Una Segunda Oportunidad para un Tratado de Armas

La reunión de la ONU del pasado julio para crear un Tratado de Tráfico de Armas Global (ATT) terminó en una desilusión cuando los Estados Unidos se retiraron a último momento, declarando qe el tratado necesitaba “más estudio”.

Aunque imperfecta, la versión del tratado que estaba siendo considerado el verano pasado hubiera marcado un importante paso adelante en los esfuerzos para limitar la insensata violencia en una escala internacional. La negativa de EE.UU. a apoyar el tratado fue conducida en parte por desacuerdos de política y en parte por temor a la Asociación Nacional del Rifle, que amenazó con hacer un tema del tratado durante un año presidencial.

Cualquiera sea la razón, un ATT sin apoyo de EE.UU. sería de valor limitado. Como la mayor nación del mundo exportadora de armas –controlando un asombroso 75% del comercio global en el último año para el que hay estadísticas disponibles- los EE.UU. es central para cualquier acuerdo global para disminuir el comercio de armas.

El objetivo del ATT es dificultar a los abusadores de derechos humanos y naciones agresoras a poner sus manos en armas mortales, desde rifles AK-47 hasta aviones de combate F-16.  Pero los artículos más importantes a ser controlados son las armas pequeñas y livianas que son las armas elegidas en la vasta mayoría de los conflictos mundiales.

Control de Armas es una red global de varias organizaciones que ha estado presionando por un ATT fuerte y aplicable. Ellos describen al criterio básico en que debería basarse un tratado de la siguiente manera:

“Nada de transferencia de armas cuando hay un riesgo sustancial que puede ser usado para servir a violaciones de derechos humanos internacionales o leyes internacionales o que pueden impedir  la reducción de la pobreza.  Los gobiernos deberían autorizar cada transferencia de armas que ingrese o salga de su territorio, basándose en estos criterios.”

Las apuestas en el debate sobre si crear un ATT fuerte no podrían ser más altas.  Como ha notado la Campaña de Control de Armas, cada minuto alguien en algún lado del mundo muere de violencia armada y durante ese mismo momento se están creando 15 nuevas armas.

La Administración Obama tiene una segunda oportunidad para apoyr un fuerte tratado cuando los estados miembros de la UN se reúnan para martillar en los detalles de un ATT. Mucho ha cambiado desde julio pasado, más notablemente el esfuerzo de la administración para control de armas de fuego domésticas como consecuencia de la masacre de diciembre del 2012 de los estudiantes de la escuela elemental en Newton, Connecticut.

Aunque el ATT no tiene un peso directo sobre las políticas de control interno de armas de fuego en los estados miembros de la Unión, sería hipócrita para los EE.UU. apoyar límites en el tráfico de armas de fuego dentro de sus fronteras mientras fallara en apoyar un tratado que recortara ese peligroso comercio en una escala global.

Una segunda diferencia es que en su segundo período, la Administración Obama tiene más espacio de maniobra política en ignorar a la Asociación Nacional de Rifle que ha jugado un papel negativo en discusiones globales sobre cómo frenar o restringir el comercio de armas desde que el tema cayó por primera vez a la agenda de la ONU a fines de la década de 1990 y principios del 2000.

Si el tratado avanza y la administración necesita buscar la ratificación del Senado de EE.UU., ésta sería una lucha más dura. Pero no hay necesidad para la administración usar esto como excusa para retirar su apoyo a un ATT fuerte en la reunión de la UN de este mes.

La Administración Obama puede tomar pasos concretos para apoyar la creación del ATT más fuerte posible.  Esto incluiría la prohibición de armas que pueden ser usadas para cometer atrocidades, se puede o no probar que este resultado final era intención de la nación proveedora, ajustando las normas que usarían los estados miembros al asesorar si una transferencia dada viola las previsiones sobre derechos humanos internacionales, e incluyendo una prohibición sobre transferencias de municiones a abusadores de los derechos humanos y naciones agresoras.

La prohibición de municiones es particularmente crucial, ya que llega al corazón de lo que significa mantener los medios de violencia fuera del alcance de receptores que podrían usarlas para violar la ley internacional.

Hasta ahora los EE.UU. se han opuesto a prohibir las municiones basándose en que sería demasiado difícil de hacer cumplir. La respuesta a esta preocupación sería trabajar con otros países para producir un mecanismo que, aún siendo imperfecto reduciría el flujo de municiones a destinos que de otra forma tienen prohibido recibir armamentos bajo los términos del tratado.  Los EE.UU. ya requieren licencia para exportar municiones, así que podría jugar un rol positivo en la creación de un enfoque que puede trabajar en escala internacional.

La administración Obama tiene una segunda oportunidad de hacer lo correcto y hacer historia apoyando un ATT fuerte. Dado lo que está en juego, no puede permitirse no hacerlo.

William D. Hartung es el Director del Proyecto de Armas y Seguridad del Centro para Política Internacional y es columnista de CIPAmericas Program www.americas.org

Traducción: María Luisa Etchart

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