Las armas mortales de la guerra antidrogas de los Estados Unidos en Honduras

Troops from USSOUTHCOM train Hondurans at Puerto Castilla Navy base - photo Dialogo Revista Militar DigitalTemprano en la mañana del 28 de diciembre de 2015, la Fuerza Naval de Honduras disparó y mató a Jostin Lino Palacios de 24 años y Elvis García de 19 años, dos hombres Afro-Indígenas Garífuna, en Barra de Iriona, Departamento de Colón, costa noreste de Honduras.

De inmediato las Fuerzas Armadas de Honduras emitieron un comunicado diciendo, “En una operación antidrogas, los ocupantes de dos automóviles comenzaron a disparar en contra de una patrulla naval, con el resultado de un civil muerto y otro herido. Esto sucede repetidamente desde que comenzaron las operaciones especiales, que disparan a las patrullas de la Fuerza Naval, cuando han sido descubiertos movilizando drogas.” Más tarde dijeron que las víctimas fueron encontradas en un fuego cruzado entre la Fuerza Naval y los narcotraficantes.

Sin embargo, más tarde se tuvieron que comer sus propias palabras. Un sobreviviente del ataque, Jefferson Martínez, padre de una de las víctimas, dijo: “Íbamos hacia la comunidad de Limón, llevando hielo y otros productos para vender, cuando llegamos a Iriona nos quedamos parados por un banco de arena. Llamamos a algunos compañeros para que nos ayudaran a salir. Llegaron dos automóviles, nos hicieron salir de nuestros vehículos y nos atacaron.” Arnulfo Mejía, ex alcalde de Iriona que iba conduciendo uno de los autos estancados por la arena dijo: “Los agentes salieron de un pastizal. Eran aproximadamente 20. Es un milagro que estemos vivos. Habían mujeres y niños en los autos.” [i]

El incidente fue seguido de inmediato por una ola de protestas de los residentes de Iriona, incluso la quema de un vehículo militar. Luego, el 5 de enero, el Gobierno de Honduras presentó cargos en contra de siete soldados de la Base Naval en Puerto Castillo, Bahía de Trujillo. Para luego concederles la libertad bajo fianza. [ii]

De seguro que la protesta pública por los asesinatos sin duda causó los cargos en contra de los militares, pero, ¿dónde están los cargos en contra de los oficiales? Indudablemente existe gran escepticismo de que haya convictos. La organización Garífuna OFRANEH comentó, “La criminalización del pueblo Garífuna por parte de oficiales gubernamentales y militares, no es más que una cortina de humo para esconder la alianza entre alcaldes, jueces y narcos.”

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En enero de 2016, una delegación de Cross Border Network de Kansas City y de Task Force on the Americas de la Bahía de San Francisco, ambas organizaciones miembros de Honduras Solidarity Network, visitaron el norte de Honduras para investigar las tomas de terreno por parte de las industrias hotelera y de aceite de palma, como también el impacto en el pueblo de nuestra guerra antidrogas que lleva ya 40 años. Estuvimos en Trujillo y decidimos ir a conversar con la Fuerza Naval Hondureña en la Base de Puerto Castilla, lugar frecuentado por el personal militar de los Estados Unidos. Nos recibieron los Capitanes Ernesto Ávila y Juan Antonio de Jesús.

Nos dijeron que su responsabilidad principal era patrullar narcotraficantes en el borde costero, desde cerca de la frontera con Nicaragua hasta Bahía de Trujillo. Ellos vigilan mar, tierra y aire, en busca de aeroplanos volando desde Colombia y traficantes moviendo carga a botes, para transporte a los Estados Unidos. Diez Infantes de Marina de los Estados Unidos pasan diez meses del año aquí, capacitando hondureños en operaciones tácticas, entrenamiento físico y armamento. Unidades especiales de la Marina de los Estados Unidos también vienen, así como 20 a 30 entrenadores de Colombia. Al momento de nuestra visita, los Estados Unidos tenían 3 helicópteros en la Base.

Le preguntamos al Capitán de Jesús si pensaba que se estaba avanzando en la guerra antidrogas. Dijo: “En los últimos dos años, se ha reducido mucho el tráfico de drogas… Estamos haciendo progreso en nuestro espacio, pero ahora ellos se dirigen por otras rutas.” Señaló que el movimiento de drogas se ha dirigido a la costa del Pacífico, o que se van directo a los Estados Unidos. [iii]

Con respecto a los dos hombres que murieron en Iriona, de Jesús admitió fácilmente que fueron sus hombres quienes lo hicieron, para agregar solamente que estaban investigando. Lo que pasó “no es positivo para nadie. A veces puede suceder una equivocación.”

La guerra antidrogas de los Estados Unidos en contexto

La presencia de equipos de entrenamiento estadounidenses y la proliferación de al menos ocho [iv] de sus bases en Honduras bajo encubrimiento de la guerra antidrogas, no es de mucho conocimiento en nuestro país. Sin embargo es la última etapa de una historia que comenzó hace un siglo con la diplomacia de las cañoneras y Honduras como la república bananera. Al menos desde 1954, Honduras sirve como la piedra angular del poder de los Estados Unidos en Centroamérica y el Caribe. Nuestro gobierno ha influenciado cambios de régimen, participado en contrainsurgencia y guerra de baja intensidad, y la interdicción de narcóticos. En un artículo de 2015, escribe Fred Alvarado:

“Muy bien ubicada estratégicamente, al centro de América Latina y el Caribe, Honduras se ha convertido en una plataforma militar importante de los Estados Unidos, operando como un centro para el entrenamiento táctico y operaciones militares conjuntas bajo la dirección del Comando Sur (USSOUTHCOM). Desde la costa de Honduras, fuerzas militares extranjeras pueden controlar el Caribe y proceder al monitoreo regional a través de los bordes costeros de Colombia, México, Gran Caimán, Nicaragua, Cuba, Belice, Guatemala y Jamaica.” [v]

En los años ’80, los Estados Unidos escenificaron la Guerra de los Contra en Nicaragua desde Honduras, a la vez que entrenaron y armaron a los militares Hondureños para el terrorismo doméstico. Los Estados Unidos financiaron esta guerra ilegal con embarques de cocaína junto con oficiales militares Hondureños. [vi] Desde el 9/11, como parte de la guerra mundial contra el terror, los Estados Unidos han remilitarizado México y Centroamérica, citando al tráfico de narcóticos como una amenaza a la seguridad de los ciudadanos estadounidenses. Tal como el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida de México, la Iniciativa de Seguridad Regional Centroamericana (CARSI – 2008) ha asegurado millones de dólares para militarizar el control del narcotráfico, al mismo tiempo que criminaliza a los campesinos y a quienquiera que disiente. [vii]

Lo más reciente, en respuesta a la oleada de refugiados del Triángulo Norte de Centroamérica, es más de lo mismo. Se le llama el Plan Biden, un componente de $750 millones de dólares de la nueva Alianza por la Prosperidad, asociada con el Banco Interamericano de Desarrollo, Honduras, Guatemala y El Salvador. Se inspira en el Plan Colombia. La primera propuesta del Plan Biden es la seguridad. [viii] Un análisis de su presupuesto indica que se duplican los fondos que irán al Control Internacional de Narcóticos y Cumplimiento Legal. A CARSI se destinan $349 millones [ix] el resto irá a combatir la corrupción gubernamental, policial y militar, también a desarrollo económico. Lo anterior necesitará cooperación de los gobiernos – que es mucho pedir de Honduras, cuya policía y militares en forma rutinaria violan los derechos humanos, cuyo gobierno es corrupto y plagado de camarillas –lo anterior con base en el mismo modelo neoliberal que está barriendo las protecciones de los trabajadores y privatizando extensiones de la tierra y de la economía, así como de los recursos naturales.

La masacre de Ahuas

 Sabina LucasSabina Lucas

Nuestro escepticismo acerca de una condena en los asesinatos de Iriona se fortaleció luego de una experiencia que vivimos como delegación en mayo de 2012, cuando varios de nosotros viajamos a la remota aldea de Ahuas en la Mosquitía, con el fin de investigar la muerte de cuatro indígenas Miskito y las heridas causadas a otros cuatro, en manos de la Policía Hondureña y un equipo de FAST de los Estados Unidos [x] bajo el comando de James Keney, jefe de la DEA en Honduras. Los que fueron muertos viajaban todos en un pipante, bote de pasajeros con rumbo a Ahuas. Entre los viajeros se incluía dos mujeres embarazadas, un joven de 14 años y el copiloto del bote, de 21 años. Ninguno era narcotraficante. Los asesinos viajaban a bordo de cuatro helicópteros de propiedad del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Después de dispararle al bote, los helicópteros aterrizaron y lo mantuvieron a punta de pistola por horas, mientras juntaban cocaína a bordo de otro bote. Luego se fueron los helicópteros, dejando muertos y heridos en el agua. Hasta la fecha, el gobierno de los Estados Unidos no termina de investigar o admitir su error, y sobrevivientes y familiares de los muertos no han recibido ni justicia ni compensación.

Nuestra delegación fue a la isla de Roatán, a reunirnos con las familias de las víctimas de Ahuas. Allá conocimos a Sabina Lucas, madre de Wilmer Lucas, baleado a los 14 años, Brenly y Yani Trapp, cuya madre Candelaria Trapp Nelson fue asesinada y, Edmor Anthony Brooks Wood, a quien asesinaron su padre Hasked Brooks Wood.

Nos reunimos en nuestro hotel, un balneario encantador, pero las historias que oímos fueron terribles. Sabina vino a Roatán desde Ahuas cuando tenía 14 años, luego que muriera su padre. La vida ha sido una lucha de verdad. Es madre soltera. Su hijo Wilmer viajaba a Ahuas con Hasked, su mejor amigo, y Clara, la madre de Hasked, a visitar a su abuela. A Wilmer lo balearon en la mano derecha, fracturándole varios huesos. Ella dijo: “Los hospitales son terribles. No podían operar a Wilmer hasta que llegara un especialista. Tuvimos que esperar 32 días.” Sabina tuvo que dejar su trabajo en una fábrica de camarones para cuidar a su hijo. Hoy, luego de una segunda operación, pagada por un grupo religioso de los Estados Unidos, y dos años de terapia física, su brazo todavía muestra limitaciones. Puede mover sus dedos pero su mano está débil, los músculos atrofiados. Ella piensa que necesita más terapia física, pero no hay dinero para médicos. Wilmer todavía está traumado por el ataque. Sabina dice que Wilmer cambió desde el incidente. “Se enoja con facilidad. Hace dos semanas le tocó ver un accidente en la calle. Quedó tan abatido que casi se desmaya, su corazón latiendo tan rápido.” Sabina dijo también, “Queremos justicia, pero no hay dinero para abogados.”

Edmore Brooks
Edmore Brooks

Edmore Anthony Brooks Woods tiene 29 años de edad. Representa a su madre, Clara, que viajaba en el bote con su hijo Hasked. “Es difícil hablar sobre mi hermano Hasked. Me pone muy triste. Mi madre va al cementerio todos los días y llora. No es la misma de antes.” Dijo que las autoridades abrieron la tumba de Hasked para revisar las balas. No las podían identificar con las armas de la Policía Hondureña.

Un hombre vino en busca de Clara, diciendo que los gringos la buscaban. La llevaron a Tegucigalpa y le hicieron una prueba para detectar mentiras. El hombre era estadounidense. Ella piensa que trabajaba para la DEA. Clara dijo que matar a Hasked no era suficiente. Tenían que presionarla para que mintiera, para que dijera que alguien en el pipante era un narcotraficante. La molestaban con llamadas telefónicas. Cambió su número de teléfono. La seguían.

Edmore dijo, “los políticos son quienes manejan el asunto drogas. Queremos justicia. Eso ayudaría a mi madre.”

El hijo de Candalaria se llama Brenly Trapp, tiene 24 años. Yani, con 23, es la hija mayor. Luego que su madre fuera asesinada en Ahuas, el grupo de seis, entre hermanos y hermanas, vinieron a Roatán, porque aquí hay más posibilidades de empleo. Candalaria era madre soltera. Ella y Brenly mantenían a todos los niños. Dijo Brenly: “Lo que más me duele es que mi madre trabajó muy duro para mantener a sus hijos en la escuela.” Brenly no se graduó, todos los niños ya no van a la escuela. “Soy el único que trabaja. Yani cuida a los niños.” El trabajo por acá es temporero; a veces un mes, a veces 15 días, o sólo una semana.”

Los Trapp no han recibido compensación alguna, ni siquiera becas para que puedan volver a la escuela. Le preguntamos: “¿Qué quiere usted?” Dijo, “Queremos apoyo para nuestra gente. Queremos que ocurra algo que acabe con la situación actual. El Gobierno de los Estados Unidos tiene el poder para poner fin a esto; parar a nuestro gobierno.”

Brenly and Yani's room photo by Rod Mahaffey

Brenly y Yani nos llevaron al cuarto que ocupan, en una fila de habitaciones que acomodan a muchas familias. Era en un pantano, con agua corriendo hasta la entrada de su vivienda. El lugar estaba tan congestionado de gente, oscuro y fétido, que era casi imposible permanecer allí.

A pesar de los esfuerzos del Senador Patrick Leahy, la investigación está detenida porque la DEA rehúsa proporcionar evidencia al Departamento de Justicia. [xi] Así es que después de cuatro años no existen responsables de los asesinatos y mutilaciones en Ahuas. Se acumulan más y más víctimas de nuestra guerra en contra de las drogas. Nuestras organizaciones trabajarán para ayudar que todos los sobrevivientes de Ahuas y sus familias, se mantengan unidos y fuertes hasta que obtengan justicia.

Vallecito: el poder de la solidaridad

En el último día de nuestro viaje fuimos a Vallecito. Aquí la locura de la guerra en contra de las drogas enfrenta la resistencia firme de la población Garífuna organizada. Ellos reclaman Vallecito, para mantener su tierra protegida de narcotraficantes, barones del aceite de palma y otros interesados en la explotación del terreno. Es un lugar con visión de futuro para el pueblo Garífuna, en donde se pueda transmitir cultura y lenguaje a sus hijos, con espacio para ubicar a las familias amenazadas por levantamientos del mar. Nos reunimos con un curandero tradicional, Selvyn López, que hervía hierba medicinal en una olla gigante. Visitamos un edificio enorme que ellos construyeron, para instalar una escuela que enseñe agricultura, idioma y cultura Garífuna. Vimos a la gente contenta, dedicada con fuerza al trabajo y llena de planes. Estaban por celebrar su Año Nuevo al día siguiente y hacían planes de llevar a cabo una conferencia en el verano, con más de mil participantes.

Vallecito photo by Rod Mahaffey

En Vallecito nos reunimos con Miriam Miranda, Coordinadora General de OFRANEH. Nos llevó a ver una pista de aterrizaje para los narcotraficantes que vienen por vía aérea desde Colombia. La población Garífuna posee título de propiedad de una gran extensión de terreno en Vallecito. Han descubierto que ha sido utilizado como un punto para tránsito de drogas y se mantenía muy custodiada. No se les permitió la entrada. Así es que en 2011 comenzaron a reclamar su propiedad. En enero de 2014, consiguieron que el Gobierno dinamitara la pista de aterrizaje, con la voladura de seis cráteres, lo que impediría planes futuros de aterrizaje, pero nada hicieron para prevenir que los narcos retornaran. En julio, antes que los Garífuna se instalaran en el terreno, vieron campesinos locales cortando pinos para llenar los cráteres. En Vallecito los narcos controlan a las autoridades locales, la policía y los militares, también a los campesinos. Miriam nos dice lo que sucede después:

“Volvimos la mañana siguiente para encontrar que un cráter estaba repleto de pinos, todavía no se le había rellenado con tierra, y otro estaba a medio llenar. Aproximadamente a las 7:30AM caminamos de vuelta a nuestro vehículo, cuando apareció uno con vidrios polarizados. Se bajaron del auto varios hombres armados –sicarios– con vestimenta antibalas. Nada les cubría el rostro. Nos dimos cuenta que querían matarnos. El jefe nos ordenó que nos mantuviéramos juntos. Querían todos nuestros celulares, sin embargo alguien pudo hacer una llamada. En cosa de minutos las autoridades comenzaron a recibir llamadas y correos electrónicos exigiendo que nos soltaran. Bastante presión internacional. Y nos soltaron alrededor de las 9:00AM. Fue bien duro. Estamos tan aislados por acá, rodeados por las plantaciones de palmas africanas de Miguel Facusse. [xii] Esta es área de resistencia en contra de la palma africana… Este lugar es importante para el Gobierno, especialmente para establecer una Ciudad Modelo y para extender el cultivo de la palma africana. También parece que sospechan que hay petróleo por estas tierras. Se han efectuado estudios. Es peligroso cuando se vive en un narcoestado. Si usted no cumple con lo que quieren, se ubica en situación de riesgo. Por eso es que la solidaridad internacional es muy importante para nosotros, y cada vez que vienen a visitarnos grupos que aprenden de nuestra lucha, se aumenta el número de voces que contradicen las declaraciones del Gobierno de que aquí todo está bien.”

Crater in the airstrip
Cráter en la pista de aterrizaje

Lo que vimos en Honduras, a pesar del temor, es pueblo protestando, defendiéndose y luchando por justicia. También pudimos presenciar el feo rostro internacional de nuestra interminable Guerra a las Drogas. Los Estados Unidos juegan al guaca-mole empujando el tráfico de drogas de país en país y con gente inocente muriendo. A pesar que existe muchísima evidencia del fracaso de esta guerra, ella continúa porque sigue alimentando los intereses y ganancias de los políticos, la industria penitenciaria y el complejo militar industrial. La guerra en contra de los hondureños es casi invisible para los estadounidenses. Solo vemos retroceso cuando miles de mujeres y niños quieren llegar a nuestras fronteras. Entonces enviamos más entrenadores militares, más armas y municiones, más helicópteros. Y, por supuesto, es un cuento, una cobertura para mantener un gobierno corrupto y la piedra angular de los Estados Unidos en Centroamérica.

Sin embargo, nos inspiró la resistencia y el clamor por justicia que vimos. Vamos a contar sus historias, aunque sabemos que será la unidad de todos: hondureños y estadounidenses, la que acabe con guerra de las drogas.

Judy Ancel pertenece a Cross Border Network, Kansas City, info@crossbordernetwork.org.

Agradeceremos su apoyo, compartiendo esta narración con sus oficiales electos, para poner fin a la guerra antidrogas, uniéndose a Honduras Solidarity Network, apoyando nuestros compañeros en Honduras, también efectuando donaciones a:

Ahuas Justice Fund (http://www.hondurassolidarity.org/support-solidarity-now/ — indicar para Ahuas).

En abril, Global Exchange coordina una Caravana por la Paz, Vida y Justicia, comenzando en Honduras para luego cruzar El Salvador, Guatemala, México y los Estados Unidos, y participar del 19 al 21 de abril en la Sesión Especial por las Drogas de las Naciones Unidas. Para más información, ver: http://globalexchange.org/programs/caravan-peace-life-and-justice

Fotografías: Rod Mahaffey

Para mayor información:

Fred Alvarado, Honduras: The Process of American Remilitarization and the Failure of the War on Drugs (2015) http://pencanada.ca/blog/el-proceso-de-remilitarizacion-estadounidense-y-el-fracaso-de-la-guerra-contra-las-drogas/.

Joe Biden, A Plan for Central America. New York Times, 29 enero 2016. http://www.nytimes.com/2015/01/30/opinion/joe-biden-a-plan-for-central-america.html?_r=0.

Annie Bird y Alexander Main, Collateral Damage of a Drug War. The May 11 Killings in Ahuas and the Impact of the U.S. War on Drugs in La Moskitia, Honduras. http://rightsaction.org/sites/default/files//Ahuas_Report_120815.pdf.

Esther Yu-Hsi Lee, Los expertos dicen que la ayuda estadounidense a Centroamérica es muy contraproducente. Think Progress, 4 febrero 2016. http://thinkprogress.org/immigration/2016/02/04/3745790/us-alliance-for-prosperity-money-central-america/.

Eric Lichtblau, “Tighter Lid on Records Threatens to Weaken Government Watchdogs,” The New York Times, 27 noviembre 2015.

Alexander Main, Will Biden’s Billion Dollar Plan Help Central America? NACLA, 27 febrero 2015. https://nacla.org/news/2015/02/27/will-biden’s-billion-dollar-plan-help-central-america.

National Security Archive Electronic Briefing Book No. 2, The Contras, Cocaine, and Covert Operations, (acceso 4 febrero 2016) http://nsarchive.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB2/index.html#3b.

Mattathias Schwartz, “A Mission Gone Wrong,” New Yorker, 6 enero 2014.

Departamento de Estado de los Estados Unidos, CARSI.

[i] La Prensa, 28 diciembre 2015 – Incendian camión militar en Colón tras muerte de dos garífunas.

[ii] La Prensa,5 enero 2016 – Confirman prisión para navales por muerte de garífunas.

[iii] De Jesús agregó que los narcotraficantes acostumbraban pagar con dinero a los hondureños que los ayudaban, pero que ahora lo hacen con drogas.

[iv] https://www.google.com/maps/d/viewer?mid=zM_qn9sgRwCI.kI2dMxZHFMC4&hl=en_US.

[v] Alvarado, 2015.

[vi] Alvarado, 2015 y National Security Archive.

[vii] Según el Departamento de Estado: “La deteriorada situación de seguridad en Centroamérica plantea amenazas serias a la seguridad de sus ciudadanos. Los traficantes a través de Centroamérica contrabandean drogas a los Estados Unidos y otras naciones, a la vez que armas y dinero en efectivo se movilizan al sur desde los Estados Unidos, para apoyar a esas organizaciones criminales. La expansión continua de las pandillas nacionales y transnacionales ha creado comunidades de miedo, y tanto el crimen organizado como la corrupción, rampantes, roban a los ciudadanos su confianza en los funcionarios públicos y su capacidad para ganarse la vida.” Desde 2008, Estados Unidos ha proporcionado $642 millones de dólares en asistencia CARSI. Departamento de Estado, Iniciativa de Seguridad Regional Centroamericana. http://www.state.gov/p/wha/rt/carsi.

[viii] Biden, 29 enero 2015.

[ix] Main 2015 y Yu-Hsi Lee, 2016.

[x] FAST, sigla de Foreign-deployed Advisory Support Team. Para mayor información sobre los asesinatos en Ahuas, véase Schwartz, Bird, Main.

[xi] Eric Lichtblau, “Tighter Lid on Records Threatens to Weaken Government Watchdogs,” The New York Times, 27 noviembre 2015.

[xii] Facusse, quien muriera recientemente, era el hondureño más rico. Sus plantaciones de palmas de aceite cubrían el norte de Honduras en tierra robada a los campesinos. Fue uno de los líderes del golpe militar que en 2009 derrocó al popular Presidente Manuel Zelaya.

Un comentario

Judy reunió mucha información y hace un análisis incisivo, junto a su comentario de la delegación del 12 de enero al norte de Honduras. Ella nos informa sobre acontecimientos sociales y políticos, cómo afectan a los movimientos Garífuna y campesino, de manera abierta a la vez que a nivel personal. Su estilo es agudo y con compasión, no evita referirse a las autoridades hondureñas. El artículo es una acusación poderosa del patético sistema legal y de la injusticia social constante en Honduras. Delinea con precisión el acecho a la Comunidad Garífuna y a las campesinas que luchan por sus derechos en esta nación empobrecida.

Comentario de Jynx Houston, 13 abril 2016, 9:44PM.

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