Unión Europea y Estados Unidos: divergencias frente a Venezuela

La agudización de la crisis política, el intervencionismo abierto del gobierno norteamericano y la amenaza de un escenario de guerra civil en Venezuela han dado lugar a un cambio de posición de la Unión Europea y de algunos países latinoamericano respecto a la situación de ese país. Expresión de ello es la reunión reciente del Grupo de Contacto Internacional para Venezuela (GCI), convocado por la Unión Europea el pasado 7 de febrero, en Montevideo, en la cual participaron, además de esta institución, ocho de sus países miembros—Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, Portugal, España, Suecia y el Reino Unido— y cinco países latinoamericanos: Uruguay, México, Bolivia, Ecuador y Costa Rica.

La declaración del GCI se comprometió a cumplir dos objetivos centrales: establecer las garantías para un proceso electoral creíble y transparente bajo los parámetros de la Constitución venezolana; y permitir la entrega urgente de ayuda humanitaria de acuerdo a los principios internacionales, bajo la supervisión de Eduardo Stein, representante especial de la Agencia dela ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para los refugiados y migrantes venezolanos en la región. México, por su política de no injerencia en los asuntos internos, y Bolivia, por su apoyo a Maduro, son los únicos que estuvieron en desacuerdo con la convocatoria a elecciones anticipadas en Venezuela y no firmaron la declaración. A pesar de no haberla firmado, el canciller de Bolivia, Diego Pary, ha señalado que su país seguirá siendo parte del GIC y que está dispuesto a trabajar “con todos los países que promuevan el diálogo“. En cambio, el canciller de México, Marcelo Ebrard no integra el GCI puesto que no pueden apoyar el llamado a elecciones “por mandato constitucional, el cual impide la injerencia política interior de otros países“,y por lo tanto no pueden participar “en algo que implique que nosotros determinemos el proceso político electoral”.[i]

 

Reconfigurando posiciones

La iniciativa de la Unión Europea busca abrir un espacio de negociación en el ámbito diplomático que evite un derramamiento de sangre en el país. Representa un retroceso en sus posiciones iniciales, así como un alejamiento respecto de la política exterior de Washington. Como se sabe, la Unión Europea y los países europeos miembros del GCI —exceptuando a Italia—se alinearon con Estados Unidos al reconocer a Juan Guaidó como presidente interino, quien se encargaría de convocar a nuevas elecciones en un plazo de 30 días.

En la búsqueda de una postura intermedia frente a la agudización del conflicto en Venezuela y los peligros de la creciente injerencia del gobierno estadounidense, la Alta Representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Federica Mogherini, ha señalado que, a pesar de las visiones distintas en Europa sobre cómo se debe resolver la crisis venezolana, todos los países quieren una “solución pacífica y democrática”.[ii]

En América Latina, Uruguay cambió recientemente su postura de rechazo a la imposición de elecciones adelantadas en Venezuela, lo cual le permitió converger con la propuesta de la Unión Europea.  Este viraje estuvo influenciado por las advertencias del ex presidente uruguayo, José Mújica, sobre el peligro de una escalada de violencia en dicho pais.[iii]Al respecto, manifestó que “resulta infantil discutir sobre la ilegitimidad del régimen en Venezuela, cuando lo terriblemente grave es la situación de guerra (…) Por eso, aun reconociendo que la propuesta europea atropella la soberanía y autodeterminación al exigir elecciones totales, no queda otra salida pacífica para ese país (…) Todo esto se puede criticar por principios, pero peor es la guerra”.[iv]

Mujica considera que lo que está sucediendo en Venezuela “tiene un tambor o batiente de una supuesta causa sacrosanta por la democracia, como siempre se ha hecho en vísperas de cualquier invasión, detrás de la cual siempre se mueven intereses. (…) La verdad descarnada es que los sectores más conservadores de Estados Unidos no pueden aceptar que China termine manejando el destino del petróleo venezolano”.[v]

Por su parte Costa Rica, a pesar de haber reconocido a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, en su condición de miembro del Grupo de Lima, participa ahora de esta propuesta de diálogo entre las partes en conflicto.

Inalterable en su alineamiento con la política del gobierno de Donald Trump, el Grupo de Lima (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú) reunido en Ottawa el 4 de febrero, invocó a las Fuerzas Armadas venezolanas a reconocer a Guaidó como presidente interino.[vi]  Respecto a dicho comunicado, Maduro manifestó que el mismo “le produce risa y a la vez ganas de vomitar”.[vii]Cabe precisar que, desde diciembre del 2018, México, uno de los principales impulsores de su creación en 2017, no suscribe las declaraciones de esta agrupación.

El Grupo de Lima no tiene ninguna posibilidad de interceder para lograr una solución pacífica en ese país, dado que representa, para el régimen de Maduro, una suerte de fuerza de choque. Por la misma razón, la OEA tampoco tiene posibilidad de hacerlo, aunque es probable que la existencia de esta presión permita el surgimiento de una propuesta pacífica de salida de Maduro como la presentada por el GCI.

El Vaticano no intermediará en el conflicto, a pesar que ambas partes lo han solicitado. A diferencia de la invocación de Maduro al Papa Francisco para que intermedie nuevamente en un diálogo con sus opositores, Guaidó le demanda al Vaticano que tome una posición en el conflicto y que “convenza a Maduro de abandonar el poder y le haga ver la necesidad de ir hacia un proceso de transición ordenada que estabilice el país”.[viii] Con esa exigencia de tomar parte en el conflicto, imposibilita la mediación del Vaticano. Además, en una carta privada fechada el 7 de febrero, el Papa le responde a Maduro su solicitud de mediación, señalando que “desafortunadamente, todos los intentos anteriores por encontrar una salida a la crisis venezolana fueron interrumpidos porque lo que se había acordado en las reuniones no fue seguido por gestos concretos para implementar los acuerdos”.[ix] En efecto, en 2016 el Vaticano participó infructuosamente como facilitador entre el gobierno y la Mesa de Unidad Democrática.

 

Reacciones a la propuesta del GCI

A pesar que Maduro ha expresado su “desacuerdo total” con la declaración del GCI, ha aceptado dialogar con los emisarios que el Grupo enviará a Caracas para garantizar el cumplimiento de los objetivos aprobados en su declaración. Guaidó, en cambio, ha rechazado cualquier diálogo, en consonancia con la política exterior del gobierno estadounidense, dispuestos ambos, a expulsar a Maduro a cualquier precio, inclusive con una intervención militar.

Los partidarios de Guaidó hacen inviable el diálogo al condicionarlo al “cese de la usurpación de la Presidencia por parte de Nicolás Maduro y a la convocatoria a elecciones libres“. La Asamblea Nacional, controlada por la oposición, de la cual Guaidó fue su presidente, ha acordado que “cualquier otro objetivo” que no sea el “cese de la usurpación solo “sería útil para prolongar el sufrimiento del pueblo[x]. Como es sabido, la oposición no reconoce el segundo mandato de Maduro por seis años, a partir del 20 de enero, al haberlo ganado a su juicio —y al de Estados Unidos, la OEA y el Grupo de Lima—en unos comicios que tacha como fraudulentos y a los que no se presentó.

A su vez, Elliot Abrahams[xi], enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, ha criticado duramente al GCI y señalado que “Maduro ha demostrado que usará a su favor cualquier llamado a negociar y a menudo ha utilizado supuestos diálogos como una manera de ganar tiempo”.[xii]La Alta Representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Federica Mogherini, ha respondido que “no se trata de ganar tiempo sino de acompañar la facilitación y la creación de las condiciones necesarias para que emerja un proceso creíble en línea con las disposiciones establecidas en su Constitución, dando lugar a que sean los propios venezolanos, en ejercicio de su soberanía, quienes determinen su futuro a través de la realización de nuevas elecciones”[xiii]

Por su parte, el director de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos e ideólogo de la estrategia para sacar a Maduro de la presidencia, Mauricio Claver-Carone, ha señalado que “no hay un solo escenario en el que Maduro y los que se aferran en el poder puedan gobernar en Venezuela y puedan sobrevivir a la crisis económica y social que ellos mismos crearon y que ahora se acentúa por las sanciones de Estados Unidos (…). La asistencia ingresará a Venezuela ”sí o sí” y tenderemos un “cerco humanitario” que terminará por doblegar al gobierno. Insiste, en que todas las opciones están sobre la mesa y describe el actual momento como “uno irreversible que solo concluye con la salida de Maduro del poder”.[xiv]La ayuda tan solo ha llegado a un punto de los 10 puntos previstos, y para poder detener dicha ayuda, Maduro necesitaría tener a su disposición mucho personal militar e incluso civil”.[xv] Al respecto, Guaidó ya puso como fecha límite para su ingreso, el 23 de febrero.

El estratega de Trump añade “palos a las ruedas” a la propuesta del GCI al declarar que Maduro ni siquiera podría convocar a elecciones presidenciales, pues esa es una decisión que le corresponde a Guaidó, que es quien debe definir los términos de una elección. “Maduro, como un ciudadano más de Venezuela, podría hacer esa oferta al gobierno interino. Nosotros no reconocemos a Maduro como presidente y desde nuestra perspectiva no tiene la autoridad para convocar nada”.[xvi]

 

¿Una salida pacífica?

Salvo Maduro, ningún país niega la existencia de una situación de emergencia humanitaria en Venezuela. Con una caída económica de 20% y un índice inflacionario que supera el millón por ciento en 2018, graves problemas con el suministro de alimentos y el sistema de salud —que han dado lugar a la diáspora de 2,3 millones de venezolanos desde 2015 (según cifras de la ONU)— es evidente que Maduro no ganaría las elecciones actualmente.

La prepotencia y poco disimulada injerencia del gobierno estadounidense en Venezuela es contraproducente en la solución de la crisis de ese país, pues impulsa el nacionalismo en sectores de las fuerzas armadas que le son leales y que están dispuestos a morir por defenderse. Una intervención militar en la devastada Venezuela desataría una guerra civil, pues Maduro cuenta con el apoyo de la Milicia Nacional Bolivariana —con cerca de dos millones de integrantes que tienen formación militar y armas— y de los “colectivos”, grupos armados civiles al servicio del chavismo.[xvii]

Si bien Estados Unidos nunca ha intervenido militarmente en Sudamérica y ha ejercido otras prácticas de injerencia en los asuntos internos de la región, una acción de esta naturaleza, ya sea a través de Colombia o Brasil, agravaría la situación existente y aumentaría considerablemente la ya masiva migración a los países vecinos. En este escenario, la propuesta para facilitar la realización de nuevas elecciones y garantizar el envío de ayuda humanitaria del GCI, adquiere relevancia y, probablemente, su instrumentación sea la única salida pacífica que le queda a Venezuela.

 

 

 

[i]https://www.emol.com/noticias/Internacional/2019/02/07/937152/Bolivia-y-Mexico-se-desligan-del-Grupo-de-Contacto-y-no-se-suman-a-llamado-a-elecciones-en-Venezuela.html

[ii]https://www.elmundo.es/internacional/2019/02/08/5c5c8f8b21efa004408b45d9.html

[iii]Hasta entonces, el gobierno uruguayo —conjuntamente con el de México y Bolivia— descartaba imponer el adelanto de elecciones en Venezuela por considerarlo violatorio de los principios de autodeterminación y soberanía de los países

[iv]https://www.nodal.am/2019/02/discurso-de-no-a-la-guerra-sobre-venezuela-del-expresidente-uruguayo-jose-mujica-atras-de-la-guerra-siempre-se-mueven-intereses-por-radio-m24/

[v]Ibidem

[vi]https://www.cancilleria.gob.ar/es/actualidad/noticias/declaracion-del-grupo-de-lima-4-de-febrero-2019

[vii]https://elcomercio.pe/mundo/venezuela/venezuela-nicolas-maduro-exigencias-grupo-lima-dan-ganas-vomitar-reir-vez-noticia-nndc-604408

[viii]http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=34177

[ix]Carta privada del 7 de febrero filtrada por el diario Il Corriere della Sera y no negada por el Vaticano. https://www.pagina12.com.ar/174877-carta-privada-del-papa-a-maduro

[x]https://www.elperiodico.com/es/internacional/20190206/oposicion-cese-usurpacion-maduro-dialogo-7288505

[xi]Elliot Abrams fue el hombre clave en la política del gobierno de Reagan hacia Centroamérica (masacres en Guatemala, apoyo al ejército y escuadrones de la muerte en asesinatos en El Salvador, así como a grupos armados de la Contra en Nicaragua) y durante el gobierno de Bush en la implementación de la política estadounidense de respaldo a los ataques israelíes contra Gaza.

[xii]https://www.nytimes.com/es/2019/02/12/venezuela-elecciones-guaido-maduro/

[xiii]Remarks by High Representative/Vice-President Federica Mogherini at the press conference following the first inaugural meeting of the International Contact Group on Venezuela

[xiv]https://www.lanacion.com.ar/2218803-mauricio-claver-carone-la-ayuda-humanitaria-entrara-es-cuestion-de-tiempo

[xv]https://dolartoday.com/tic-tac-mauricio-claver-carone-hay-un-solo-escenario-en-el-que-maduro-pueda-sobrevivir-la-crisis/

[xvi]Ibidem

[xvii]https://www.jornada.com.mx/ultimas/2019/02/07/venezuela-sera-un-nuevo-vietnam-si-la-invade-eu-maduro-2138.html

 

Ariela Ruiz Caro es economista por la Universidad Humboldt de Berlín con maestría en procesos de integración económica por la Universidad de Buenos Aires. Consultora internacional en temas de comercio, integración y recursos naturales en la CEPAL, Sistema Económico Latinoamericano (SELA), Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL), entre otros. Ha sido funcionaria de la Comunidad Andina entre 1985 y 1994 y asesora de la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR entre 2006 y 2008. Ha sido Agregada Económica de la Embajada de Perú en Argentina entre 2010 y 2015. Es columnista del Programa de las Américas.

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