Renegociar el TLC para un salario digno tras fronteras

El compromiso del Presidente Donald Trump de “renegociar o cancelar” el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, ha provocado pánico entre la cúpula empresarial/política mexicana y las trasnacionales estadounidenses, pero para los sindicatos podría ser una oportunidad largamente esperada.

La semana pasada, representantes sindicales de la coalición progresista “Change to Win” (Cambiar para Ganar) y del sindicato de los trabajadores de la comunicación (CWA) se reunieron con sus contrapartes mexicanas para analizar los riesgos y oportunidades. Por el lado mexicano, participaron representantes de los telefonistas, de sobrecargos, y del sindicato de la Universidad Nacional Autónoma de México, entre otros.

“Bajo el TLCAN escrito por las corporaciones, los trabajadores y nuestros derechos fueron una ocurrencia tardía, otra herramienta en su búsqueda por cada vez mayores ganancias. Ahora es el tiempo para revertir esta lógica,” dijo Shane Larson del sindicato de Trabajadores de la Comunicación.

Pero ¿podrían ganar un acuerdo mejor en el contexto de la renegociación que plantea Trump? Para los dirigentes sindicales, abrir el debate, proponer sus propias propuestas y unirse a nivel regional para plantear demandas en común es en si un logro.

Desde los Estados Unidos, pone en evidencia que el nuevo presidente no es el campeón de los intereses de la clase trabajadora como se presentó en la campaña. Explica Joe Geevarghese de Change to Win: “Donald Trump es un fraude. Compitió en las elecciones como un populista económico pero en verdad su gabinete y el Partido Republicano se enfocan principalmente en la privatización y despojo del gobierno de los Estados Unidos para beneficiar a las élites corporativas–la guerra contra los y las trabajadores que lleva 40 años se va a intensificar en el gobierno de Trump.”

Una parte importante del sector obrero estadounidense dio su apoyo a Trump basado en un discurso que manipuló la inseguridad laboral en el país con promesas de “América primero”, contra el TLCAN, y supuestamente pro-trabajador. Ahora que el gabinete se llena de hombres billonarios y las políticas pro-corporación no cambian, su fachada pro-trabajador empieza a caer.

La lección para los sindicatos estadounidenses es organizarse en las calles. Durante el gobierno pasado, varios sindicatos lanzaron una campaña de “Fight for 15”, o “Luchar por los 15” (salario mínimo de $15 dólares la hora) que ha logrado incrementos en el mínimo a nivel estatal y municipal en muchas partes del país. “Con Obama nos dimos cuenta que el partido demócrata no es nuestro aliado y tuvimos que llevar la lucha a las calles, con huelgas de miles de trabajadores”, dijo Geevarghese.

No es fácil. La sindicalización en los dos países es bajísima. En Estados Unidos, cayó al nivel más bajo de la historia en el último año del gobierno de Obama. José Luis Téllez del sindicato de telefonistas informó que en México el 10% de los trabajadores están sindicalizados, y de esto sólo 10% son sindicatos reales, es decir que solo aproximadamente 1% tiene un salario contractual real.  Agregó que, “Las reformas estructurales han sido una reforma laboral disfrazada” que busca acabar con los sindicatos.

Frente a la crisis, la apertura del TLCAN ofrece la oportunidad de construir una plataforma norteamericana que rechaza la demagogia de Trump y la ofensiva anti-obrero de Peña Nieto. Las conclusiones de la reunión ahora circulan entre las bases de los sindicatos para crear consensos que llevarán a un posicionamiento conjunto hacia las negociaciones. La meta es también incluir a los sindicatos canadienses.

Uno de los principales acuerdos es incrementar el salario mínimo en los tres países para garantizar un salario digno a todas las personas. Cuando le pregunté qué impacto tendrá el mejoramiento salarial en México para trabajadores en EEUU, Larson de CWA respondió, “Sería un enorme beneficio para personas en EEUU si se incrementaran los salarios en México. En una economía global, el piso jala todos hacía abajo, así que si podemos alzar el piso salarial, todo el mundo se beneficia.”

Otro punto que salió es la necesidad de integrar el tema de los derechos de los trabajadores migrantes en el acuerdo de integración regional. La falta de un capítulo del TLCAN para garantizar la movilidad laboral ha promovido la criminalización de trabajadores migrantes y la violación constante de sus derechos. Después de años de verlos como el enemigo en casa, los sindicatos estadounidenses cada vez más reconocen la necesidad de defender los derechos de trabajadores migrantes en su país de origen y en EEUU para poder defender los derechos laborales en su conjunto y ampliar el poder de la negociación colectiva. Se plantean mecanismos que permitan la negociación transfronteriza y afiliación sindical de empleados de la misma empresa en distintos países. También se habló de la necesidad de tener una perspectiva de género que no sólo contempla las necesidades de las trabajadoras sino reconoce su capacidad de liderazgo y las amenazas específicas que enfrentan.

En los mismos días en que se reunían los representantes sindicales en la Ciudad de México, en Washington Trump firmó dos órdenes ejecutivas sobre el comercio. Una requiere un informe sobre déficits en relaciones comerciales que busca identificar prácticas desleales y la otra ordena la aplicación de sanciones anti-dumping. En realidad, no hay nada nuevo en ninguna de las dos.

También se circuló un memorandum en torno a la renegociación del TLCAN, escrito por la oficina del Representante de Comercio (USTR) que contempla impuestos a las importaciones y mayores mecanismos para proteger sectores de la economía estadounidense. Por otro lado exige cumplimiento de los derechos internacionalmente reconocidos y aplicación de leyes nacionales. Frente a las críticas que no refleja la posición anti-TLC de la campaña, el vocero de la Casa Blanca ha deslindado de su contenido.

El proceso que sigue es que en unos días el Secretario de Comercio Wilbur Ross notificará al Congreso la intención de renegociar el acuerdo y se abre un periodo de 90 días de análisis de propuestas. Los sindicatos se están preparando.

“Trump siempre dice que en el TLCAN, México ha ganado a expensas de los Estados Unidos y es una gran mentira. La realidad es que los empleadores han ganado a expensas de los trabajadores en los dos lados de la frontera,” dice Dan Mauer de CWA. ¿Qué posibilidad real existe para cambiar esta ecuación? no está nada claro, pero por lo pronto la apertura está sirviendo para revitalizar los movimientos sindicales y tejer alianzas transfronterizas y esto sí es ganancia.

Este artículo fue originalmente publicado en Desinformémonos

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