Elecciones intermedias en México revelan crisis política

EPN_elecciones2015Después de cerradas las urnas en México el 7 de junio, el presidente Peña Nieto apareció delante de las cámaras a reclamar una victoria que no ganó.

En su discurso televisado, declaró triunfalmente, “En México, la democracia avanza”. Anunció que el pueblo mexicano había expresado su voluntad a través de las instituciones y canalizado sus diferencias a través del sistema democrático.

No había nada conciliadora en el discurso del presidente. Declaró que la afluencia de votantes que acudieron a votar es un “mandato de rechazar la violencia y la intolerancia y trabajar juntos hacia la prosperidad y la paz”, criticando las protestas pre-electorales de los y las maestros contra la reforma educativa y de las organizaciones de víctimas que protestaban por la falta de resolución en el caso de los desaparecidos de Ayotzinapa y otros casos, sobre todo en el estado de Guerrero.

El presidente abiertamente desafió a los miles de personas en las calles que se manifiestan contra las reformas privatizadoras de su gobierno, concluyendo su discurso con un tajante “Las reformas siguen adelante“.

Los resultados

Con más de 2,000 puestos– incluyendo toda la Cámara de Diputados y nueve gubernaturas– en juego, alrededor de 48% del padrón votó- alto para una elección intermedia. Pero los resultados de las elecciones no son un voto de confianza para su gobierno y sus reformas, ni tampoco una afirmación de fé en el sistema electoral.

Un análisis preliminar de los resultados muestra que los bastiones priístas siguen siendo en el campo y las zonas donde la máquinaria priista está profundamente arraigada y bien engrasada. El PRI ganó cinco de las nueve gobernaturas en disputa, mientras el PAN ganó dos, el PRD en Michoacán y el candidato independiente Jaime Rodríguez tomó el estado fronterizo de Nuevo León.

El conservador Partido Acción Nacional (PAN) mantuvo su nivel de alrededor del 20% de la votación nacional, y gobernará en Baja California Sur y el estado central de Querétaro. El PRD cosechó sólo el 10% de los votos, perdiendo alrededor de 40 escaños en el Congreso. Su caída refleja la división y el fuerte estreno del partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), encabezado por Andrés Manuel López Obrador, que obtuvo un 8,5% de los votos, importante sobre todo por ser su primera salida electoral. MORENA arrebató de su progenitor la posición de partido mayoritario en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México y cinco a diez de las 16 delegaciones de la ciudad de su progenitor. El Partido del Trabajo (PT) y el nuevo Partido Humanista podrían perder sus registros por no alcanzar la votación mínima de 3%.

El triunfo de un candidato independiente, Jaime Rodríguez, en Nuevo León es una bofetada a los partidos políticos, especialmente el PRI. Rodríguez hizo su carrera política en el PRI y se desempeñó como alcalde de García, donde atrajó la atención nacional e internacional al hacer frente a la delincuencia organizada. Se cosechó el descontento de mucha gente con el sistema tradicional de partidos y de una parte del PRI con su propio proceso de selección interna. Monterrey es una ciudad clave, no solo del estado de Nuevo León sino del país por ser el centro industrial de la nación, por lo que es una victoria muy importante para un candidato independiente.

Prácticas electorales ilegales

Las elecciones intermedias también constataron la persistencia del fraude y otros actos ilegales como parte de las elecciones en México. Las redes sociales se llenaron de informes ciudadanos sobre la compra de votos, el uso de recursos públicos en campañas, la coacción hacia los empleados públicos con amenazas de despido, y la militarización en las urnas. EL INE ha recibido cantidad de denuncias formales y varios resultados se encuentran actualmente en disputa.

Lamentablemente, gran parte de las denuncias reportadas en la red no han sido debidamente investigada, documentada o sancionado por las instituciones, y mucho menos impedida. A pesar de las leyes y reglamentos electorales que, sin duda, han avanzado en los últimos años, el Instituto Nacional Electoral parece tener poca capacidad y poca disposición para hacerlos cumplir de manera pareja en los partidos.

Dos ejemplos: El Partido Verde realizó una campaña de propaganda que saturó los medios de comunicación de México y los espacios públicos, comenzando antes del período de campaña y intensificándose en las semanas previas a las elecciones. El INE ordenó una multa de $ 11,400,000 pesos en un solo caso de disfrazar propaganda del partido como anuncios públicos, pero más tarde redujo la cantidad a un indoloro $1 millón. El partido también fue multado por la entrega de canastas de alimentos en el estado de Quintana Roo. En un momento dado, el Partido Verde había acumulado $517 millones de pesos en multas por múltiples violaciónes de las leyes electorales, lo que desató un movimiento ciudadano para quitarle su registro. El INE criticó el Partido por su violación flagrante de la ley y del principio básico de elecciones equitativas, pero el daño estaba hecho. El Partido Verde registró un incremento en su caché electoral, garantizando a la coalición dirigido por el PRI una mayoría gobernante en el Congreso. Sin embargo, a pesar del gasto espectacular, su porcentaje final de 7% quedó lejos de su meta de obtener el 10% y posicionarse como la tercera fuerza electoral en el país. Evidencia que no todo se puede comprar entre una ciudadanía mexicana cada vez más informada y crítica.

Segundo ejemplo: Días después de las elecciones, el INE publicó los resultados de su conteo parcial, informando sobre 100.61% de los distritos. En un distrito con 500 centros de votación, se registraron resultados de 550. La respuesta airada de los partidos y la ciudadanía no se esperó. El instituto reconoció un error del sistema de computación, mientras ciudadanos y ciudadanas, y partidos de oposición arremetieron contra el Instituto por la pérdida de credibilidad. Actualmente, el INE está llevando a cabo recuentos que involucran el 60% de los votos en disputa en un intento de recuperar credibilidad.

Finalmente, cabe señalar que estas elecciones fueron extremadamente caras para el erario público, costando unos ocho mil millones de pesos. Este derrame de recursos, sin embargo, no las salvó de las acusaciones de irregularidades. El Instituto Nacional Electoral recientemente rebautizado demostró una vez más que con el nombre que sea es muy eficiente en la absorción de fondos públicos y muy poco efectivo en garantizar unas elecciones justas.

El castigo a los partidos políticos tradicionales

La participación electoral en nada ha disipado el descontento en el país. México gobernado por los nuevos políticos entrantes se enfrentará tanto –o más–conflicto y desconfianza en el sistema como existia con sus antecesores. Las encuestas muestran que alrededor del 91% no confía en los partidos políticos y sólo el 27% está satisfecho con la democracia en México.

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La participación electoral en nada ha disipado el descontento en el país.

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¿Por qué votaron si no confían ni en el proceso ni en los resultados? En este contexto, varias razones llevó a la gente a votar a pesar de su poca fe en el sistema. Optar por el menor de los males, recibir recompensa para su voto, evitar castigos en el lugar de empleo y, en algunos casos, un entusiasmo real para un candidato o candidata, combinaron para la amplia participación.

Interpretar eso como una declaración unificada de apoyo a las instituciones que la mayoría de la gente considera corruptas o ineptas es un error intencional diseñada para, una vez más, ocultar la profunda y creciente disidencia. Todos los principales partidos -el partido gobernante Revolucionario Institucional (PRI), el partido derechista Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) de centro-izquierda sufrieron retrocesos. El PRI obtuvo aproximadamente (en espera de la declaración oficial final de los resultados) 30% de la cámara baja, así manteniendo su mayoría como partido pero perdiendo una decena de escaños. Junto con sus aliados incondicionales, el Partido Verde y Nueva Alianza, alcanzará la mayoría absoluta.

Con este control, se cierra cualquier posibilidad de effectivamente expresar oposición a través de los canales legislativas, potencialmente elevando la temperatura de la olla de presión en que se ha convertido México hoy. La ferrea oposición a las reformas estructurales y la crisis causado por los casos de corrupción gubernamental y de derechos humanos en el país no cesarán. Sin mecanismos de negociación y frente actitudes intransigentes y represivas del gobierno federal, las divisiones se agudizarán.

Mientras el presidente optó por entender el resultado como una aprobación de su gestión, las encuestas muestran que el 85% no confía en él. El 60% cree que la corrupción ha aumentado durante su administración.

Peña Nieto ha enfrentado varios escandalos de corrupción en la primera mitad de su gestión. Se reveló que la mansión de 7 millones de dólares donde vive con su han sido implicados en otros escándalos que están bajo investigación—por un fiscal nombrado por el propio presidente.

El nivel de aprobación de Peña Nieto se ha desplomado con la torpeza y cerrazón en el manejo del caso de los estudiantes desaparecidos y muertos de Ayotzinapa y las presuntas ejecuciones extrajudiciales por parte del ejército en Tlatlaya. Por si fuera poco, las perspectivas económicas para México se ha reajustado a la baja en varias ocasiones desde que comenzó el año.

La violencia institucional

Mientras el gobierno se autocongratuló por una jornada electoral “sin incidentes”, los familiares de Antonio Vivar rechazarían esta evaluación. Vivar fue asesinado a tiros por la Policía Federal, de acuerdo con testigos, en Tlapa, Guerrero, el mismo dia de las elecciones. La policía allanó la oficina del sindicato de maestros y detuvo a varios sin orden de aprensión. Después de que los maestros y otros respondieron deteniendo a varios policias, la fuerza publica ocupó la ciudad, con gases lacrimógenos y equipo antidisturbios. Vivar fue asesinado y resultaron muchos heridos en la ofensiva.

Organizaciones de derechos humanos protestaron por la notable presencias de militares armados y policias en las urnas. El Centro de Derechos Humanos Tlachinollan concluyó que estos actos representaron “un regreso autoritario”, hablando de “una jornada electoral en Guerrero y otros estados como Oaxaca, Michoacán y Chiapas, donde se desplegó un alarmante número de fuerzas de seguridad estatales y federales, así como militares, que tal y como lo denunciamos hace unos días, es clara señal del retroceso autoritario que enfrenta la construcción de democracia en el país.”

La violencia en Tlapa fue el saldo más trágico de la jornada electoral, pero el conflicto de baja intensidad caracteriza al país de costa a costa y de una frontera conflictiva a la otra. La inconformidad fue el telón de fondo para las elecciones y será el escenario principal para las nuevas fuerzas que buscan gobernar el país. A pesar de que públicamente se jactan de estabilidad y democracia, México seguirá inmerso en la inestabilidad y el conflicto, sobre todo en la medida en que se siga empleando la fuerza para reprimir la protesta.

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La inconformidad fue el telón de fondo para las elecciones y será el escenario principal para las nuevas fuerzas que buscan gobernar el país.

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El saldo

Las elecciones intermedias nunca suscitan la atención que acompaña a las presidenciales; sin embargo, son un importante barómetro del clima político. Un factor inconmensurable en estas elecciones es la participación del crimen organizado. Los poderes sombra permanecieron en las sombras. Habia numerosos reportes de lugares donde ellos nombraron candidatos, asesinaron a candidatos no deseados y manipularon el voto. El crimen organizado seguirá como un factor fuerte y desconocido en el sistema electioral mexicano.

Segundo, a pesar de que la gente votó y el PRI mantuvo su mayoría, el descontento con el sistema político es muy fuerte. La corrupción seguirá siendo un gran factor– como vemos ahora en Honduras y Guatemala. Es inevitable que los políticos mexicanos también tendrán que lavar sus trapos sucios en un futuro próximo.

Tercero, el aumento del partido lacayo Verde y su campaña multi-millonaria es una señal de advertencia de que la élite política podría tener el plan de inflar el partido para mostrar un pluralismo que solo existe en las siglas y para desplazar a fuerzas de oposición.

Cuarto, las redes sociales se volvieron parte fundamental de muchas estrategias de campaña, desafiando a la máquina de propaganda de los medios de comunicación comerciales. Esto es bueno, en general. Significa que los candidatos y las candidatas pueden hacer más con menos dinero, y con ello disminuir la dependencia del sistema de la élite empresarial y los narcos como los financiadores del sistema político. Además reduce la dependencia en los grandes consorcios de comunicación como Televisa, que han hecho de las elecciones su caudal.

La consolidación del PRI fue indudablemente un revés, pero la ciudadanía de México está más despierta y cada vez más informada, y se muestró escéptico pero con ganas de expresarse en las urnas. Eso es positivo para la construcción de una democracia, pero insuficiente.

También está claro que esta población no se limitará a expresarse con su voto. La nación está aún lejos de un sistema como el de los Estados Unidos, donde la democracia se define acudiendo a las urnas cada par de años. En México, los y las ciudadanos están manifiestándose en las calles para lograr una democracia que parece estar en retroceso. Seguirán luchando por la democracia, y el descontento con las reformas estructurales y el sistema político seguirá aumentando. La presión barómetrica se eleva.

 

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