Lo que todo norteamericano debería saber sobre la guerra contra el narcotráfico y sus efectos en el estado de Chihuahua, pero no se la había ocurrido preguntar

Por Víctor M. Quintana S.

En nuestra frontera es muy común la expresión “twin plants”. Se introdujo al llegar las plantas maquiladoras. Se supone que el establecimiento de estas industrias en nuestro suelo obedece a una lógica bi-nacional: lo que las maquiladoras ensamblan en México o es algo ya fabricado previamente en una planta en los Estados Unidos o es un producto que luego será terminado allá. Se trata pues de un proceso productivo que no puede entenderse con una lógica meramente nacional, pues su ciclo se completa sólo con este flujo entre las dos naciones.

Así pensamos que es la “guerra contra el narcotráfico”, decretada por Felipe Calderón desde el inicio de su administración, en diciembre de 2006, y aplicada en Chihuahua desde marzo de 2008 mediante el “Operativo Conjunto Chihuahua”. Es una guerra binacional, que para comprenderse adecuadamente es necesario pensar en las tomas de decisiones, en los flujos de capitales, en las redes sociales, en las instituciones, en los beneficiarios de uno y otro lados de la frontera.

Chihuahua, estado de violencias

Los medios hablan mucho del espantoso número de homicidios en el estado de Chihuahua, de los secuestros, de las extorsiones, de los enfrentamientos, de los incendios intencionales de negocios. Sin embargo, no es la violencia criminal la única que sacude esta entidad norteña, pues Chihuahua es espacio donde confluyen la violencia de Estado, la violencia interpersonal, la violencia económica y social.

La violencia criminal:

§  Homicidios dolosos, el delito más sangriento y visible: el año antes del operativo, el 2007, hubo alrededor de 469 homicidios en todo el estado, una tasa de 14.4 por cada 100 mil habitantes. En 2010, el número de asesinatos escaló a 5,212,  que eleva la tasa a 148.91 por cada cien mil habitantes, es decir, a partir de los operativos la tasa de homicidios dolosos se multiplicó por diez.[1] En lo que va del 2011, según el periódico digital La Opción, al 29 de septiembre, la cifra de homicidios dolosos en el estado durante 2011 asciende a 2,459 en todo el estado, 1502 en Ciudad Juárez y 526 en la capital del estado. Con esto, durante los tres años de los operativos el número de asesinados en todo Chihuahua supera ya los once mil. Prácticamente uno de cada tres homicidios de la guerra calderoniana se perpetra en Chihuahua.

§  Juvenicidios: El INEGI reporta que los homicidios de jóvenes entre 15 y 29 años pasaron a ser la primera causa de muerte en este grupo de edad entre 2007 y 2009 pues la cifra se elevó de 2,977 al año a nivel nacional, a 7,438–un incremento de 147%. En Chihuahua, en el año 2007, el anterior al Operativo Conjunto Chihuahua, fueron ultimados 201 jóvenes, y en 2009, 1,647–un aumento de 719%. Esto quiere decir que en nuestro estado los jóvenes corren un peligro cinco veces mayor de ser víctimas de homicidio que el promedio nacional.

§  Delitos en general: Según datos de la Fiscalía General, el total de delitos  cometidos en el estado de Chihuahua en el año 2007 fue de 34,800; para 2010, la cifra se elevó a 66,125, un 90% más que antes del operativo.[2]

§  Secuestros denunciados: La cifra de secuestros denunciados se ha comportado así: en 2007, se denunciaron 21; en 2008, 42; para 2009 la cifra se disparó a 190 y luego disminuyó en 2010 a 132.[3]

§  Robo de vehículos: El año antes del operativo, el 2007, se reportaron 9,490 en todo el estado; tres años después, en 2010, fueron 30,757–un incremento del 224% coincidente con los operativos. Peor aún, cada vez es mayor la proporción de “carjackings”, robos de vehículos a mano armada.[4].

§  Desapariciones de personas: Desde marzo de 2008 se cuentan alrededor de 200 desapariciones forzadas hasta abril de 2011,  y de enero a agosto de 2011, 107.[5]

§  Feminicidios: La Fiscalía General y el Instituto Chihuahuense de la Mujer documentan la cifra de asesinatos de mujeres en todo el Estado. Durante el 2010, ascendieron a 370. Para 2011, la organización Justicia para Nuestras Hijas manifiesta que hasta el 24 de septiembre la cifra de mujeres asesinadas en todo el estado asciende a 282. [6]

§  Desde que se iniciaron los operativos de Felipe Calderón y los gobernadores Reyes Baeza y César Duarte, van más de diez mil nuevos huérfanos en el estado. Hay decenas de miles de desplazados de sus hogares, entre ellos 230,000 juarenses, es decir, uno de cada cinco habitantes de aquella frontera. Se han agudizado también las incursiones de bandas de sicarios contra pueblos inermes, como las colonias Nicolás Bravo o El Alamillo en el municipio de Madera o como el pueblo de Jicamórachi, municipio de Uruachi, el de Pachera, en Guerrero y otros muchos más.

La violencia de Estado:

  • Al 22 de septiembre, 1,092 denuncias de casos de violaciones de derechos humanos cometidas por fuerzas policíacas o militares desde que comenzó el Operativo Conjunto Chihuahua. Se calcula que sólo es el 10% de los casos ocurridos. (El Diario, 22 Sep.2011).
  • Casos emblemáticos de desaparición forzada: Carlos y José Luis Guzmán Zúñiga (nov. 2008, Cd. Juárez). Nitza Paola, Rocío Irene y José Angel Alvarado, (Dic. 2009, Ejido Benito Juárez). Ocho varones de la familia Muñoz Veleta (Col.Anáhuac, 19 de junio de 2011). Cinco internos y dos empleados del Centro de Rehabilitación CAADIC, (Cuauhtémoc, 21 de junio). Cinco integrantes de la familia Ibarra Rodríguez. (Cuauhtémoc, julio-agosto).

La violencia social en Chihuahua:

Chihuahua ocupa el primer lugar nacional en sucidios;  con 1,562 entre 2004 y 2010. El segundo lugar en accidentes, con 1,267 por cada cien mil habitantes; el cuarto lugar en violencia familiar, con 128 casos mensuales, y el primer lugar nacional en violaciones denunciadas, en 2010, con 26 por cada cien mil habitantes.

Algunos de los impactos de las violencias en Chihuahua

Los costos humanos y sociales de las violencias en este estado norteño son muy altos. En tan sólo tres años, se cuentan cuando al menos 10,000 huérfanos; 230,000 personas desplazadas de sus hogares; 116,000 viviendas abandonadas y sólo en Ciudad Juárez, 100,000 derechohabientes dados de baja en las instituciones de seguridad social.[7] Además, amplias áreas de las zonas rurales del estado se encuentran en proceso de despoblamiento, la vida social de muchas comunidades agoniza, se impone un ambiente de terror e incertidumbre por doquier.

Los costos económicos son también muy altos: Entre 2007 y 2010 se han perdido 92,474 empleos formales. Al mes de agosto de 2010, la tasa de desempleo abierto en Chihuahua era la cuarta más alta del país: un 7.44% de la población económicamente activa contra un promedio nacional de 5.55%. La inversión extranjera directa se redujo en más de una tercera parte entre 2005 y 2010, de 1,514 millones de dólares a 1,002 millones. El crecimiento económico también ha sufrido una grave inflexión: en el período 2005-2010 el PIB nacional creció a un ritmo promedio anual de 2.03%, mientras el de Chihuahua a sólo un 1.33%. El salario también se deterioró: Chihuahua descendió al 12 lugar nacional en salario promedio, con 224 pesos con 39 centavos al día, mientras que la media nacional es de 247.06 pesos.

Como resultado de todo lo anterior, Chihuahua se ha empobrecido a un ritmo mayor que la mayoría de las entidades de la República: fue uno de los tres estados donde más creció la pobreza entre 2008 y 2010, con 255,000 nuevos pobres. También descendió un lugar en cuanto a nivel de atención al rezago social entre 2005 y 2010.

Hipótesis de interpretación de las violencias, sus causas y efectos:

  1. México, sobre todo Chihuahua, viven una CRISIS DE SEGURIDAD HUMANA INTEGRAL: humana, económica, social, pública. Es una EMERGENCIA HUMANITARIA.
  2. Sin embargo, la violencia, la inseguridad y sus impactos no deben leerse como un fenómeno uninacional, exclusivo y reducido a México. La guerra contra el narcotráfico es una guerra binacional, o trasnacional, con actores, redes sociales, recursos gubernamentales y una estrategia binacionales.
  3. Todos los fenómenos implicados en esta guerra, los capitales   implicados en la misma, tienen una circulación y beneficiarios binacionales, cuando menos, o trasnacionales.
  4. Estados Unidos impone la forma y la estrategia de combate al narcotráfico en la que los costos humanos y sociales más fuertes se pagan en México, sobre todo en Chihuahua, y se minimizan los costos del lado Norte de la Frontera.
  5. Las raíces de las violencias son tanto nacionales como bi y trasnacionales. En primer lugar, un modelo económico, la industria maquiladora, con ciclos drásticos de arranque-freno-arranque, es decir, de crecimiento, recesión y crecimiento de acuerdo a los ciclos económicos internacionales, que genera procesos intensos de atracción de mano de obra, luego desempleo y vuelta a la atracción. Dicha industria basa su competitividad en el dumping del precio de la mano de obra.
  6. Otra de las raíces es el modelo de integración económica de México a los Estados Unidos y Canadá a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que ha provocado graves desequilibrios y exclusiones en la economía mexicana y chihuahuense. En este último caso, la quiebra de numerosos productores agropecuarios del estado que no cuentan con ventajas comparativas ante sus similares de los Estados Unidos.
  7. También ha incidido en la generación de violencias un modelo de expansión urbana, de vivienda y de transporte dominado, no por la preocupación de brindar condiciones dignas a los usuarios, sino por el afán de ganancia a toda costa.
  8. Las raíces inmediatas de las violencias que padece Chihuahua pueden detectarse en varios frentes: en primer lugar, la implantación y la expansión de bandas criminales, no sólo en México, sino en ambos lados de la frontera. Un caso concreto es el de la pandilla de Los Aztecas, originaria de El Paso, Texas, pero con amplia actividad delictiva en Ciudad Juárez.
  9. También opera como un factor inmediato de violencia la impunidad de Estado para muchas de las acciones del crimen organizado, explicada por la complicidad de servidores públicos y mandos policíaco-militares con éste.
  10. Incide también en la persistencia e intensificación de las violencias el hecho de que la estrategia para combatir el narcotráfico tenga como eje principal y casi exclusivo el aspecto policíaco-militar, enfocado prioritariamente al descabezamiento de los cárteles. Esto genera que, al aprehender a los capos, se multipliquen los grupos delictivos y se multiplique la violencia entre ellos y contra la población.
  11. La base de esta estrategia binacional, la Iniciativa Mérida contempla fondos mínimos o casi nulos para atacar al narcotráfico en las dos vertientes que lo hacen más vulnerable: el lavado de dinero y el tráfico de armas. Peor aún, las agencias oficiales del gobierno norteamericano, como la ATF (Oficina para el Alcohol, Tabaco y Armas de fuego), han propiciado la infiltración de miles de armas hacia México que han sido luego aprovechadas por el crimen organizado para delinquir.

A manera de conclusión

La “guerra contra el narcotráfico” decretada por Felipe Calderón desde el inicio mismo de su mandato, siguiendo una imposición de los Estados Unidos y tratando de legitimar su ascenso al poder, es una guerra binacional, cuando menos, para atacar un problema, no sólo de México, sino también de los Estados Unidos–el tráfico y el consumo de drogas.

Sin embargo, la estrategia de esta guerra se despliega de una manera desigual en ambas naciones: el gobierno de los Estados Unidos decide unilateralmente sus políticas ante el consumo de drogas, ante el suministro de las mismas a sus adictos y opera una estrategia de combate muy limitado al narcomenudeo. Sin embargo, impone al gobierno mexicano la Iniciativa Mérida que privilegia las acciones punitivas en contra de los narcotraficantes y genera cruentos combates entre ellos y entre las fuerzas policíacas y ellos mismos. La principal víctima de toda esta estrategia es la población civil mexicana que ha visto dispararse de una manera espantosa los delitos contra su vida, contra su integridad física, contra la libertad y contra su cada vez más escaso patrimonio.

Víctor M. Quintana es asesor al Frente Democrático Campesino de Chihuahua e investigador/profesor en la  Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y colaborador con el Programa de las Américas www.americas.org.



[1] Datos de la Fiscalía General del Estado y del INEGI.

[2] Datos de la Fiscalía General del Estado.

[3] Idem.

[4] Idem.

[5] Datos de Justicia para Nuestras Hijas, A.C.

[6] Idem.

[7] Jusidmann Clara, Almada Hugo (coords), estudio sobre Las violencias en Ciudad Juárez, septiembre de 2010.

TE RECOMENDAMOS