Donald Trump entre la prepotencia y la sinrazón

El mundo en foco | Columna de análisis



El espíritu megalómano y belicista del presidente Donald Trump tanto en el plano político externo como en el interno, se ha puesto en evidencia durante dos eventos importantes. Primero, durante su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas y, el pasado martes 30 de septiembre, durante su intervención en una inédita reunión con cientos de altos mandos militares, entre ellos generales y almirantes desplegados por todo el mundo, a los que convocó de urgencia en la base de Quantico del Cuerpo de Marines, situada en Virginia

En nuestro continente, Trump ha continuado con sus acciones tendientes a derrocar a Maduro en Venezuela y apoyar a los gobiernos alineados con la extrema derecha. Continuó con la escalada de provocaciones en la región del Caribe, en la que el aspirante a Premio Nobel de la Paz ordenó bombardear a una quinta lancha en aguas internacionales del Mar Caribe donde fallecieron sus cuatro ocupantes. Así lo informó el Secretario de Guerra Pete Hegseth, quien dijo que cargaban cocaína, sin mostrar pruebas. En otra acción temeraria, el día anterior el gobierno venezolano detectó cinco aviones de combate cerca de las costas de su país, lo que fue calificado por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, como una vulgaridad, una provocación y una amenaza a la seguridad de nuestra nación”.

Asimismo, a pesar la aparición de un nuevo caso de corrupción vinculado al narcotráfico de un diputado y amigo personal del presidente Javier Milei y candidato en las elecciones de medio término de renovación del Congreso el 26 de octubre, las autoridades estadounidenses han decidido apostar por el triunfo del gobierno de Milei con la oferta de un respaldo de 20 mil millones de dólares. Así, el ministro de Economía, Santiago Caputo viajó de urgencia a Washington el viernes, para reunirse con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, para inventar algún préstamo que salve al gobierno al menos hasta la elección, como analizaremos más adelante. 



En la Asamblea General de la ONU

En su discurso ante este foro planetario Donald Trump dijo que en tan solo ocho meses de su mandato ha convertido a Estados Unidos en un país con la economía, las fronteras, el ejército, las amistades y el espíritu más fuertes de cualquier nación sobre la faz de la tierra. Asimismo, que él ha construido la mayor economía de la historia del mundo y que tiene las cifras más altas de respaldo en las encuestas. Nada más alejado de la realidad, como analizaremos más adelante.

Dijo además que había detenido siete guerras, la mayoría de ellas en su imaginación. Le contó al auditorio que muchos decían que él merecía el Premio Nobel de la Paz, entre ellos su colega israelí. Cuando uno pensaba que ya lo había visto todo, Netanyahu le entregó un documento donde este lo postula como candidato a dicho Premio, tal como se observa en este video .

Después de haber avalado y apoyado el genocidio perpetrado en Gaza por Netanyahu, incluidas las matanzas de los negociadores de Hamás –la última se produjo tras un bombardeo puntual israelí a la sede donde estos se encontraban en Doha, Qatar, en plenas negociaciones– Trump presentó un acuerdo negociado entre ambos mandatarios en una parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sin presencia de palestinos. 

El viernes Hamás respondió que aceptaban negociar bajo ese plan de paz, que incluye la liberación de los rehenes israelíes, pero que había puntos por aclarar. Ese mismo viernes Trump le había dado a Hamás un plazo hasta este domingo a las 18 horas para que aceptaran el plan de paz pues, de lo contrario “se desatará un infierno como nunca antes se ha visto” contra el grupo islamista. 



En la inédita reunión de mandos militares

Lo más novedoso de la política militarista de Estados Unidos se expresó el martes 30 de septiembre. Trump abordó un polémico despliegue de tropas militares en varias ciudades del país toda vez que se había producido una “invasión interior” de extranjeros. Sus comentarios se produjeron tras el anuncio de que se desplegarían tropas en Portland, Oregón, a pesar de que el gobierno del estado ha presentado un recurso legal para impedirlo. Trump habló de “una guerra desde dentro” en referencia a su percepción de los índices de criminalidad en ciudades como San Francisco, Chicago, Nueva York y Los Ángeles, todas con mayoría del Partido Demócrata. Así, culpó a lo que él denominó como “demócratas radicales de izquierda” por convertir a estas ciudades en “lugares muy inseguros”, a pesar de que los índices de criminalidad están a la baja.

Dijo que la invasión interna no es diferente de la de un enemigo extranjero, pero es más difícil en muchos sentidos porque no llevan uniforme. “Al menos cuando llevan uniforme, se les puede eliminar”. Propuso usar esas ciudades como campos de entrenamiento para el ejército y la Guardia Nacional y que pronto irán a Chicago. El general retirado Barry McCaffrey calificó la presentación del presidente como “uno de los acontecimientos más extraños e inquietantes” que ha vivido. El gobernador de Illinois, JB Pritzker, llamó a invocar la 25ª enmienda que aclara que el vicepresidente asume la presidencia si el presidente fallece, dimite o es destituido por un juicio político.

“Aún más preocupante fue el ultimátum del secretario Hegseth a los oficiales superiores de Estados Unidos: conformarse a su visión política del mundo o hacerse a un lado”, manifestó el senador Jack Reed, principal demócrata del Comité de Servicios Armados del Senado el martes en una declaración, compartida con The Hill. Y advirtió: “Esa exigencia es profundamente peligrosa. Señala que la lealtad partidista importa más que la capacidad, el juicio o el servicio a la Constitución, socavando así el principio de un ejército profesional y no partidista”. 



El dilema con Argentina, su incondicional aliado en la región 

La magnitud de la crisis económica argentina y la pérdida de respaldo político del presidente Milei, deben estar haciendo pensar a las autoridades estadounidenses hasta dónde vale la pena hacerse cargo de un barco que parece haber perdido su capacidad de flote. El mismo Trump no está para tirar manteca al techo. Según una encuesta de Gallup, el nivel de aprobación a su gestión cayó de un 47% al inicio de su mandato al 40% al 15 de septiembre, cuando el promedio de respaldo para otros presidentes estadounidenses en el mismo período ha sido del 52%. El gobierno federal se encuentra parcialmente cerrado desde el 1° de octubre luego de que republicanos y demócratas no lograran un acuerdo para aprobar el proyecto de ley de gastos del gobierno de Trump. Se trata del primer cierre federal en casi siete años y podría paralizar temporalmente algunos servicios del gobierno estadounidense. Inclusive, el presidente ha dicho que podrían aprovechar la oportunidad para realizar cierres irreversibles o hacer permanentes los recortes de empleos temporales realizados en esta situación.



¿Está Estados Unidos en condiciones de rescatar a Argentina? 

No parece. Estados Unidos tiene una grave crisis de deuda. La velocidad con la que esta crece y, por lo tanto, los intereses que deben destinarse a pagar su servicio han alcanzado niveles tales, que están afectando la capacidad del gobierno de financiar servicios públicos como la educación, la salud y la infraestructura. Los intereses del servicio de la deuda se han convertido en el segundo rubro más importante del presupuesto de ese país, y están por encima del gasto de defensa. Esto genera una desconfianza creciente en los agentes económicos, en particular de gobiernos extranjeros, muchos de los cuales se están desprendiendo de los títulos emitidos por el Tesoro estadounidense o se resisten a comprarlos. Para hacerlos atractivos, el gobierno estadounidense ofrece mayores tasas de interés, lo que aumenta el costo del financiamiento de la deuda. 

La desconfianza en la economía estadounidense surge también por la pérdida del valor del dólar. Durante el primer semestre de este año tuvo una depreciación del 10.6% con relación a una canasta de monedas de las seis principales economías del mundo. Una magnitud así, en la comparación interanual, no se registraba desde 1973.  

Esta pérdida de valor del dólar, junto a la crisis de endeudamiento y déficit fiscal crónico, que supera el 6% del Producto Interno Bruto (PBI), han dado lugar a una reducción de la participación del dólar (tanto en títulos como en divisas) en las reservas internacionales de los Bancos Centrales a nivel global, que ha pasado del 72% en 2002 al 58.2% del total de reservas de divisas este año. Estas están siendo reemplazadas por otras monedas y activos físicos, en particular el oro, cuya fuerte demanda ha disparado los precios a niveles históricos. Las tres agencias que evalúan el riesgo crediticio de emisores de deuda como gobiernos, empresas y bancos (Moody´s, Fitch y Standard & Poor’s)  han bajado la nota de calificación de la deuda estadounidense. A estos factores se suman la pérdida de dinamismo de la economía estadounidense, que no pudo recuperarse plenamente, desde el estallido de la crisis financiera y económica internacional de 2008. 

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido que los altos déficits y la deuda crean un riesgo creciente para la economía estadounidense y mundial, alimentando potencialmente mayores costos de financiamiento fiscal y un riesgo creciente para la renovación fluida de las obligaciones que vencen. El propio presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, dijo en julio del año pasado que las finanzas públicas de su país son “insostenibles”. 

La situación se ve agravada luego de la aprobación, en julio, de la ley presupuestaria impulsada por el presidente Trump, denominada One Big Beautiful Bill Act que significará un aumento de 3.3 billones de dólares de la deuda pública en los próximos 10 años. Su aprobación recibió duras críticas de Elon Musk, quien se desempeñó como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). No solo lo calificó de ser demasiado costoso sino de “repugnante abominación” y señaló que el Congreso estaba “llevando a Estados Unidos a la bancarrota” 



¿Se animará a venir a ir a la Argentina?

Difícilmente el Embajador de Estados Unidos en Argentina, Peter Lamelas, designado oficialmente el 18 de septiembre, haya imaginado la complejidad de cumplir con los objetivos que presentó ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, para la aprobación de su cargo, en julio pasado. Cuando Trump lo designó, solo se conocía la escandalosa estafa a 40 mil inversores argentinos y estadounidenses por la criptomoneda ($Libra) promovida por Javier Milei, que provocó pérdidas millonarias a inversores. Milei y su hermana Karina, enfrentan una investigación en el Congreso argentino y en la Oficina Anticorrupción, así como en el Departamento de Justicia de Estados Unidos y de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI).

Protestas contra el gobierno de Milei, agosto de 2025. Perfil.

En ese momento la crisis económica argentina todavía se estaba incubando y no habían sido divulgados los videos en los que se escucha a Diego Spagnuolo, entonces director de la Agencia Nacional de Discapacidad contarle a un personaje, aún no identificado, sobre un esquema de sobornos en la compra estatal de medicamentos por parte de esa entidad, en el que participaría la hermana presidencial. Tampoco la ciudadanía sabía de los vínculos de José Luis Espert, diputado y amigo personal del presidente, con Federico Machado, narcotraficante preso en Argentina y requerido por la justicia de Estados Unidos. 

La presentación de Lamelas en el Senado mostró con diáfana claridad los objetivos de la política exterior de Estados Unidos en el país. Dijo que Trump le había pedido “trabajar con su amigo Javier para construir una grandeza sin precedentes”. En este marco, dijo que “Milei es vital para la estabilidad regional” por lo que EEUU debe seguir apoyando su presidencia durante las elecciones intermedias del próximo 26 de octubre, así como las elecciones presidenciales de 2027. Prometió una alianza estratégica “sin precedentes” entre Buenos Aires y Washington” y elogió a Javier Milei  como un “actor clave en la región”. Asimismo, aseguró que, desde Buenos Aires, trabajaría para que la relación entre Argentina y Estados Unidos “sea un ejemplo brillante para el resto de América Latina”.

Como si fuera un funcionario del gobierno argentino, Lamelas dijo que recorrería las 23 provincias del país para hablar con los gobernadores para “vigilar que no hagan acuerdos con los chinos y se aseguraría de que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner reciba la justicia que bien merece”.  

Las autoridades estadounidenses enfrentan un serio dilema. Argentina es un país clave para dividir a la región, estacionar bases militares e imponer su política exterior. Pero el  programa económico argentino ha fracasado y enfrenta graves casos de corrupción. Si Milei recibe otra paliza electoral en las elecciones legislativas nacionales de medio término, no podrá entregarles el país en bandeja. 

Por lo tanto, es probable que las autoridades estadounidenses se limiten a hacer ofrecimientos y anuncios y que no suelten dinero hasta después de las elecciones. La sociedad argentina ha despertado y enfrenta una crisis moral, política y económica de consecuencias imprevisibles. Sin el apoyo del Congreso y de la calle, Estados Unidos podría perder a su más importante aliado en la región.


“El mundo en foco” es la columna de análisis de Ariela Ruiz Caro para Mira: Feminismos y Democracias. Ariela Ruiz Caro es economista con maestría en procesos de integración económica y consultora internacional en temas de comercio, integración y recursos naturales en la CEPAL, Sistema Económico Latinoamericano (SELA), Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL), entre otros. Ha sido funcionaria de la Comunidad Andina, asesora de la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR y Agregada Económica de la Embajada de Perú en Argentina.

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