Los ‘hempsters’ nativos siguen el ejemplo de una cooperativa global

PINE RIDGE, Dakota del Sur — Una empresa global con sede en España puede parecer un modelo poco probable para una incipiente iniciativa indígena americana. Pero inspirada por su éxito, Winona’s Hemp and Heritage Farm en el territorio Anishinaabeg está sembrando el inicio de un consorcio cooperativo intertribal.

El nuevo esfuerzo, llamado Cooperativa de Agricultores Indígenas de Cáñamo y Cannabis, está sentando las bases para la red prevista. La propietaria de la granja, Winona LaDuke, y sus compañeros fundadores tienen la intención de apoyar el desarrollo de semillas, estándares indígenas, cultivo, procesamiento de valor agregado, tecnologías apropiadas y mercados de comercio justo.

LaDuke habló con otros productores nativos de cáñamo durante una reciente reunión informativa en Red Cloud Renewable Energy Center, ubicado en las cercanías de las oficinas tribales Oglala Lakota. Avisando a los oyentes sobre una recaudación de fondos del 17 al 18 de agosto para la causa cooperativa, dijo: “Espero que haya algunas semillas en el suelo, y oraremos por lluvias suaves”. Ella anunció la iniciativa en la recaudación de fondos, un concierto con el cantante y compositor de folk David Huckfelt en Madeline Island en Lake Superior.

Los trabajadores de Winona’s Hemp and Heritage Farm posan con semillas para telas, alimentos, aceite y material de construcción. Foto cortesía de Winona’s Hemp and Heritage Farm.

Henry Red Cloud, un jefe Oglala y fundador del Centro de Energía Renovable Red Cloud, dijo que esta era su 14ª reunión de cáñamo. “Animo a nuestros miembros tribales a iniciar una cooperativa”, dijo el descendiente directo de quinta generación de Maȟpíya Lúta, el principal líder Teton Lakota que negoció el Tratado de Fort Laramie de 1868.

“Podemos tener 10 acres aquí, 10 allá, 20 allá, cinco aquí, y tal vez un par de acres aquí, pero podemos hacerlo juntos”, instó. “Vamos a asociarnos. Vamos por este camino juntos. Algunos de nosotros ya estamos en el camino para compartir ese conocimiento”.

Henry Red Cloud alentó a los ciudadanos tribales a recorrer el camino de la Nueva Revolución Verde. Foto por Talli Nauman

Con esas palabras, Red Cloud abordó los problemas más evidentes del desafío del cáñamo nativo. Él y los “hempsters”, como se llaman a sí mismos los defensores de una economía basada en el cáñamo, deben producir, transformar y comercializar exponencialmente más de lo que lo hacen ahora. No tienen un mapa.

El cáñamo es un material textil y de construcción versátil, con muchos otros usos también, incluso para las necesidades básicas de combustible, alimentos y medicinas. LaDuke lo promociona por su potencial de sumidero de carbono en el campo y su sustitución como un insumo para salvar los árboles de las demandas de la industria del papel o la construcción.

La Ley Agrícola federal de 2014 volvió a legalizar el cáñamo en los Estados Unidos después de una moratoria sobre su cultivo desde la Segunda Guerra Mundial. Pero casi una década después, los ciudadanos tribales, que se encuentran entre los más interesados en sus posibles beneficios comunitarios, apenas se están iniciando en el negocio.

Por ejemplo, Winona’s Hemp and Heritage Farm, en colaboración con la organización sin fines de lucro Instituto de Agricultura Anishinaabe, ha cosechado cáñamo durante ocho años. Sin embargo, solo tienen semillas y tallos para mostrar sus esfuerzos. Para comprar el procesador que requerían, tuvieron que importarlo de China.  Tratan de comprar fábricas abandonadas para tejer textiles. En un experimento con una paca de cáñamo, descubrieron que tenían que enviarla a Carolina del Norte, luego a Virginia y México para obtener un producto de tela terminado. No fue hasta 2023 que levantaron sus primeras paredes de cáñamo y cal (hempcrete).

El veterano hempster Alex White Plume ha abogado durante mucho tiempo por diversificar las actividades de cáñamo en su reservación indígena.”Si pudiéramos darle la vuelta al dólar siete veces dentro de nuestras comunidades, y luego iniciar la reacción en cadena, comenzaríamos una economía local”, dijo.

Alex White Plume comparte experiencias de la industria del cáñamo en la región indígena. Foto: Talli Nauman

Sin embargo, White Plume señaló otro obstáculo a superar. Hablando en la reunión de Pine Ridge, el ex presidente tribal Oglala dijo que las regulaciones de su reservación se han vuelto demasiado onerosas para la producción y el procesamiento de cáñamo. “Sé cómo cultivar cáñamo, no hay truco para ello”, dijo. Pero con una ordenanza de 55 páginas, “es simplemente imposible”. Dijo que espera que otros productores locales lo ayuden a convencer al consejo tribal de convertir las regulaciones en pautas voluntarias.

LaDuke, una economista formada en Harvard, ha estado cultivando la idea de un consorcio cooperativo intertribal desde que visitó España en 1981. Allí descubrió el País Vasco y la empresa dirigida por empleados Mondragon Corp.

Ella sostiene que el camino hacia la prosperidad depende de criar suficiente cáñamo y procesarlo en productos de fibra en una red comercial verticalmente integrada al estilo Mondragón. Dos veces compañera de fórmula presidencial del Partido Verde y fundadora de varias organizaciones sin fines de lucro exitosas de naciones  indigenas, alienta a otros productores de cáñamo nativos a unir esfuerzos.

“En el sector sin fines de lucro, la riqueza permanece en la organización sin fines de lucro, y después de haber hecho eso durante 35 años de mi vida, ahora quiero ver cómo obtener más riqueza generacional en mi comunidad”, dijo LaDuke.

Winona LaDuke muestra fibras de cáñamo procesadas y los usos en la industria de la construcción. Foto: Talli Nauman

La muy estudiada Mondragon Corp., el conglomerado de cooperativas más grande del mundo, ocupa el primer lugar en las calificaciones de desempeño empresarial vasco y el décimo en general en España. Fundada en 1956, ha crecido hasta abarcar 95 empresas separadas, propiedad de unos 80.000 empleados en todos los continentes.

La empresa modelo cuenta con ingresos a la par con los de Kellogg’s y Visa. Ningún alto directivo gana más de seis veces el salario de nivel de entrada, compartiendo las ganancias donde sea necesario entre los participantes. Para reforzar la sostenibilidad económica, el personal opera su propia institución de crédito, además de 14 centros de investigación y desarrollo.

La sede de Mondragón Corp. se encuentra en la Comunidad Autónoma del País Vasco, una de las 17 jurisdicciones de este tipo que conforman España. Al igual que los gobiernos tribales en los Estados Unidos, las unidades autónomas son superadas solo por el gobierno federal, en términos de las jerarquías de autoridad de los países. Conocida en la lengua nativa como Euskadi, la comunidad ubicada en los Pirineos tiene 2,1 millones de residentes, la mayoría de los cuales remontan la ascendencia local a tiempos anteriores a la conquista romana.

El personal de Mondragón opera su propia entidad de crédito. Foto cortesía de Mondragon Corp.

“Las personas a las que llaman vascas son dueñas de todo tipo de negocios. Los basaron en sus valores indígenas y procedieron a construir riqueza en su comunidad”, dijo LaDuke. Los raíces, el tamaño y la riqueza indígenas de Mondragon Corp. no son los únicos activos que atraen a los asistentes a la reunión en Pine Ridge. Sus principios de justicia social resonaron con los participantes de tribus en Minnesota, así como en Dakota del Norte y Dakota del Sur, ya que esperan lanzar una empresa similar.

“Los valores sociales están integrados en sus prácticas de trabajo centrales y lo impulsan hacia adelante”, concluyó un estudio de caso de Mondragon Corp. realizado por The Young Foundation en el Reino Unido.  El enfoque en las personas y la solidaridad ha sustentado el desarrollo continuo de las cooperativas durante más de seis décadas.

Gracias a Mondragon Corp., la región vasca reclama la menor pobreza y desigualdad económica en España, determinó la organización sin fines de lucro Cincinnati Union Cooperative Initiative, Co-op Cincy, después de una misión de investigación en mayo.

La fuente de negocios con sede en la ciudad de Nueva York, la Revista Fortuna incluyó a Mondragon Corp. en su directorio “Change the World”. Esa lista está compuesta por más de 50 empresas e iniciativas internacionales exitosas que están asumiendo los problemas no resueltos de la sociedad”.

Fortuna exaltó a Mondragón por demostrar que “ningún negocio triunfa solo” y la importancia de “la colaboración entre empresas”. Sus cooperativas han ayudado a combatir la pandemia de COVID-19 mediante la creación de nuevos negocios y la puesta proactiva de sus recursos técnicos al servicio de los demás, señaló la revista.

Las perspectivas del cáñamo para reducir el calentamiento global mientras se cambia la dependencia de los combustibles fósiles llevaron a LaDuke a defenderlo como la vanguardia de una Nueva Revolución Verde.

La Revolución Verde original, atribuida a la Universidad Agrónoma de Minnesota y al ganador del Premio Nobel Norman Borlaug, es la percursora del monocultivo transnacional de la agroindustria actual. Depende de los suministros de petróleo para alimentar al mundo y contribuye a una economía de hidrocarburos, dijo LaDuke. En contraste, agregó, una economía de carbohidratos resultaría de un movimiento de productores de base aliados.

Esta historia fue publicada originalmente en Buffalo’s Fire y es compartida aquí con permiso de la autora. Traducción por: Jimena Yantorno. Agradecemos a nuestras aliadas de EsperanzaProject por la reproducción de este contenido. 

TE RECOMENDAMOS