Los derechos amenazados que defendieron Ismael Solorio y Manuelita Solis

Los tres derechos humanos más amenazados en el planeta, de hoy en adelante son el derecho al agua, al medio ambiente sano y a la alimentación. En Chihuahua la amenaza es mayor y ya produjo las dos primeras víctimas en dos personas que se comprometieron hasta lo último en su defensa: Ismael Solorio y Manuelita Solís, su esposa, asesinados el 23 de octubre cerca de Ciudad Cuauhtémoc.

1. CUANDO LA SED NOS ALCANCE

El derecho al agua no es algo que sólo atañe a los productores campesinos en sus terrenos de regadío del río del Carmen. Acceder al agua, ya no digamos para irrigar sus siembras, sino para beber, cocinar y asearse es algo que se torna más y más difícil para creciente número de personas en nuestras ciudades. En Ciudad Juárez y en Ciudad Jiménez los pozos de agua potable se han tenido que ir a profundidades tales que empiezan a estar contaminados con arsénico. Cuauhtémoc, el granero del estado y la gran reserva nacional de maíz amarillo, está por colapsar el manto que da de beber a su población. La capital del estado ve como se han ido agotando las reservas acuíferas de los alrededores, la más reciente, muy disminuida, el acuífero de El Sauz- Encinillas está por ser agotado a pasos agigantados si se permite la perforación de 400 pozos en la Laguna El Cuervo, al norte de ciudad Aldama. La violencia puede ser reducida en nuestras ciudades, pero no así la sed si se continúa a este ritmo.

Los principales obstáculos para que el derecho al agua sea una realidad, en primer lugar, para consumidores domiciliarios y en segundo, para productores, es el uso para riego agrícola. En México el 79% de los recursos hídricos se dirigen a este tipo de uso, pero en Chihuahua, ese porcentaje se incrementa al 83%. Ahora bien, el problema es que no hay regulación ni para la perforación de los pozos en las llamadas “zonas de libre alumbramiento”, prácticamente todo el oriente del estado, ni tampoco hay una normatividad que impida la concentración de las aguas, como sí la hay para concentrar la tierra en pocas manos, ni mucho menos una reglamentación que exija que en los lugares donde el agua es más escasa, el riego se dirija a producir alimentos básicos-básicos y no tantos forrajes, por ejemplo. Si no se trabaja en estas líneas nos va a alcanzar el destino más rápido de lo que pensamos, pues nuestro estado es después del Distrito Federal y la península de Baja California , la región donde menos disponibilidad de agua por habitante hay en México.

2. EL MEDIO AMBIENTE TAMBIÉN PUEDE SER CANCERÍGENO

El derecho al medio ambiente sano pocas veces se valora, tal vez porque nos hemos ido acostumbrando a una mala calidad de vida con tal de tener acceso a ciertos satisfactores de la vida moderna. Sin embargo, para no ir tan lejos, dos ciudades ubicadas en zonas de agricultura intensiva, muy tecnificada, como son Delicias y Cuauhtémoc, presentan cifras en ascenso de alergias, leucemia y otros tipos de cáncer, muy vinculados al uso de agroquímicos.

Ya mucha gente no se acuerda de los miles de mineros chihuahuenses que fallecieron víctimas de la silicosis en las minas. Ni de aquella epidemia de las niñas desmayadas en San Francisco del Oro a mediados de los ochenta. Parecería ser que esos males están ligados a la minería “a la antigüita”, en oscuros e insalubres túneles, con métodos arcaicos de extracción de metales.

No es así: la minería “moderna”, la que ahora está predominando y expandiéndose a gran velocidad en todas las latitudes de nuestro estado, no es menos amenazante a la salud de las comunidades y al deterioro de los ecosistemas. Ya lo han denunciado los habitantes de los municipios de Madera y Ocampo que han visto como a las compañías mineras como la de Dolores se les agrietan o colapsan las albercas de lixiviación del metal y provocan considerables fugas de cianuro que van a dar a los arroyos que alimentan al río Yaqui. Y habría que hablar también de la destrucción de ecosistemas completos al arrasar literalmente montañas completas para sacarles los pocos kilos de oro que tengan en sus entrañas, por más que las compañías mineras extranjeras digan que luego se reforesta.

También atentan contra el medio ambiente y por ello contra el derecho de las personas y las comunidades a disfrutar de un entorno natural sano, los desmontes de miles de hectáreas, así sea en el desierto, para abrir nuevos terrenos al cultivo. Se arrasa una capa vegetal endémica, se rompe el círculo virtuoso natural para las nuevas siembras. Se cercan terrenos, evitando con ello el tránsito de animales buscando pastos y aguajes. Y luego de pocos años, se agotan los mantos acuíferos, la agricultura ya no es viable, la capa vegetal se ha reducido al mínimo, lo mismo que las especies animales, en un proceso perverso que podíamos llamar “desertificación del desierto”. Esto hace que haya menos captura de carbono, que los gases que provocan el efecto invernadero proliferen y se intensifique el calentamiento global.

3. EL HAMBRE, VERSIÓN SIGLO XXI

Agotamiento del agua y calentamiento global inciden poderosamente en la reducción de la disponibilidad global de alimentos. Nosotros tenemos muy cerca el terrible caso de la Sierra Tarahumara: el hambre que se denunció a principios de este año fue producida por la sequía del año pasado. Por más que buenas voluntades se esforzaran en mandar semillas para siembra a esta región, de poco servía porque las corrientes de agua, los aguajes, los charcos prácticamente desaparecieron. Y así sucede en latitudes similares del planeta: en el Sahel africano, en las zonas cercanas a los grandes desiertos del planeta.

El derecho humano a la alimentación no sólo tiene como enemigo al cambio climático, generado por el hombre indirectamente. También tiene en su origen otros procesos desencadenados directamente por el hombre: la especulación con los alimentos y el control mercantil de las zonas de reserva para producirlos. Para decirlo rápidamente: de pronto, fondos de inversión que antes se dirigían a empresas industriales o bienes raíces, se empezaron a orientar a los mercados de futuros de alimentos básicos: eso fue el ingreso del capital especulativo en la alimentación de la gente.

Terrible noticia. Ahora el precio de los principales granos no depende de la oferta y la demanda –cosa ya de por sí cuestionable- ni mucho menos de la necesidad de la gente, sino de las operaciones especulativas, es decir, sobre que “commodity” (mercancía que se cotiza en la bolsa) hay más inversiones, sobre el maíz, el trigo, el arroz, el soya, etc. Un dato: con la crisis financiera de 2008, que se expresó muy claramente en el mercado de alimentos el número de personas desnutridas en el mundo pasó de 860 a mil 200 millones.

También presiona fuerte sobre la disponibilidad de alimentos el control que ciertas corporaciones o países ejercen sobre nuevas zonas de cultivo, abiertas en países pobres, pero fértiles, específicamente para producir alimentos para países ricos que no cuentan con tierra o clima suficientes para generarlos. Así, Arabia Saudita, los Emiratos Arabes, Japón, Corea del Sur, China o incluso la India, además de un gran número de compañías trasnacionales han comprado grandes extensiones en Africa Ecuatorial “land grabs” para producir alimentos, no para las masas desnutridas de ese continente, sino para tener una reserva estratégica para los países de origen de la inversión. No sólo eso, el relator del derecho a la alimentación de las Naciones Unidas, Antón de Schutter, acaba de denunciar esta semana que los océanos del mundo, inmensa reserva de alimentos para la humanidad y para toda la comunidad de seres vivos, el Relator Especial advierte que diversas formas de ‘acaparamiento de océanos’ están agotando los recursos pesqueros y poniendo en peligro no sólo el sustento de las comunidades de pesca artesanal, sino también una importante fuente de proteínas en el régimen alimentario de muchas personas en situación de inseguridad alimentaria.

4. UN DESAFIO ETICO Y POLITICO PARA NOSOTROS

Estos tres derechos humanos, verdaderos derechos y fundamentales para la existencia: al agua, al medio ambiente sano y a la alimentación están amenazados, pero no por un ciclo natural sin rostro. Sino por procesos desatados por el hombre que tienen muchos perjudicados y muy pocos beneficiarios. Las grandes compañías agrícolas y ganaderas, los agricultores acaparadores de pozos, las corporaciones mineras, los oligopolios productores de alimentos, los especuladores en los mercados de futuros. En pocas palabras, los grandes capitales especulativos, extractivos, industriales y comerciales, aunque esto suene a ortodoxia. Una muy reducida clase planetaria que por su afán incontenible de lucro y de poder, atropella estos tres derechos básicos de miles de millones de personas en el planeta.

Por lo tanto, así sea a nivel muy localista e inmediato, es necesario que la sociedad respalde de todas las formas las demandas de Ismael y Manuelita, y que sus compañeras y compañeros de El Barzón siguen blandiendo: cierre total de las operaciones de la minera El Cascabel en el ejido Benito Juárez, municipio de Buenaventura, y Veda Completa (por eso pongo mayúsculas) a la perforación de pozos agrícolas en el estado de Chihuahua y clausura de pozos y aprovechamientos ilegales de agua, comenzando por el río del Carmen. También es de apoyarse la demanda enarbolada por los agricultores temporaleros del Frente Democrático Campesino: que el gobierno intervenga en el mercado del frijol para que este alimento básico se pague a precio justo a los productores y no se encarezca para los consumidores finales, es decir, que la leguminosa clave para nuestra comida no se deje en manos de los especuladores.

En estos términos puede traducirse estos días la defensa de estos tres derechos básicos. Respaldar a quienes luchan por defenderlos, es, como dice el teólogo Leonardo Boff, un desafío ético y político.

Víctor M. Quintana es Asesor del Frente Democrático Campesino de Chihuahua, investigador-docente de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y colaborador con el Programa de las Americas www.americas.org/es.

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