En noviembre de 2011, seis meses antes de los Estados Unidos le diera a Colombia un certificado de buena salud y permitiera que el Tratado de Libre Comercio tomara efecto entre ambas naciones, paramilitares invadieron la casa de Juan Carlos Galvis en Barrancabermeja. Dos invasores vestidos de negro celebraron una pistola a la cabeza de la hija de Galvis y le dijo a su madre que iba a matarla. Otro niño fue atado y amordazado.
Por décadas in muchas partes de México, las grandes corporaciones–la mayoría de dueños extranjeros asociados con mexicanos acaudalados–han desarrollado enormes proyectos en áreas rurales. Llamados mega-proyectos, para extraer los recursos minerales y otros recursos naturales…
Los migrantes que abandonan el Valle de Perote engrosan una enorme oleada de migración desde Veracruz que data de comienzos de la década de 1990 –el inicio de la era del TLCAN. El Tratado de Libre Comercio para América del Norte entró en vigor el primero de enero de 1994, mismo año en que llegaron las granjas porcícolas, y dos años después de que Smithfield construyó el mayor matadero de cerdos del mundo en Tar Heel, Carolina del Norte en Estados Unidos.
[imagebrowser id=4] En esta galería fotográfica del Programa de las Américas, el reconocido fotoperiodista David Bacon nos presenta una mirada intima a algunos de los campamentos de «Ocupas» en la Costa Oeste de los EE.UU.,…
Las crisis económicas en México provocadas por el TLCAN y otras reformas económicas están actualmente desterrando y desplazando a estos mexicanos en las áreas rurales más remotas del país, en las que las personas aún hablan lenguas que ya eran antiguas cuando Colón llegó de España. Mientras que hace 20 y 30 años, los trabajadores agrícolas que laboraban en los campos de cultivo de California venían de otras partes del oriente de México, actualmente, los migrantes llegan cada vez más de comunidades indígenas.
En los últimos 25 años, los programas de trabajadores huésped se han convertido crecientemente en un vehículo para canalizar esta migración. Un alto número de trabajadores huésped es reclutado cada año para trabajar en Estados Unidos, procedentes de México, Centroamérica y el Caribe, bajo los programas H1-B, H2-A y H2B. Los reclutadores prometen altos sueldos y cobran miles de dólares por las visas, cuotas y transporte. Al momento de salir de sus casas, las deudas de los trabajadores huésped resultan aplastantes.
Antes de la Guerra Fría, la defensa de los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos, especialmente de los procedentes de México, Centro América y Asia, fue puesta en marcha mayormente por las comunidades trabajadoras de migrantes, y las alianzas que construyeron con el ala izquierda del movimiento laboral en Estados Unidos. En el momento en el que la izquierda comenzó a ser atacada y fue parcialmente destruida durante la Guerra Fría, las líderes por los derechos de los migrantes también fueron blanco de ataque para la deportación. Como en ningún otro momento de su historia, la política migratoria de Estados Unidos se convirtió más claramente en un esquema de suministro de mano de obra barata.
En esta ofensiva por mayores utilidades, las corporaciones cuentan con las leyes de inmigración estadounidenses. Aunque los medios de comunicación presenten siempre estas leyes como un instrumento para controlar las fronteras y evitar su cruce por cualquier gente, siempre han servido una función mucho más importante: Durante los últimos cien años, estas leyes han sido el medio para regular la oferta, y por ende el precio, de la mano de obra inmigrante.
Organizar a trabajadores inmigrantes no se trata de apiadarse de los oprimidos. Exige de nosotros comprender qué es necesario para la supervivencia de nuestras comunidades, de nuestro movimiento laboral. Si queremos estructurar poder político, debemos incorporar a los trabajadores migrantes, luchar por sus derechos y empleos, y crear un movimiento por la justicia social que nos pertenezca a todos, documentados e indocumentados por igual.