El mundo en foco | Columna de análisis
Las declaraciones del candidato designado como Embajador en Argentina por el presidente Trump, Peter Lamelas, ante el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso, el martes 22, son una señal ostensible de la descarada intromisión del gobierno estadounidense en los asuntos internos de un país. Lamelas, cubano de nacimiento, médico de profesión y empresario de una cadena de clínicas que luego vendió, es un exponente del “sueño americano”, y donante de la última campaña presidencial de Donald Trump, con un aporte de medio millón de dólares.
El médico y empresario Lamelas, carece de conocimientos sobre el manejo del Estado y el derecho internacional, indispensables para el ejercicio de una función diplomática. Su carencia ha mostrado con diáfana claridad y formas virreinales, los objetivos de la política exterior de Estados Unidos en Argentina y en la región.
Ni las pretensiones manifestadas por Donald Trump de sugerir que Canadá se convirtiera en el estado número 51 de Estados Unidos; la calificación de terroristas a los cárteles de la droga en México para justificar incursiones militares en ese país, resistidas con gran diplomacia por la presidenta Claudia Sheinbaum; la amenaza de aranceles de 50% a Brasil como castigo a su postura protagónica en los BRICS y para evitar el juicio al reo y expresidente Jair Bolsonaro por intentar un golpe de Estado en enero de 2023; ni la presión al gobierno panameño para que abandonara el proyecto de infraestructura chino de la Franja y la Ruta y la soberanía sobre el Canal de Panamá, han adquirido los ribetes injerencistas anunciados para Argentina.
Los objetivos del Embajador estadounidense en Argentina
Durante su presentación en el Congreso, Peter Lamelas declaró que Trump le había pedido “trabajar con su amigo Javier para construir una grandeza sin precedentes”. En este marco, dijo que “Milei es vital para la estabilidad regional por lo que debemos seguir apoyando su presidencia durante las elecciones de mitad de mandato y durante el próximo para poder construir una mejor relación entre nuestros dos países”. Prometió una alianza estratégica “sin precedentes entre Buenos Aires y Washington” y elogió a Javier Milei como un “actor clave en la región”. Asimismo, aseguró que, desde Buenos Aires, trabajará para que la relación entre Argentina y Estados Unidos “sea un ejemplo brillante para el resto de América Latina”.

Como si fuera un funcionario del gobierno argentino, dijo que recorrerá las 23 provincias del país para hablar con los gobernadores (Argentina es una república federal) para “vigilar que no hagan acuerdos con los chinos y se asegurará de que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner reciba la justicia que bien merece”. La referencia a China dio lugar a que la embajada de ese país emitiera un comunicado en el que señala que las declaraciones de Lamelas “están plagadas de prejuicios ideológicos y de mentalidad de Guerra Fría basada en el juego de suma cero, lo que no hace más que provocar una sensación de inquietud ante el posible resurgimiento de la Doctrina Monroe. Esto contradice y se opone a los ‘valores democráticos’ que tanto proclaman”. Asimismo, le aconsejan a Lamelas sin nombrarlo “que no vea en China un espejo que refleje nada más que su propia lógica hegemónica”.
El futuro Embajador, si es aprobado por el Senado, acusó a la expresidenta de encubrimiento en el ataque terrorista a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en la ciudad de Buenos Aires, en julio de 1994, que dejó 85 muertos y 300 heridos. Dijo también que “está procesada y declarada culpable de fraude” y añadió: “si no fuera política, estaría en prisión. Está bajo arresto domiciliario debido a cierto favoritismo político que existe allí” sin tener ninguna prueba para esa afirmación.
Lamelas agradeció al senador Ted Cruz, quien solicitó sanciones contra la expresidenta en los últimos años: “Quiero darle las gracias. Usted fue uno de los primeros en denunciar a Cristina Fernández de Kirchner. Mientras me preparaba para esto durante las últimas semanas, leí una carta que usted envió al secretario Blinken en 2022 en la que pedía que se sancionara a ella y a su familia. Y quiero volver a darle las gracias por ello”. La injerencia no es nueva y es intrínseca a la relación de Estados Unidos con nuestra región. Pero al menos, antes se guardaban ciertas formas.
Otra de las tareas que prometió cumplir Lamelas, de ser confirmado, consiste en mantenerse “firme contra la influencia maligna de potencias adversarias en la región, ya sean actores maliciosos o regímenes autoritarios como Cuba, Venezuela, Nicaragua, China, Irán y otros que buscan socavar los valores democráticos”. Con respecto a la Cuestión Malvinas, Lamelas subrayó que Estados Unidos mantendrá “una postura neutral” y señaló que defendería el aumento de la protección de los derechos de propiedad intelectual a las compañías estadounidenses en Argentina para equipararlas a las que tienen en Estados Unidos, lo que incrementará sus precios.
La reacción de la oposición
La designación de Peter Lamelas como embajador de Estados Unidos en Argentina, desató una ola de repudios en el Congreso nacional, en partidos políticos de la oposición, movimientos sociales y organismos de derechos humanos —Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos—, además del Parlamento del Mercosur, Parlasur y el Presidente de la Comisión de Representantes del Mercosur. Diputados y senadores de bloques opositores lo acusaron de intromisión, colonialismo y de pretender influir en la justicia y la política interna. Algunos reclamaron que se le niegue el placet y otros pidieron declararlo persona non grata.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, principal bastión territorial y poblacional del país, calificó las declaraciones de Lamelas como “intolerables” y dijo que “un enviado diplomático no puede comportarse como si fuera un tutor de las políticas soberanas del país que lo recibe. Es una violación del derecho internacional y una falta de respeto a nuestra dignidad nacional. Las expresiones del señor Lamelas evocan las épocas más oscuras de injerencia de los Estados Unidos en la vida democrática de nuestra región”.

El gobernador Kicillof defendió a la expresidenta de las críticas de Lamelas al señalar que “se permite opinar (¿estará opinando o ejerciendo presión?) sobre la absurda condena que pesa sobre la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Resulta evidente que aquel fallo primero se escribió en inglés”. Kicillof denunció el “sometimiento del gobierno a estas prácticas neocoloniales” y anticipó que ni se moleste en visitar la provincia de Buenos Aires porque “nadie lo va a recibir”.
A su vez, la expresidenta definió a Lamelas como un “nuevo fiscal plenipotenciario desde Mar-a-Lago” y advirtió que “los que verdaderamente mandan en la Argentina de Milei son Las Fuerzas del Norte”. “Ni Monroe se animó a tanto” escribió en su cuenta de X para describir el grado de intromisión que representan los dichos de Peter Lamelas.
El común denominador de los múltiples comunicados de protesta a las declaraciones del designado Embajador por Trump, coinciden en señalar que son incompatibles con el respeto a la soberanía, el federalismo y la independencia de los poderes del Estado y que violan los principios consagrados en la Convención de Viena.
El aval del gobierno argentino
Contrariamente a lo que sostiene el líder social y político Juan Grabois al afirmar que “un país digno expulsaría sin titubear a este sátrapa del imperialismo que desnuda obscenamente sus intenciones de acabar con nuestra soberanía e intervenir en asuntos internos y externos”, el gobierno guarda silencio, al igual que la gran mayoría de empresarios y gobernadores, condicionados por los recursos que canaliza –o no– el gobierno federal.
El gobierno de Milei se siente agradecido por el respaldo a su gestión, como lo expresa Lamelas: “Respeto y admiro la pasión del pueblo argentino, y respeto y admiro al presidente Javier Milei […] Es economista y tiene visión de futuro. Es el primer presidente libertario elegido por el pueblo y está haciendo mucho para transformar el país. Como dice el senador nacional Eduardo de Pedro “Milei cuida los negocios de Trump y Trump cuida su continuidad”.
El problema es que la economía argentina presenta una situación compleja. Si bien se observa un crecimiento económico previsto para 2025 en 5%, este no se ha traducido en una mejora del consumo ni de la actividad industrial, que han experimentado caídas significativas. El cierre de comercios y la pérdida de empleos en la industria son síntomas preocupantes de una crisis que afecta al poder adquisitivo y la capacidad de consumo de la población, que ha caído consecutivamente durante los últimos quince meses.
Si bien la inflación ha caído (1.6% en junio) se ha hecho a costa del consumo y el poder adquisitivo de los salarios que ha reducido la capacidad de consumo de los hogares, lo que da lugar a que 51% de los hijos de los trabajadores padezcan de inseguridad alimentaria –la mayor en quince años, inclusive mayor a la de los niveles durante la pandemia– y a que 7 de cada diez trabajadores argentinos no lleguen a fin de mes. A ello se suma la falta de inversión, tanto pública como privada, que dificultan la creación de empleo.
En Argentina hay una desigualdad creciente que también se expresa en la formación de precios. “Hay sectores que fijan precios por encima de la inflación, como medicina, educación y bancos, y otros que deben bajar los precios para poder vender”. El Plan de estabilización con fuerte costo social. Mientras sectores como energía, minería y agro siguen funcionando por tener ventajas competitivas, los que más empleo generan, industria, comercio y construcción están en crisis, de acuerdo con el economista José Simonella. La recuperación económica no se traduce en más empleo ni en inclusión productiva: se crean menos puestos de los que se destruyen, y el tejido empresarial se achica.
El último informe de Industriales Pymes Argentinos (IPA) advierte que el repunte económico es el reflejo más un rebote estadístico que una reactivación real, basado sólo en las finanzas. Para IPA, el segundo semestre podría mostrar una desaceleración, marcada por el ajuste fiscal, la incertidumbre macroeconómica y una creciente heterogeneidad entre sectores.
Por otro lado, Argentina está ahogada financieramente y salvo los créditos que pueda ofrecer el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde Estados Unidos tiene el mayor poder de voto y los que puedan organizarse desde el Banco Mundial o del gobierno estadounidense, los flujos financieros no fluyen salvo para la especulación y el mantenimiento de un tipo de cambio estable del peso en relación con el dólar, que tiene un costo financiero enorme para el país. El gobierno, con el acompañamiento de Estados Unidos, quiere mantener esta ficción hasta las elecciones legislativas de octubre para mantener la gobernabilidad de Milei en el Congreso y así permitir las privatizaciones y acuerdos de suministro de recursos naturales con su aliado estadounidense. Pero el riesgo país de Argentina se acerca a los 800 puntos porque los inversionistas saben que se avecina una crisis de pago de su enorme deuda externa.
En este escenario la imagen del presidente Javier Milei muestra una caída con un 56,8 por ciento de desaprobación de su gestión, según el informe de la consultora Zuban Córdoba realizado esta semana. El antimileismo supera por más de 8 puntos al antikirchnerismo. Es así que algunos medios de prensa, sin mostrar evidencia alguna, empiezan a mencionar la posibilidad de fraude en las elecciones legislativas de medio término de octubre, que definirán la capacidad de gobierno de Milei durante los próximos dos años.
Tal como sus aliados Donald Trump y Jair Bolsonaro que desconocieron los resultados electorales y asaltaron el Capitolio en Washington y los poderes del Estado en Brasilia, en Argentina los medios allegados a Javier Milei están instalando la posibilidad de fraude. El gobierno estadounidense necesita desesperadamente mantener gobiernos como Milei en Argentina, o apostar por Bolsonaro en Brasil para mantener su hegemonía en la región.

“El mundo en foco” es la columna quincenal de Ariela Ruiz Caro para Mira: Feminismos y Democracias. Ariela Ruiz Caro es economista con maestría en procesos de integración económica y consultora internacional en temas de comercio, integración y recursos naturales en la CEPAL, Sistema Económico Latinoamericano (SELA), Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL), entre otros. Ha sido funcionaria de la Comunidad Andina, asesora de la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR y Agregada Económica de la Embajada de Perú en Argentina.