratoria mientras se define la nueva reforma migratoria. No desconoce su poder y facultad para hacerlo a través de la Orden Ejecutiva, pero alega que sería una acción autoritaria y por esa razón no lo hará. Su idea de construir consensos en torno a la nueva política migratoria se ve constreñida por ciertos sectores que no simpatizan con la idea de frenar las deportaciones de quienes han tildado de delincuentes, ilegales, y hasta de terroristas potenciales.

Obama habla de 11.1 millones de indocumentados que se beneficiarán de la reforma migratoria y tendrán un número de seguro social que les permita trabajar y licencia de manejar que le permita trasladarse a los centros de trabajo. Cerca de 8 millones son de origen mexicano y los hijos nacidos en EEUU también suman millones.

Este debate continuará hasta que se apruebe en el congreso la Reforma Migratoria propuesta por el senado, que tiene como condicionantes el fortalecimiento del control fronterizo dentro de los parámetros de la seguridad doméstica, la implementación de programas de trabajadores huéspedes en distintas categorías y la regularización con posible ciudadanía en un periodo de tiempo de 13 años de espera aunados al pago de multas que garantice el autofinanciamiento del programa administrativo y burocrático.

El gobierno mexicano, por su parte, ha tomado la determinación de no involucrarse en tareas de cabildeo, para no construir, dicen, falsas esperanzas en la comunidad migrante. Sin embargo, su decisión de abstención no sólo implica el haber sido callado por exclusión, sino también, la pobre participación en la defensa de los derechos humanos de sus connacionales.

Simple y presupuestariamente carecen de programas para la atención de los 1,500 deportados diariamente. Ni hablar de la protección a mexicanos en los 50 consulados mexicanos en Estados Unidos, que salvo escasas excepciones, sólo son refugio de políticos exiliados con pretensiones de volver por mejores puestos y oportunidades políticas. Que difícilmente atienden a sus paisanos, se demuestra con la base de datos de la SRE y las estadísticas de protección mostradas en su página electrónica: en 2012 sólo atendieron 186 casos por violación de Derechos Humanos. Aquí la pregunta obligada es: si el Cuerpo Diplomático o el Cuerpo de Cónsules Mexicanos considera que la separación de familias, el abandono de niñez, las deportaciones masivas en centros de trabajo y en las comunidades latinas, nada tienen que ver con los derechos humanos. Quizá desconocen que desde 2011 la reforma al artículo 1º Constitucional obliga al estado a promover, respetar, proteger y garantizar los Derechos Humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.

Es por todo lo anterior que nos hemos unido por todo Estados Unidos, México y Centroamérica, para inyectar la voz de los niños y de los indocumentados en el debate de la Reforma Migratoria, porque la creciente politización, tanto de los republicanos como de los demócratas, reducen la discusión a la búsqueda de ventajas electorales para las siguientes elecciones.

Mujeres del Movimiento Migrante Mesoamericano y La Familia Unida:

Marta Fernanda Sánchez Soler: hija del exilio español, ha recorrido varias naciones reclamando en todas, documentos para regularizar su situación migratoria. El cruce de territorios de Francia, España, la frontera mexicana donde residió por décadas y los Estados Unidos de Norte América, no le han impedido hacer una vida militante en el movimiento social internacional. Desde organizaciones sociales, ha contribuido a la formación de diversas cooperativas de producción y sociedades de solidaridad social en áreas de alta marginación en Baja California. Asesoró a éstas en educación popular y en la formulación y evaluación de proyectos productivos. Actualmente encabeza el Movimiento Migrante Mesoamericano (M3 No Nos Vamos) encauzado en hacer público el drama que viven los migrantes mesoamericanos en su cruce por territorio mexicano.

Elvira Arellano: originaria de San Miguel Curahuango, Municipio de Maravatío, Michoacán, en México, emigró a los Estados Unidos ingresando al país sin documentos migratorios. El 18 de agosto del 2007, agentes de la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), con lujo de fuerza la detuvieron y ocho horas más tarde ya estaba deportada. Su caso, como símbolo de la lucha de los “sin documentos”, se ha establecido a nivel internacional. Ahora reside con su hijo en Maravatío y forma parte de Somos un Pueblo sin Fronteras de Chicago, Illinois, La Familia Latina Unida, organización que ella inició y que lucha por los derechos de los niños nacidos en los EE UU hijos de uno o dos padres indocumentados y forma parte del Movimiento Migrante Mesoamericano y la red MIREDES, Internacional.

Emma Lozano: proviene de una familia de luchadores sociales —su hermano Rudy Lozano, fue un legendario activista comunitario a quien asesinaron en 1983, considerado el primer mártir mexicano de la lucha moderna de los trabajadores y los migrantes. Emma preside la organización “Somos un Pueblo Sin Fronteras” y es coordinadora de la organización “La Familia Latina Unida” en la que lucha para lograr una moratoria a las redadas, deportaciones y la separación de las familias y ejerce fuerte presión al Presidente Obama para que actúe en favor de la Reforma Migratoria.

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