“Seguridad” que mata

Su nombre es Claudia Patricia Gómez González. Esta es su imagen: cara fresca y redonda, mirada franca, huipil bordado de flores. Es indígena mam de 19 años, contadora, hija y novia. O era. El 23 de mayo la Patrulla Fronteriza mató a Claudia de un balazo en la cabeza en Río Bravo, Texas.

No es la primera migrante asesinada por la Patrulla Fronteriza, ni será la última, pero su muerte caló hondo por tres razones: la tragedia de la violenta muerte de una joven que solo buscaba estudiar y trabajar, las expresiones de indignación tanto de su familia en Guatemala como por los vecinos del lugar que filmaron y encararon a los agentes, y el hartazgo de miles de personas por el trato infrahumano a migrantes, ya vuelto política abierta en el gobierno de Trump.

Claudia dejó el municipio de San Juan Ostuncalco porque a pesar de haberse graduado como contadora en 2016, no encontraba trabajo, según dijo su madre Lidia, por la pobreza y “por ser mujer indígena”. Tres puntos en su contra.

Por si fuera poco, se acabaron las remesas que enviaba su papá cuando el gobierno de EEUU lo deportó en 2017. Claudia salió de su casa en Quetzaltenango rumbo a los Estados Unidos el 7 de mayo, “por necesidad”, según su madre, como tantos otros migrantes de su país.

La Patrulla Fronteriza, cuyo lema es “Asegurando las fronteras de América”, dio una versión “oficial” de los hechos y después la cambió. El primer comunicado, lleno de contradicciones, relata que un grupo de jóvenes migrantes atacaron a un agente “con objetos” y se refiere a Claudia como “una de los atacantes”. Después admitieron que se abrió fuego contra gente desarmada y bajaron a ella a la categoría de un “miembro del grupo”. Tres migrantes fueron detenidos.

La muerte de Claudia está bajo investigación del FBI y los Texas Rangers. La prioridad para la Patrulla es, como siempre, buscar como cubrir el crimen y dejarlo en la impunidad. Una investigación del periódico The Guardian reveló que la Patrulla ha matado a 97 personas desde 2003. Casi nunca castiga a sus agentes por el asesinato de migrantes, aun cuando se trate de niños. Al contrario, la agencia, también reconocida por sus altos niveles de corrupción, ha sido premiada con mayor financiamiento bajo presidentes y congresos republicanos y demócratas.

La política ha contribuido a su irresponsable expansión. Esta expansión en personal, equipo e infraestructura es totalmente injustificada. La agencia mata en nombre de la “seguridad fronteriza”, dotada de armas, equipo de detección y transporte para cazar y parar a cualquier persona que cruce por los desiertos del suroeste de Estado Unidos. Dominga Vicente, la tía de Claudia, declaró en conferencia de prensa que “Hay mucha gente que está siendo tratada como animales y eso no es lo que debemos hacer como personas”. Remató con un mensaje directo al gobierno de EEUU: “No nos traten como animales”.

Es probable que el mensaje de Dominga no será bien recibido en Washington. Solo dos días antes de la muerte de Claudia, la Casa Blanca dio seguimiento a un twit de Trump con un comunicado oficial bajo el título: “Lo que necesitas saber sobre los animales violentos del MS-13”. No solo deshumanizó a todos los supuestos miembros de la pandilla salvadoreña, sino que en varias ocasiones el gobierno de Trump ha ofendido a migrantes en general, y sus políticas y medidas represivas reflejan el desprecio por las personas que migran o buscan refugio en su país. El más reciente programa de “cero tolerancia” separará niños de sus padres al llegar a EEUU –una forma descarada de sembrar miedo, que viola los derechos básicos.

Un comunicado de organizaciones de Guatemala, México y Estados Unidos en protesta por este caso, señala: “El asesinato de Claudia evidencia una vez más el racismo, la xenofobia y el militarismo que promueve el gobierno de los Estados Unidos de América”.

La lógica de criminalizar a personas migrantes como una forma de contrabando, tráfico ilegal o invasión, sin considerar sus circunstancias ni su humanidad, predomina en el imperio como nunca antes. La migración es un fenómeno global, no una amenaza, y las fronteras no necesitan seguridad —son las personas quienes la necesitan.

La verdadera seguridad humana no puede consistir en criminalizar y matar con impunidad a ningún grupo de seres humanos, menos a los que están obligados a migrar para sobrevivir.

Claudia Gómez González murió. ¿Ahora nos sentimos más seguros?

 

Conferencia de prensa de la tía, Dominga Vicente quien denunció un trato parecido a animales

http://www.soy502.com/articulo/estas-son-fuerte-palabras-tia-claudia-contra-ee-uu-100931

https://www.nytimes.com/2018/05/26/us/border-patrol-shooting-woman.html

https://edition.cnn.com/2018/05/25/us/texas-border-patrol-shooting/index.html

https://aristeguinoticias.com/2405/mundo/agente-de-patrulla-fronteriza-mata-a-mujer-migrante-en-rio-bravo-locales-lo-confrontan-video/

https://www.thenation.com/article/claudia-gomez-gonzalez-wasnt-killed-by-a-rogue-border-agent-she-was-killed-by-a-rogue-agency/

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